• 20/04/2022 00:00

¿Martinelli 2024?

“Tocará a los panameños determinar qué será lo mejor para 2024. ¿Martinelli, Gaby Carrizo o una tercera vía?”

Durante el Gobierno de Ricardo Martinelli, trabajé como embajador de Panamá ante la OEA. No me arrepiento. Más que servir a una persona, trabajé por mi país. Por seguir mis creencias sobre la democracia y el respeto a los derechos humanos, me destituyó por defender mis principios y creencias democráticas, cuando advertí en la OEA lo que le venía encima a Venezuela con la violación de derechos humanos y la ruina política, social y económica del régimen chavista. Si en algo estuve equivocado, fue en pensar que esos principios y valores eran compartidos por quienes gobernaban Panamá.

Apoyé a Martinelli en la campaña de 2009. La opción del PRD representaba al chavismo en Panamá. Como el 60 % que votó por él, creí en su discurso de honestidad y acabar con los que “entraban limpios y salían millonarios”. Sus desaciertos y arbitrariedades y de ministros, funcionarios, familiares y allegados involucrados en actos de corrupción dañaron ese Gobierno, que terminó con más millonarios que en el Gobierno anterior. Salí con la frente en alto, sin cuestionamiento alguno.

Martinelli quiere volver. Su discurso de “robó, pero hizo”, totalmente reprochable, al tenor de los sondeos anunciados, pareciera calar. Las encuestas daban ganador a Rubén Blades o a Chinchorro Carles en 1994, pero triunfó Ernesto Pérez Balladares. En 1999 no daban un real por Mireya Moscoso, quien no creía en encuestas, pero ganó. En el 2004 pocos apostaron al regreso del PRD, pero triunfó Martín. En 2009, meses antes de las elecciones, Balbina Herrera, era segura; la aplastó Martinelli. Juan Carlos Navarro o Mimito Arias eran favoritos en 2014, y triunfó Varela. Igual en 2019, cuando las posibilidades de Rómulo Roux se veían más claras que las de Nito Cortizo, pero fue derrotado.

Los sondeos son muestras de lo que ocurre en un momento. No es la elección. Con el desastre que vivimos, es lógico que el pueblo ponga actualmente sus esperanzas en Martinelli. No hay la plata que en su Gobierno hubo para grandes obras, el combustible para tanta corrupción.

Ahora solo se miden los positivos. Pero estará enfrentado a los grandes negativos, que no podrá quitarse de encima, camino al 2024. Para Martinelli, son muchos. Pinchazos, sus detenciones en Estados Unidos y Panamá. Sus cuestionados juicios. El encarcelamiento y próxima condena de sus dos hijos. Las investigaciones en España de FCC y la reciente, por supuesto, espionaje a una dama, donde hay 11 implicados, inclusive él mismo y cuatro policías presos. Tampoco puede olvidarse la cantidad de casos de funcionarios de su Gobierno que fueron detenidos o investigados por corrupción. Larga lista que incluye fondos del PAN, sobrecostos en alquiler de helicópteros, Odebrecht, Blue Apple, Epasa, comida deshidratada, diablos rojos, DGI, e infinidad de etcéteras, como su relación con la justicia estadounidense.

Además, el 2024 no será igual que el 2004, cuando aspiró por primera vez, ni como 2009, cuando ganó. Han pasado 18 años y, como se ve, su salud, real o ficticia, es diferente. Algunos acompañantes de antes no se atreverán a verse junto a él, mientras otros huyen o resultan impresentables. Habrá que ver los respaldos que logre reunir en torno a sí Martinelli, una tarea que resultó fácil en 2009.

Debe tomarse en cuenta que por sus acciones tiene problemas judiciales en Estados Unidos y España, presagio de su imposibilidad de salir del país. Su relación con los medios es hostil en ambas direcciones, dada su decisión de demandar a todo periodista que se atreva a mencionar su nombre.

Si en el 2009, por su trayectoria empresarial, ya mostraba ser autoritario, ahora esa reputación le precede por acciones tomadas durante su mandato.

De aquí al 2024 hay mucho trecho que andar. En los próximos días se sabrá la condena que, por lavado de dinero, tendrán sus hijos en Estados Unidos, al igual que si finalmente él personalmente está incluido en lo que investigan los fiscales estadounidenses.

Además, el equipo que actualmente le acompaña, si bien exitoso judicialmente, no dispone de la habilidad política que tuvo en el 2009 y menos de la credibilidad necesaria para apoyar y hacer ganar a un candidato presidencial, atenuándole sus aspectos negativos.

Tocará a los panameños determinar qué será lo mejor para 2024. ¿Martinelli, Gaby Carrizo o una tercera vía? Cualquiera sea la decisión popular, ojalá nos enrumbe por mejores caminos de los que hemos vivido ahora o en el pasado reciente. ¡Coño: Panamá se lo merece!

Analista político.
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