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Luis Carrasquilla Canto, 63 años de su asesinato, aún se recuerda

Las Minas, un pintoresco pueblo de Herrera, con montañas enclavadas en la reserva forestal El Montuoso, donde nace el río La Villa. Los habitantes se dedican a la ganadería, la agricultura en pequeña escala y trabajos menores. En ese distrito nace un 28 de diciembre de 1906, Luis Carrasquilla Canto, un hombre humilde, sin mayores riquezas materiales, solo con lo necesario para vivir con su familia en concordancia con su sentido común y ambiente, optó por seguir el camino de la dignidad, sin vuelta atrás, que de lo contrario nada físicamente le hubiera ocurrido, pero teniendo que vivir con el estigma de la humillación, el desprecio y odio, por un asesino, a mansalva, que infundía miedo y temor a muchos de los que lo rodeaban y que preferían mejor rendirle pleitesía y vivir genuflexos ante su prepotencia y megalomanía. Fue un hombre de carácter y disciplinado, lo cual era propio de personas como Don Luis, que se levantan bajo la protección de Dios, nunca pensó que su final fuera por una muerte violenta y a traición por un asesino que no podía soportar su presencia por su gran valentía y poder de decisión, tal como lo demostró en vida en muchas ocasiones.

Luis Carrasquilla Canto, se dedicó al comercio en su pueblo natal, contrae matrimonio el 25 de abril de 1943 con Emérita Ramos, también de Las Minas, tuvo ocho hijos; se establecieron en La Cabuya, lugarcito a 2.5 kilómetros del pueblo. Era una persona con sólidos principios cristianos, ciudadano ejemplar, honesto, es decir era un hombre de temple, con disciplina y valores morales. En su pequeña finquita, se registraban frutales y animales de corral, gallinas, patos, puercos, artículos para solventar cuando las circunstancias así lo ameritaban.

Para don Luis, el concepto de la educación de sus ocho hijos, era responsabilidad inalienable e importante, quien les manifestaba a cada rato “estudien hijos para que salgan de la pobreza y nadie abuse de ustedes y para que sean alguien en la sociedad en un futuro no lejano”. La obediencia hizo que los hijos cumplieran el mandato de su padre y los mismos lograron hacerse buenos profesionales en diferentes disciplinas del saber.

No obstante, la felicidad, tranquilidad y goce de Don Luis, se estaban viendo afectados por el enfrentamiento a la adversidad causada por un gamonal de pueblo, quien comenzó a hacerse famoso por sus acciones delictivas desde la década de 1950, cuyas denuncias se hacían en los juzgados y Tribunales de Justicia, pero todo quedaba engavetado por el padrinazgo y compadrazgo que tenía con las autoridades de turno de la época.

Don Luis, secretario del Alcalde de Las Minas, en la tarde del 10 de septiembre de 1961, se dirigía a su casa con uno de sus hijos, acompañados de un policía, por la vía principal del poblado, como siempre lo hacía y pasando frente a la cantina “El Colmo” propiedad del gamonal, donde se encontraba sentado de manera sospechosa, al ver a Luis Carrasquilla, este se levanta y diciéndole “hijueputa, así era como te quería coger”, le hizo dos disparos, a lo que Don Luis en una reacción rápida, desenfundó su revólver, respondiéndole igualmente, lo cual hizo que el susodicho saliera huyendo por el patio de su cantina. Esta acción maléfica fue denunciada por el afectado ante las autoridades judiciales de la época, pero la justicia siempre estuvo ausente, se hizo de la vista gorda como en otros casos en que el gamonal estaba involucrado. Estos incidentes, llevaron a Don Luis, a tener mucho más cuidado, y cuidarse de un delincuente que también estuvo involucrado por la muerte de un ciudadano en la región.

Con premeditación, alevosía y ventaja, la tarde del 13 de febrero de 1962 fue asesinado Luis Carrasquilla Canto, cuando se dirigía a su casa acompañado por uno de sus hijos de siete años, después de haber cumplido con sus labores de secretario del alcalde. El asesino escondido entre la maleza le disparó a mansalva con una escopeta por el lado izquierdo de su cuerpo. El forense le contó 53 perforaciones hechas con perdigones proyectados con el arma de grueso calibre para este fin. La víctima quedó tendida en pleno suelo, muriendo instantáneamente. La familia Cedeño Carrasquilla siempre señaló como responsable de la muerte violenta de Luis Carrasquilla Canto al gamonal de pueblo. Se eliminó vilmente a un hombre, solo por no estar de acuerdo con un individuo que para él resultaba un estorbo a su vida de fechorías y deseos de venganza. Para los Carrasquilla Ramos, fue un final muy doloroso por la perversidad de un delincuente y sus fechorías. Los hijos de Luis Carrasquilla Canto, lograron superar las adversidades que la vida les puso en el camino. Hoy día son buenos profesionales al servicio de Dios y la Patria. Por este asesinato nunca ha habido ninguna clase de justicia.

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