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- 03/02/2011 01:00
La escuela para el niño y el niño para la escuela
C onversando con un amigo sobre la deserción escolar, me relató que el desertó del colegio porque su maestro se burló de él. No hay nada más terrible que los maestros maltraten y humillen a los estudiantes ya que gracias a los estudiantes tienen un sueldo. Si no hubieran estudiantes los maestros no tendrían trabajo y el trabajo principal de cada docente es ser un buen docente, ayudar a los estudiantes en el aula a aprender y tratarlos con respeto.
Sin embargo todos sus logros han sido producto de su esfuerzo personal y ha sido autodidacta.
A pesar de haber dejado la escuela pudo llegar a ser un empresario importante en nuestro país.
Esta es una de las pocas personas que han salido adelante a pesar de tener todo en contra.
Es increíble el daño que podemos hacer los maestros a los estudiantes y que todavía se permita que sigan dañando a tantas personas en las escuelas.
Pronto comenzarán las clases y los problemas tradicionales se acentúan por culpa de la inflexibilidad de muchos educadores en acabar de comprender que la escuela es para los estudiantes y no los estudiantes para la escuela.
Bien lo dijo mi abuelo José Daniel Crespo, ‘si la educación es vida y no una preparación para la vida, la vida del niño debe ser el centro del proceso educativo escolar’. Todo el valor, enorme y trascendental de la obra de Jean Jaques Rousseau, estriba precisamente en que fue el primero en percibir claramente esta verdad. La educación debe centrarse en el niño, en el estudiante. Si nos identificamos con los verdaderos instintos y necesidades de la niñez y del estudiantado, si los tratamos dignamente como merecen, buscando su más completa afirmación y crecimiento intelectual e integral, enseñándoles disciplina sanamente, no como una cárcel sino por la necesidad de aprender de ella y su utilidad en la vida y el trabajo, los conocimientos y la cultura y todo lo demás vendrá a su debido tiempo.
Debemos respetar las diferencias individuales. Cada niño al nacer viene con características propias, únicas que lo hacen diferentes a los demás seres humanos. En muchos lugares toda la grandeza y la creatividad de los niños es amonestada o sea cortan y castigan lo mejor del niño para hacerlo repetir servilmente lo que el maestro enseña. Se castiga la individualidad y el pensamiento propio que es lo mejor que tenemos. Cada niño trae consigo características propias que lo distinguen de los demás y que son parte de su equipo de lucha en la vida. La educación no debe coartar ni obstaculizar el desarrollo de las tendencias y aptitudes naturales que trae el niño al nacer más bien ayudarle a desarrollarlas positivamente. El ambiente no puede dar ni crear las capacidades que no se tienen. Es importantísimo reconocer, estimular la naturaleza original del niño, sus capacidades, que son su capital activo así como sus limitaciones, los maestros estamos para ayudar, no para dañar a nuestros estudiantes. Y se nos paga para servir y dar lo mejor de nosotros mismos, no para arruinarlos. A pesar de todos los progresos dentro de la ciencia de la psicología y de la educación todavía encontramos muchos desaciertos en el frágil campo del proceso educativo y el maestro debe conocer y buscar luces para mejorar constantemente en sus conocimientos y su formación integral para hacer una mayor contribución a nuestra sociedad.
Algunos espíritus reaccionarios que para nada cuentan desprecian la personalidad del niño y lo que en si constituye. ‘Este es un gravísimo error’ decía el doctor José Daniel Crespo, mi abuelo. ‘La vida del niño, no es inferior a la del adulto: es diferente. El niño como adulto, tiene su personalidad que cultivar y su puesto que ocupar en la sociedad. Una buena niñez es la mejor preparación para una buena vida de adulto. De aquí la imperiosa necesidad de conocer al niño, y por tanto, de estudiarlo a un incierto porvenir, sacrificamos también al adulto que tratamos de salvar. En este sentido el niño es el padre del hombre futuro’.
‘Muchos maestros se enorgullecen en fracasar y amargarles la vida a los estudiantes’. Estos docentes son resentidos y unos fracasados ellos son los que están acabando con la educación panameña.
Como docente considero que nunca terminamos de mejorarnos y debemos seguir intentando aprender todo lo que sea necesario para ayudar a dar lo mejor a nuestros estudiantes y lograr mejores generaciones a nuestro país, Panamá
No sabemos nada de la niñez y con nuestras ideas erróneas acerca de ella, mientras más lejos nos vamos en la educación, más perdidos andamos. Los escritores más sensatos se preocupan por lo que el hombre debe saber sin preguntarse a sí mismos que es lo que el niño es capaz de aprender.
¿Qué y por qué rechazan cuál es la razón por la que un estudiante no quiere aprender? ¿o es por qué el profesor hace que el niño repudie o rechace la escuela al punto de desertar o dejar sus estudios, quién fracaso?
No fue el niño fue el maestro.
*CATEDRÁTICA TITULAR, DE LA UNIVERSIDAD DE PANAMÁ.