• 28/11/2014 01:01

Un adiós al Mes de la Patria

No es de extrañar la situación dada, por ser Panamá un país de fechas conmemorativas.

Como anualmente sucede, al finalizar el ‘Mes de la Patria’ desaparece de igual forma el cacareado ‘patriotismo’ que algunos ciudadanos fingen y pretenden demostrar; pero la influencia de la Navidad se impone y relegamos ese sentimiento patriótico en lo más profundo de nuestro ser y la mayoría reemplaza el amor a la patria por otros hechos que surgen y roban la atención de todos.

Este año, el poder económico nacional se ha impuesto sobre el sentimiento nacionalista y, con la excusa de un programado día promocional de ventas, ha confabulado al Gobierno para postergar el reconocimiento de uno de los principales actos independentistas, el cual permitió iniciar nuestra vida como nación libre y soberana. El 28 de Noviembre, fecha clásica de la proclamación de ‘Separación’ de Panamá de España y la cual durante más de ciento noventa y dos años se consideró y conmemoró como ‘Independencia de Panamá de España’ y la hemos remembrado con patriotismo nato.

Como diría don Guillermo Rodolfo Valdés, el eximio periodista: ‘QUÉ POCA ALTURA’. Desvalorar la acción separatista y desconocer a nuestros próceres resulta ofensivo a la dignidad de la patria por considerar de primer orden un ‘Viernes Negro’ (‘Black Friday’) para aumentar sus ganancias y enriquecer sus arcas, postergando la conmemoración para hacer otro largo fin de semana y favorecer al interior del país con la movilización interprovincial en beneficio del comercio local.

No es de extrañar la situación dada, por ser Panamá un país de fechas conmemorativas. Por conveniencia comercial, se han creado: el Día de la Madre, del Padre, del Abuelo, del Niño, del sano, del enfermo, en fin, un día para cada cosa. Adicional, para coadyuvar con las actividades comerciales crearon los ‘días puentes’, extendiendo un fin de semana, lo cual es beneficioso para los empleados y obreros, no así para la economía nacional que gran parte de ella se detiene con perjuicios para sectores productivos.

Resulta imperdonable continuar deteriorando el sentimiento patriótico y que el propio Gobierno, llamado a enaltecer las fechas clásicas relacionados con nuestra independencia, apoye el desconocimiento de nuestros valores históricos y a hombres y mujeres que nos legaron esta patria libre y soberana.

Al finalizar, noviembre, mes dedicado a honrar los actos independentistas me permito transcribir, (por ser extenso) algunos párrafos de un escrito de don Guillermo Rodolfo Valdés, cuando le preguntaron ¿Qué es la Bandera?, el cual es parte de nuestra obra ‘Síntesis Histórica Panameña’, publicada en el 2002, para Conmemorar el Centenario de la República.

¿Qué es la Bandera?... ‘Es el amor a la Patria que ella representa... Para definirla es preciso definir el amor a la tierra misma en que nacimos... Es la niebla bajando tristemente del Cerro Ancón, en una noche de octubre. O envolviendo las colinas en su descenso hacia El Valle de Antón. Es el sol despertando en el mar Pacífico, con tonalidades de terracota y muriendo apaciblemente en nuestro Atlántico azul, después de derramar su gloria de oro sobre los montes y valles de la estrecha faja istmeña, en su viaje hacia el poniente. Es el estrepitoso rodar del Bayano y los Chorros de La Chorrera. Las cascadas chiricanas salpicando su espuma y las aguas saltarinas por entre los cañones del Majagua...

... Son las leyendas de nuestra patria. Es Panamá Viejo ardiendo. Las mulas cruzando el Camino de Cruces. Cañones al borde del Atlántico. Tintinear de doblones. Gritar de fieros guaymíes en los faraguales. Llanto de mulatos maltratados... Es una multitud de peregrinos, de gente humilde y ordinaria, que cae en chorros de distintas procedencias: del Darién, de las costas colonense, de las montañas de Veraguas, de los Valles coclesanos, de la Tierra de los Doraces, de Santa Ana y Calidonia. Un fila interminable que crece y crece... Esta tierra, esta gente, esta emoción, forma una trilogía eterna. Un símbolo permanente de una raza multicolor que se ha fundido en un crisol de sacros ideales. Es el orgullo de llamarse panameño. De ser todos, en suma, partículas valiosas de una gigantesca enseña. ¡Fusión gloriosa de tierra, alma, dignidad, ideales y esperanzas! Eso, eso es mi bandera. De la que tú y yo, somos parte’.

*HISTORIÓGRAFO Y ESCRITOR.

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