Representantes de las diferentes actividades económicas del país alertaron sobre las consecuencias que se avecinan si los cierres continúan. Hicieron un...
- 13/04/2013 02:00
Mario Vargas Llosa
J amás cometería la osadía de ponderar el valor literario de este hermano peruano-español. Me identifiqué con alegría cuando como latino al Sr. Vargas Llosa se le otorgó el Premio Nobel de Literatura. Soy frecuente lector de su columna en un destacado periódico de España. La última que pude leer es la ‘La Muerte del Caudillo’, donde expone con su acostumbrada riqueza de palabras su opinión sobre el caudillismo en América latina con especial énfasis en el expresidente fallecido Hugo Chávez.
Como todo dirigente, dictador, populista, caudillista o revolucionario, Chávez genera diferentes pasiones. Unas reconociéndole méritos que lindan con la santidad versus otros satanizándolo en su máxima expresión.
No conozco a fondo la realidad de la hermana República de Venezuela durante la presidencia del hoy fallecido latinoamericano. Solo lo que los medios informaban. Siempre teniendo claro que su proyección mediática iba a depender de la política de los dueños de esos medios.
En mis lecturas de hace más de treinta años, interesado en los conceptos de la social democracia y la democracia cristiana, llegué a conocer algo sobre el desenvolvimiento del bipartidismo ADECO-COPEI en la tierra de Bolívar.
En el devenir nos enteramos de sus aciertos y desaciertos, sobre todo en un país con ese gran tesoro del oro negro, cada día más valioso como fuente de riqueza nacional. Era contradictorio tanta riqueza y tanta pobreza. Reiterados escándalos de corrupción gubernamental se dieron en ambos partidos. Recuerdo aún que uno de esos caso llevó a un exmandatario al suicidio.
En un escenario así, como ocurre en nuestro países de América donde la distribución de la riqueza sigue siendo injusta, no era de asombrarse que un personaje como Hugo Chávez representara una nueva esperanza. Y de no fortalecerse las democracias seguirán estas elecciones de ‘meteoros políticos’ con vestido de civil o de uniforme militar. En Italia recientemente un comediante dio sorpresas.
¿Llenó o no las expectativas de los que ‘no tenían voces’?; ¿justificarán con sólidos argumentos sus adversarios el descalabro que señalan existen en ese país? El tiempo y la historia objetiva lo dirán.
Llama la atención que sus ascensos luego del fallido golpe de Estado a un expresidente ya fallecido, percibido como corrupto, fueron vía elecciones. Siempre gobiernos de derecha o de izquierda o de centro tendrán a su favor el poder gubernamental como herramienta para profundizar la democracia o solo para perpetuarse.
El marqués Vargas Llosa, en ese artículo hace una crítica apasionada sobre Chávez. No es para mí del todo sorpresa, pues leyendo su particular biografía queda clara su adhesión a las políticas ‘liberales’, luego de transcurrir por aparentes senderos de la izquierda. No es el primero que en el tiempo, puede, con derecho, transformar su forma de pensar la política.
Don Vargas Llosa es un defensor de la democracia. Sin embargo, luego de la lectura del artículo me hacia la pregunta ¿cuál es el modelo de democracia que realmente defiende el gran literato?
Respetando su posición me impresiona que son las seudodemocracias que pululan en América las que más defiende. Esas donde todo se reduce a unas elecciones que solo se enmarcan dentro de la representatividad y dejan a la verdadera participación ciudadana depositadas en un rincón del olvido que es recordado cada periodo electoral.
—’Luego que me elegiste, me olvido de ti salvo que te entrego ‘obras’ y ‘limosnas‘ como un gran favor a tu voto, sin consultarte a menudo las decisiones trascendentales. Con tus impuestos acrecento mi riqueza, de mi familia y la de mis amigos. A ti, pueblo, algo de caridad gubernamental’— ‘Vendo el país a los mejores postores, sin importarme el trato humillante que le dan a esas mayorías que me eligieron’ —parece que exclamarán gozosos, post-elecciones.
Esas seudodemocracias donde el presidencialismo no es diferencia de lo monárquico, de oligocracia, plutocracia o de las nuevas IFIS-cracias, asesoradas por las cada día más recordadas ‘empresas calificadoras’ (¿?).
El gran problema y tragedia de nuestra América es que realmente no han existido gobiernos con un alto compromiso por una verdadera democracia (desde nuestras independencias tuteladas o no por fuerzas extraterritoriales). Real democracia en donde todos los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial sean herramientas para el desarrollo de sus pueblos y no de las siempre minorías privilegiadas. La democracia directa, representativa y participativa.
Respeto a don Vargas Llosa es su opinión, pero esta vez debo reconocer que esperaba un artículo más crítico sobre la pobreza democrática existente en la mayoría de los países de América. La corrupción y desviacionismos ideológicos también se desarrollan en las seudodemocracias. España, país que acogió al literato, es un actual escenario de los fracasados seudodemócratas, que con excepciones, han sido infestados por la demagogia y la corrupción. Uno más de las malos ejemplo de múltiples naciones.
Soy partidario de la socialdemocracia, pero al estilo de la practicada en algunos países europeos, donde el Estado de bienestar prevalece, al igual que la transparencia y valores éticos-morales de sus gobernantes. No gobiernos seudo-socialdemócratas, socialcristianos, liberales o sin ideologías, que han decretado la muerte prematura de sus habitantes con una palabra antifaz denominada ‘austeridad’ (léase ajustes estructurales). Donde los verdugos y culpables de tal ascendente crisis siguen con cinismo manejando las guillotinas contra sus ciudadanos.
Ojalá el caudillismo, las dictaduras de cualquier signo ideológico, los mesías políticos, etc., sean parte de los cementerios de la historia latinoamericana. Solo las verdaderas democracias evitarán ello.
La partida de Hugo Chávez concentró en su entierro numerosas representaciones de gobiernos de diferentes espectros ideológicos. ¿Se hacia honor a un expresidente o eran solo los intereses petroleros que los aglutinaban? Espero sea lo primero. Pues, si era lo segundo... otra falsedad.
MÉDICO INTERNISTA.