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- 04/11/2024 00:00
Mes de la Patria
Al conmemorarse durante noviembre el Mes de la Patria, nuestros pensamientos y nuestras palabras deben ser el reflejo de nuestros espíritus serenos que, al rememorar hechos históricos, sepamos planificar con ansiedad y pasión el futuro.
Nuestro deber patriótico nos llama, es cierto, a rendirle durante este mes homenaje a la Patria, a quienes forjaron desde el interior de nuestros pueblos nuestra alma nacional con elementos de grandeza, nobleza y patriotismo.
La solemnidad de la celebración nos invita a reflexionar sobre el profundo significado de su sacrificio. Ellos nos enseñaron que la igualdad, el respeto y la entrega abnegada al servicio público son valores fundamentales en la construcción de la sociedad a la que todos aspiramos.
Valoramos, también su espíritu cívico y la profundidad de sus convicciones, que los conminaron a fundar un Estado republicano y democrático, sobre la base de aquellos invaluables preceptos que, un siglo antes, los adalides de la independencia americana, liderados por el Libertador Simón Bolívar, promulgaron y defendieron como la mejor forma de gobierno para los territorios liberados del despotismo y la opresión.
Estas fechas de recordación constituyen, también, una fuente de inspiración para los panameños de la actualidad. En el encomiable proceder de nuestros próceres, quienes arriesgaron sus vidas para hacer realidad las más profundas aspiraciones nacionales de independencia y libertad, tenemos un digno modelo para hoy enrumbar nuestro desenvolvimiento ciudadano por los senderos de la probidad, el civismo y la entrega al bien común.
Sin embargo, la situación por la que atraviesa hoy nuestro Panamá, nos impone el compromiso de lograr que el sentimiento de la Patria esté por encima de cualquier otro sentimiento y que él mismo opaque toda ambición individual.
El honor de nuestra nación y de nuestra historia, deben pesar cada vez más para fortalecer nuestras instituciones, nuestras aspiraciones, nuestros ideales, para llenar la función creadora de esa voluntad nacional firme e indivisible para actualizar nuestro futuro y estar presentes en los veloces cambios del mundo de hoy.
No podemos actuar como un registrador inexpresivo de acontecimientos congelados por el frío de los archivos y museos, como un compatriota lejano a las luchas del momento, como un oidor cuasi sordo a los vibrantes latidos del corazón nacional o como un ciudadano sin las aspiraciones extraordinarias que toda alma guarda.
La esencia de un pueblo, igual que la de un individuo, es su historia, y la historia es la reflexión que cada pueblo hace de lo que les sucede, de lo que sucede en ellos. La historia es pues los sucesos, que constituyen hechos, ideas hechas carne.
Buscar en la historia la verdad de nuestras raíces, de nuestra nacionalidad, es la búsqueda de nuestro ser para poder encontrar el báculo fundamental para vivir el presente en función de Patria y construir el futuro, también en función de Patria.
La tarea es urgente, pues ya no podemos permitir que se postergue más la necesaria reconstitucionalización y reinstitucionalización para caminar hacia una nueva República, con una nueva Constitución.