• 03/03/2023 00:00

Momento para iniciar el camino hacia la calidad educativa

“[...] que la sociedad en su conjunto se comprometa a ser ejemplo para los jóvenes, erradicando la corrupción, la irresponsabilidad, la deshonestidad y el irrespeto en la vida cotidiana”

Un hecho recurrente en la práctica y en el acontecer noticioso nacional es la deuda del proceso educativo con la calidad de la educación; de hecho, el objetivo de desarrollo sostenible comprometido por todos los países miembros de la Unesco.

Ya se ha dicho que un aspecto determinante en este “espacio de inercia” es que seguimos haciendo lo mismo año tras año, con lo cual es imposible conseguir cambio cualitativo alguno; también hemos señalado la ausencia de planificación en mediano y largo plazo con objetivos, metas e indicadores alcanzables en esa dimensión de tiempo; hemos dicho también que nos falta visión de Estado en materia educativa y, quizás lo más grave, como sociedad que persiste una cultura de buscar culpables de los malos resultados, pero no nos sentamos como país y como sociedad para definir responsabilidades de cada una de las partes, entendiendo que, si bien la educación como proceso social es un deber del Estado, al mismo tiempo es un compromiso y responsabilidad de la sociedad en su conjunto.

Dicho lo anterior, pienso que siempre el inicio de un nuevo año escolar es un buen momento para asumir la tarea entre todos los actores de mejorar la calidad de la educación nacional, entendiendo siempre que la calidad no es una meta, sino un camino, que la calidad no se logra alcanzar con un nivel de perfección, pero que sí es perfectible año con año, si trabajamos en ello y que solo con el concurso y empeño decidido de todas las partes podemos iniciar este recorrido.

Entonces, con el permiso y disculpa de los actores, me voy a permitir en este escrito sugerir algunas acciones posibles y que pueden ser el punto de partida para el precitado propósito. Pongamos las siguientes metas para este año 2023.

- Que cada docente panameño cumpla en un 100 %, con la asistencia a clases.

- Que cada docente panameño asuma el compromiso de definir con claridad qué quiere que sus alumnos aprendan a lo largo del año escolar.

- Que los centros educativos se conviertan en espacios de la mejor convivencia entre todos los miembros de la comunidad educativa.

- Que los padres de familia visiten a sus maestros o profesores al menos dos veces al año y conversen con ellos sobre cómo pueden ayudar a sus hijos en casa.

- Que los padres organicen su tiempo para que, al menos, entre cinco y 10 horas por semana, puedan conversar con sus hijos sobre sus avances y dificultades en la escuela.

- Que los directores de los centros educativos conformen la comunidad educativa (representantes de docentes, estudiantes y padres de familia) y definan en conjunto las prioridades presupuestarias del centro educativo y rindan cuenta de forma oportuna.

- Que el sector privado continúe teniendo en sus planes anuales el destinar recursos para apoyar a los centros educativos, ya sea en infraestructura física, tecnológica o capacitación docente.

- Que el Meduca desarrolle la planificación para construir en los próximos cinco años todos los edificios escolares necesarios en función del crecimiento de la población, de modo que en ese lapso cada colegio tenga un local propio con una sola jornada, que pueda funcionar hasta las tres o cuatro de la tarde.

- Que la dirección de Currículum y Tecnología Educativa del Meduca realice las adecuaciones curriculares, respondiendo a la necesidad de los ciudadanos de las próximas cuatro o cinco décadas.

- Que los centros de formación docente hagan los ajustes necesarios en sus programas, de modo que los egresados en los próximos años respondan al perfil del docente del siglo XXI.

- Que se incorporen programas a los estudiantes con la participación de otras entidades del Estado y de la sociedad, como, por ejemplo: la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT), para concretar educación vial en las escuelas; la Caja de Seguro Social y el Ministerio de Salud, para apoyar en la educación sexual y estilos de vida saludables de las personas; los clubes cívicos, para enseñar educación en ciudadanía; el Ministerio de Ambiente y las ONG dedicadas a este menester, para desarrollar educación ambiental; Sinaproc y Cruz Roja, para enseñar el manejo en la prevención de desastres.

Y, finalmente, que la sociedad en su conjunto se comprometa a ser ejemplo para los jóvenes, erradicando la corrupción, la irresponsabilidad, la deshonestidad y el irrespeto en la vida cotidiana. Los niños y jóvenes aprenden más y mejor con el ejemplo de los adultos en cualquier contexto.

Es una reflexión sincera, pero sobre todo posible, y si de verdad nos interesa mejorar la educación, una vez se hayan dado estos pasos, seguramente los mismos darán cabida a los subsiguientes en lo que pedagógicamente corresponde; creo que vale la pena probarlo.

Ex viceministro de Educación.
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