• 17/11/2023 11:27

Mina de la esperanza

Algunas reflexiones sobre el proyecto minero en discordia

Casi un mes de manifestaciones callejeras, unas multitudinarias de carácter cívico, pacífico y francamente admirables. Otras, con menos participantes, pero más violentas y preñadas de delitos cometidos por un grupo de radicales, que mucha bulla hacen, pero que a pocos panameños representan.

Este es el panorama de Panamá en lo que he denominado, un juego trancado.

El gobierno se quedó sin fichas que jugar. Perdió credibilidad y legitimidad. Clavados a sus sillas, no hay un ministro con un gramo de dignidad, decidido a renunciar para oxigenar una administración desgastada, que está contra las cuerdas, a punto de tirar la toalla. Se ha quedado sin margen de maniobra y casi no puede jugar.

En la oposición, las estrategias de campaña asesoran no entrar al terreno. El riesgo de lanzarse al río revuelto es muy alto y ofrece pocos réditos que ganar. En esta ocasión, la oposición parece no querer jugar.

La Iglesia, quien usualmente ha entrado al escenario para destrancar, todavía conserva el sabor amargo de un diálogo que, en el 2022, produjo alguna indigestión a sus obispos. La tiene algo difícil para poder operar.

Es un escenario donde la coordinación es casi imposible de lograr para los ciudadanos comunes y corrientes. Todos frustrados a la espera de alguien que asuma el liderazgo. Los grupos de whatsapp inundados de teorías conspirativas y cuanta hipótesis de golpes de Estado que se puedan inventar.

A riesgo de ser apaleado, he querido dar algunos aportes con el ánimo de traer algo de luz a lo que parece un túnel lleno de odio y en completa oscuridad. Como panameño preocupado por el futuro de mi país, compartí algunas ideas en X (antiguo Twitter) y me sorprendió la reacción de una audiencia relativamente grande que pareció estar atraído a ellas, pues no tenían nada de especial.

Fueron cuatro párrafos con datos obtenidos de Google, que mostraban una relación del tamaño de la mina en el territorio nacional, comparado con lo que sería el área “de riesgo” en una casa de 2 recámaras; sugerí la equivalencia entre cerrar una industria del 5% del PIB en Panamá y una del mismo tamaño en Estados Unidos. Mostré que en 10 años hemos deforestado un área similar a casi 7 minas, y presenté datos que confirman que nuestro “oro verde” es mucho mayor al de Costa Rica, y que su liderazgo en eco turismo tiene que ver más con lo chambones que hemos sido vendiendo nuestro país, que con su mejor diversidad.

Uno de los objetivos de mi mensaje en X era intentar explicar fríamente que no tenemos que elegir entre mina y “oro verde” (turismo). Podemos tener los dos y aprovechar de manera responsable, los dones que Dios nos ha regalado.

Siguiendo con los esfuerzos de un ciudadano común, ofrezco ahora algunas ideas como ingredientes a la receta de una posible solución.

Estas ideas tratan de incorporar lo que humildemente he podido captar del sentimiento en las calles y en las redes. Se ha vendido el país sin suficiente consulta; First Quantum no ha sido leal con Panamá como su socio en este desarrollo; Panamá no tiene la capacidad de supervisar las obligaciones de la mina; los que han negociado el contrato no representaron los mejores intereses del país; los políticos corruptos se van a robar los beneficios de la mina; la minera ha extraído ilegalmente miles de millones de dólares en cobre y oro.

Intuyo que hay quienes no tiene problemas con la minería, ni con la mina. Pero me atrevo a decir que es casi unánime que nadie quiere el contrato como está. A ningún operador, comenzando por First Quantum, le conviene gestionar una empresa sin legitimidad social.

La Corte Suprema de Justicia seguramente declarará el contrato inconstitucional.

De ser así, veo 3 posibles caminos. Un cierre ordenado de la mina sin nuevo contrato. Un cierre ordenado con un nuevo contrato. Una operación normalizada, con un nuevo contrato. La ruta de un abandono de la mina no lo considero, porque creo que ni SUNTRACS sería tan irresponsable de sugerir esa opción.

Si vemos desapasionadamente estas alternativas, creo que pocos elegirían el camino de un cierre sin un nuevo contrato. Por tanto, en mi opinión, necesitaremos negociar otro acuerdo.

Para atender el grito de representatividad y defensa de los mejores intereses de la nación, propongo la creación de la Autoridad Nacional de Minas. Esta entidad tendría una Junta Directiva similar a la del Canal de Panamá, es decir, con representantes de obreros, sindicatos, empresarios, y distintos grupos de la sociedad civil. La Autoridad sería la encargada de negociar un nuevo contrato con First Quantum. Si hay voluntad, esto podría estar constituido y operando en enero o febrero del 2024.

Para traer transparencia a los beneficios mineros, la Autoridad crearía un fideicomiso en el Banco Nacional, donde se depositarían todas las regalías y tasas pagadas por la empresa. Su uso estaría regulado por la ley que constituya el fideicomiso. Por la falta de lealtad y para compensar al país por los millones extraídos inconstitucionalmente, el nuevo contrato establecería un monto de reparación por “honor perdido” a favor de Panamá.

Para asegurar que se cumple hasta el último punto y coma de las obligaciones ambientales, se crearía la Policía Ambiental Minera. Un grupo especializado de vigilancia, supervisión, persecución y aseguramiento de pruebas, para lograr castigos ejemplares a las violaciones ambientales cometidas por la mina.

La Autoridad Nacional de Minas operaría hasta el vencimiento del contrato con First Quantum. Ya sea que este vencimiento venga después de un plan de cierre. O que ocurra al terminar la operación en 20 años.

Un último elemento, pero muy importante. La nueva negociación debería producir 2 contratos. Uno para un cierre ordenado y otro para 20 años. Estas opciones serían llevadas a un plebiscito y sería el pueblo quien decida si quiere minería a mediano plazo o si quiere cerrar la mina ordenadamente. Algunos dirán que antes llegará la demanda de First Quantum. Pienso que a ellos les convendrá esperar el resultado del plebiscito, si esta fuera la ruta elegida.

Mis dos centavos al país.

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