El índice de Confianza del Consumidor Panameño (ICCP) se situó en 70 puntos en junio pasado, con una caída de 22 unidades respecto a enero de este año,...
- 02/02/2015 01:00
La mafia que no respetó nada ni a nadie
Las cosas que están saliendo a la luz sobre la forma como miembros de la pasada administración, encabezada por el expresidente Ricardo Martinelli, se organizaron creando una gran red (que incluía la manipulación del poder judicial y el Ministerio Público), para hacerse con los recursos de todos los panameños y enriquecerse sin tomar en cuenta el empobrecimiento del pueblo que los eligió.
Hay un refrán que reza ‘el que busca, encuentra’, pero aquí no ha hecho falta buscar tanto, solo se ha levantado la tapa de una alcantarilla y se han desbordado las aguas negras, llegando a todos los rincones del sistema estatal y también privado. Empresas brujas y empresarios cercanos se aprovecharon del festín llamado Martinelli.
Pero quedarse con la plata de los panameños no les bastó, hubo empresarios que, bajo amenazas y chantajes, le entregaron al capo parte de sus empresas y fortunas; además persiguieron empresarios honestos que no se sometieron a sus exigencias y coimas, para quitarles de manera ilegal sus negocios, inversiones y propiedades. Este fue el caso de Jean Figali con aquel ‘show’ del mazo, quien vio ahora la oportunidad para reclamar justicia, antes tantos abusos.
Me senté detenidamente a escuchar y leer las revelaciones impactantes del empresario Figali y lo expresado me hace preguntarme ¿quiénes nos gobernaban? ‘Martinelli intentó eliminarme para quedarse con mi inversión, con la herencia de mis hijos’, expreso en un medio televisivo.
Un hombre que desde que llegó al país y, si mi memoria no me falla, se dedicó a trabajar en su almacén Figali, generando miles de oportunidades de empleos para los panameños; impulsaba actividades sociales; con sus relaciones internacionales, logró para Panamá el concurso Miss Universo y con su visión invirtió en un área que nadie creía en uno de los primeros proyectos turísticos y de desarrollo económico del país, hoy narra cómo Martinelli y el exministro Alberto Vallarino hicieron todo lo posible para despojarlo de sus empresas y bienes.
Figali señaló: ‘Estuve a punto de morir en la cárcel. Él me mandó secuestrar, me acusaron de blanqueo de capitales y en la cárcel estuve a punto de perder la vida, sin que ningún juez ni oficial de policía me ayudara. Si no fuera por los médicos del Hospital Nacional, hoy estuviera muerto. En la cárcel y en el hospital me obligaron a firmar papeles para deshacerme de mi inversión. Si no firmaba, me mataban. Yo quería mi libertad. No podía seguir así, viendo a mi hijo de cuatro años sufrir cuando iba a verme’, dijo a un periodista del diario La Estrella de Panamá.
Estoy seguro de que Figali no fue el único empresario perseguido por la era Martinelli y su banda de maleantes, en el camino veremos otros casos, pero sin duda difícilmente escucharemos de hechos tan violentos e ilegales que se impusieron a este empresario a punta de mazo, un mensaje de intimidación que impondría el exmandatario desde el primer día a quienes se le resistieran.
Pero Dios no tendrá por inocente al culpable, lo dice la Biblia y hasta ahora todas sus palabras se han cumplido. ‘El que le roba al pueblo, le roba a Dios’ y ahora es tiempo de que todo lo robado sea devuelto, no por la fuerza, sino por la justicia que supuestamente debe ser el resultado que se busca al aplicar el Derecho.
PERIODISTA