• 11/11/2020 00:00

Mirada a las aves en Panamá

El interés de estudiosos y exploradores de todo el mundo por la riqueza de la flora y fauna panameñas fue tan intenso, que incluso llevó a algunos a proponer teorías sobre aspectos tan importantes como la evolución de la naturaleza planetaria, de las especies y hasta de fenómenos ligados a las circunstancias climatológicas.

El interés de estudiosos y exploradores de todo el mundo por la riqueza de la flora y fauna panameñas fue tan intenso, que incluso llevó a algunos a proponer teorías sobre aspectos tan importantes como la evolución de la naturaleza planetaria, de las especies y hasta de fenómenos ligados a las circunstancias climatológicas. Constantes giras e incursiones a la selva ístmica, gestaron estudios, balances y datos que han sido referentes para científicos.

Contaba el biólogo César Villarreal en una entrevista, que el propio Charles Darwin, mientras navegaba las costas pacíficas del sur latinoamericano, pudo consultar la biblioteca de la embarcación Beagle en que viajaba y allí, se nutrió de información sobre las condiciones de la exuberante selva nacional, gracias a más de “setecientas referencias sobre Panamá…”; lo que demuestra que dicho territorio estaba muy documentado y en especial, sus ecosistemas.

Quizás el que mejor conozca de esas expediciones al país como destino, que convirtieron la geografía en un ámbito para indagaciones y así fortalecer el conocimiento ambiental, sea Stanley Heckadon Moreno, que ha recuperado estas experiencias sucesivas de varios siglos y que se originaron desde que este pequeño espacio empezó a suscitar un interés más amplio o profundo que la sola perspectiva turística.

Por una casualidad este antropólogo, quien labora en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, puso en mis manos un ejemplar de su última obra, titulada Alexandre Wetmore y las aves de Panamá. Es una cuidadosa compilación de sus artículos publicados en la revista Épocas que expone la singularidad de 22 expediciones realizadas al país en búsqueda de conocer la amplitud de la ornitología local y dar ese aporte al saber.

Wetmore sistematizó una clasificación tanto de las especies existentes durante el periodo de sus visitas a varias provincias, como a restos y determinación de las características de la avifauna en la región para consolidar conclusiones serias, confiables y lograr expandir los confines teóricos sobre este acervo. En su trabajo, pudo formar a algunos técnicos en esta disciplina, tornados expertos en el dominio de estas zonas rurales.

Heckadon Moreno recorre en sus páginas, las rutas que siguió Wetmore y no se queda en un esquema descriptivo de sitios y rincones; detrás de lo que perciben los ojos, hay también intensas relaciones sociales y de los grupos humanos con el entorno y de aquellos que dan sentido a la “novel ciencia”. Por ello, expone que se trata de paleoornitología, “la que se ocupa de aves fósiles que habitaron el planeta en épocas muy remotas.”

El itinerario del ornitólogo estadounidense fue amplio en una época en que no era fácil el desplazamiento carretero. En el Pacífico, los archipiélagos de Las Perlas, Coiba, las islas del sur de Veraguas, San José; en las costas de Chiriquí, islas Paridas; Jaqué en Darién; los ríos Mamoní, Pacora, San Pablo, Tuira, Paya, Chucunaque, Setegantí. En el Caribe, Kuna Yala, Puerto Obaldía, río Indio y la Costa Abajo.

Hubo también, incursiones en los puntos altos, cerro Campana, Volcán, El Valle, serranía de Majé, en la península de Azuero, Tonosí y Pedasí; cerro Pirre en Darién y el oriente de Chiriquí. Conoció igual Bocas del Toro, Punta Burica, Bayano, Chagres y la selva de Mandinga. En sus tareas, pidió salvar bosques tanto en Campana como en Barú.

El libro de Heckadon Moreno, hermosamente diseñado, es un relato a veces periodístico, en ocasiones antropológico, sociológico, que registra una de las más importantes experiencias del siglo XX y el papel esencial del istmo panameño en esta materia. El deseo de resolver misterios, oscuridad y dudas, que devela este hombre incansable, que centró su atención en la vida alada y cuya coherencia se consigna en esta edición del Instituto Smithsonian.

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