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- 12/06/2017 02:03
El manual de las mentiras
En el extraordinario libro de Yuval Noah Harari, Sapiens: A brief history of humankind , una de sus tesis fundamentales señala que el ‘Homo Sapiens gobierna el mundo, porque somos el único animal que puede cooperar flexiblemente en gran número. Podemos crear redes de cooperación de masas, en las que miles y millones de perfectos extraños trabajan juntos hacia objetivos comunes'. Ese planteamiento, en términos generales, ha logrado que superemos las amenazas del entorno difícil y tenaz; construir lugares en donde, con las desventajas que conocemos, vivimos y tratamos de continuar el paso por el tiempo.
Esa tesis se sostiene sobre otra más provocadora acerca el desarrollo de nuestra especie por encima de otros seres vivientes que han evolucionado a través del tiempo. Dice Harari que ‘El Homo Sapiens gobierna el mundo porque es el único animal que puede creer en cosas que existen puramente en su propia imaginación…'. Comparto plenamente esa propuesta si, por ejemplo, entendemos que geográficamente los límites territoriales en realidad no existen.
Una culebra que cruza la frontera entre Darién y Colombia no tiene idea de que ha pasado de ‘un país a otro'. Esos límites son una creación imaginaria sin ningún fundamento en la realidad. Esto es igual para otros temas, como la religión, por ejemplo.
Esa propuesta (el de las redes de cooperación de masas, de miles y millones de perfectos extraños que trabajan juntos hacia objetivos comunes) a lo largo del desarrollo de la humanidad no podría ser posible sin algún tipo de proceso masivo de comunicación, con el fin de dar a conocer los objetivos y las metas desde la perspectiva de los líderes que motivaban a sus seguidores basado en designios divinos o mediante amenazas o latigazos. Pero... de que se comunicaba, se comunicaba. Le doy el beneficio de la duda a los que en siglos pasados comunicaban desde el marco de sus creencias esotéricas o sus supuestos poderes superiores. Una cosa es creer lo que se piensa y otra cosa es estar conscientes y saber que está uno engañando, ‘bullshiteando', como decimos aquí.
En las últimas décadas, más que en otras épocas del desarrollo humano, se tiene una conciencia clara sobre el poder de la comunicación y sus efectos en la manipulación de la realidad. Y entonces llegaron los ‘genios y gurús' vendiéndose como ‘expertos en comunicación'.
Al principio concordaba en que toda organización requiere de especialistas que tuvieran las experticias necesarias para llevar una idea, un mensaje, de su lugar de origen a sus destinatarios con la fidelidad necesaria para que esos grupos de interés pudieran asumir cada uno el papel que les correspondía en el esfuerzo de seguir construyendo una mejor sociedad. Un mejor conjunto humano. Pero ya no. Esos ‘especialistas' se han corrompido.
En el estado de Montana, el mes pasado, la noche anterior a la elección de Greg Gianforte para ocupar un puesto vacante en el Congreso de los Estados Unidos, Gianforte golpeó al reportero de The Gardian, Ben Jacobs, quien intentó hacerle preguntas sobre el proyecto de ley de salud. A pesar de que hubo varios testigos, el portavoz de Gianforte, presto y dispuesto a defender lo indefendible, culpó a Jacobs por el incidente, llamándolo un ‘periodista liberal' que ‘agresivamente empujó una grabadora en el rostro de Gianforte para hacerle preguntas'.
La semana pasada Gianforte acordó donar 50 000 dólares al Comité para la Protección de los Periodistas y presentó una disculpa formal a Jacobs y a la comunidad como parte de un acuerdo legal. Este caso tal vez no es conocido por el público en general, pero los voceros del presidente Donald Trump, liderados por él, utilizan el mismo manual de comunicación y en el proceso han inventado otros subterfugios para desvirtuar la verdad por más evidente que sea... y ante el asombro de todos.
Aquí en el patio, el manual ha sido traducido y está en uso continuo: sembrar en las mentes, escenarios fabricados, a pesar de la realidad. Si este es un momento crucial para el homo sapiens moderno, la capacidad que tienen las autoridades del Estado y el Gobierno para acomodar la verdad, se sustenta sobre una comprensión equivocada del papel de la comunicación para el positivo y saludable desarrollo de la humanidad; desafortunadamente promovida por comunicadores, los mismos que deben defender la pureza y honradez de ese proceso.
COMUNICADOR SOCIAL.