• 01/12/2022 00:00

El Maestro, esparciendo torrentes de luz

“Se reconoce la labor del maestro, por su sacrificio de mejorar su entorno, ha pasado por muchas vicisitudes, carestías, falta de vías de comunicación hacia las áreas rurales, [...]”

Gracias al Maestro, la comunidad panameña ha recibido grandes transformaciones, sociales y educativas, desde el inicio de la República, cuando el alto índice de analfabetismo oscilaba en el 96.5 %. El maestro va poniendo la luz de la vida en el alma de la juventud; laborado en las montañas y áreas rurales de nuestro país; siempre ha merecido un reconocimiento por su tenaz y perseverante esfuerzo de enseñar, orientar, facilitar a la niñez ávida de aprendizaje y conocimientos. Cuántos maestros han perdido la vida en el cumplimiento de su deber; cruzando ríos, montañas, mares, por accidentes automovilísticos, naufragios dolorosos y hasta por defender a sus alumnos. El maestro siempre ha sido un héroe, se ha sacrificado dando lo mejor de sí, para beneficio de la niñez y juventud que ha pasado por sus manos.

Se reconoce la labor del maestro, por su sacrificio de mejorar su entorno, ha pasado por muchas vicisitudes, carestías, falta de vías de comunicación hacia las áreas rurales, casi que lo hacían a pie, a caballo, en cayucos o en avioneta, cuando era para el norte de Santa Fe u otras regiones de nuestro istmo. No existían escuelas modernas, solo casas rancho, de pencas, pajas, piso de tierra, la guaricha; pero el deseo de enseñar era la clave del maestro, porque él era, el rezador, el enfermero, el guía espiritual, el partero o partera, era el nervio y motor de las comunidades rurales.

Juan Ramón Herrera, dirigente magisterial, señala que: nace el movimiento popular en la década de 1960, en 1965, se da la lucha magisterial, denominada el Triángulo de la 26, hubo enfrentamientos con la Policía Nacional, en los docentes fue generando las inquietudes por organizar una institución que defendiera los intereses de los educadores.

La Asociación de Educadores nace el 7 de septiembre de 1971, pero tiene su antecedente histórico en las reivindicaciones del magisterio panameño. Para aquel entonces, se dio una tragedia que incidió en el maestro rural. El 20 de agosto de 1971, en el lugar conocido como La Barra de Pajarón, sur de Veraguas, ocurrió un naufragio, donde se ven involucrados maestros, padres de familia y estudiantes del sector. Salían de una jornada de capacitación, hacia sus hogares de vacaciones de medio año. En el naufragio mueren los maestros Filiberto Franco, Rodolfo Reyes, Enrique Urdaneta y la niña de 11 años, Xiomara Serrano.

Se construye, la Casa del Educador a finales de la década de 1970 y 1980. AEVE se convierte en el brazo de lucha de los maestros en la provincia. Para esa época existían muchos agiotistas que se aprovechaban de la situación, este mal fue uno de los elementos que más golpeó al maestro.

La Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, inaugurada el 5 de junio de 1938, inicia un alegre despertar en la educación, las escuelas rurales en paupérrimas condiciones, los caminos de producción intransitables, la escasez de agua potable, la alta incidencia de enfermedades que diezmaban a la niñez y juventud y desnutrición, entre otros factores, provocaron en el maestro organizarse y reivindicar la profesión, nace entonces la Asociación de Educadores Veragüenses, convirtiéndose así en el brazo gremial y político, como institución que defendiera los intereses del docente, igual la creación de la Cooperativa El Educador Veragüense (Coopeve).

En aquellos momentos, que van surgiendo estos movimientos, según Herrera, se da también una lucha ideológica, donde se involucra la iglesia con el Plan Veraguas, dirigido por monseñor Marcos Gregorio McGrath, quien se interesa por organizar las cooperativas, por un lado, por otro los asentamientos y ligas campesinas que estaban impulsados por el Partido Comunista de Panamá.

Veraguas fue caldo de cultivo para las luchas ideológicas, entre los capitalistas liderizados por el Plan Santa Fe 1 y 2. La Iglesia cooperó en temas económicos, que fue el nacimiento del cooperativismo. Así, la Cooperativa Juan XXIII, Radio Veraguas, Cepas y otros proyectos fueron frutos del Plan Veraguas puesto en ejecución. Varios proyectos eran liderizados por educadores, como el docente Eduardo “Nito” Sánchez, y el maestro Rafael Serrano, quien se destacó en la promoción de las cooperativas. El movimiento popular y estudiantil va en avanzada bajo el liderazgo de Polidoro Pinzón, la lucha era formar líderes sociales.

La Escuela Normal, su creación y establecimiento, fue prioridad para las organizaciones sociales de aquellos que no podían acceder a estudios secundarios en otras disciplinas y fundamental para generar un núcleo de dirigentes que pusieran en perspectivas la crítica al Estado existente y su visión de otro Panamá. Esto genera en Veraguas una nueva dinámica, que va en ascenso y permite hoy que sea una provincia con mayor cantidad de educadores y movimiento económico. La Normal cambió para siempre la estructura de la provincia de Veraguas.

Docente, periodista, gestor cultural.
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