• 04/06/2022 00:00

La Normal Augusta en su 84 Aniversario

“El presidente Arosemena, como sí dijéramos Arosemena El Grande, poseía en sus iniciativas de gobernante, el don de la previsión que es adelantarse al futuro”.

“El presidente Arosemena, como sí dijéramos Arosemena El Grande, poseía en sus iniciativas de gobernante, el don de la previsión que es adelantarse al futuro”. Héctor Conte Bermúdez (jurista e historiador).

Recoger en un artículo la nutrida serie de acontecimientos que conforman la historia de la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena es imposible. Solo con el análisis del discurso del presidente Juan Demóstenes Arosemena al inaugurarla, habría para redactar muchos escritos. Y este próximo 5 de junio, serán 84 años de historia normalista. El día de la inauguración Santiago se vistió de gala ante magno acontecimiento y con la presencia del presidente Juan Demóstenes Arosemena, acompañado de sus secretarios de Estado, representantes de cuerpo diplomático, autoridades nacionales, provinciales y municipales, así como miles de panameños. En palabras del doctor Julio J. Fábrega, en representación del Consejo Municipal de Santiago, enfatizó: “vuestro nombre quedará perpetrado en el monumento de piedra que aquí admiramos”. Don Nicolás Victoria J. en nombre de la Academia Panameña de la Historia señaló: “Habéis realizado en esta Ciudad el mayor bien en la historia de vuestro gobierno”.

En su discurso el presidente Arosemena, dirigiéndose a los estudiantes manifestó: “Jóvenes alumnos os toca el privilegio de ser los primeros iniciados en este templo al saber y a la cultura. Sobre vosotros, pues, recae la responsabilidad de prestigiarlo y darle brillo y hacer que el cumpla los elevados fines para que ha sido creado”; y concluyó su intervención con estas palabras “en el interior está la redención del país: toca a vosotros realizarla. Entre tantos momentos memorables, sí es posible recordar algunos que ayudan a encontrar y admirar el significado que tiene esta institución educativa para todos los panameños, porque la formación de maestros que se inició desde 1938 en sus aulas, fue graduando a estudiantes de todas las provincias que, al dispersarse por todo el país, cumplieron con la misión de llevar la liberación más genuina a todas las comunidades que los acogieron en sus escuelas.

Desde la perspectiva de la docencia en la historia de la Escuela Normal, es indiscutible la calidad de profesores que desde el inicio caracterizó el quehacer pedagógico, incorporando profesores de Europa y de Latinoamérica. De acuerdo con un profesorado idóneo, se encomendó como primer director de la institución al ilustre profesor chileno doctor Agustín Álvarez Villablanca, acompañado por la consagrada educadora Inés María Fábrega de Prieto, santiagueña, como digna colaboradora. Después de ellos, la lista de directores y de profesores que han elevado el prestigio de la Escuela Normal es muy larga, y pertenecer a este cuerpo docente es una verdadera distinción.

El estudiantado normalista, también ha representado en su historia, una participación tanto de orden interno como de proyección hacia la comunidad. En su preparación como líderes comunitarios, dichos estudiantes adquieren la conciencia de ser portadores como maestros de una autoridad que deben utilizar para influir en el crecimiento intelectual de sus alumnos. Además, en la adquisición de actitudes y valores que los lleven a ser ciudadanos según el perfil que dictan los tiempos modernos.

Esta proyección fue sobresaliente en ocasiones tales como: Las marchas patrióticas por las calles de Santiago en 1947, en rechazo del Tratado Filós- Hines (Convenio de bases militares). El movimiento cívico de 1952, del pueblo de Veraguas, en rechazo al traslado del segundo ciclo de varones hacia David-Chiriquí. Este movimiento unió a todo el pueblo veragüense y fue liderado por el dirigente don Rafael Murgas y se contó con la mediación del reverendo Tomás Alberto Clavel Méndez. En el evento se dio un acontecimiento muy significativo y emblemático para la sociedad panameña: un grupo de estudiantes entre mujeres y hombres normalistas en protesta por la decisión de las autoridades educativas realizaron una huelga de hambre que duró varios días. El apoyo al movimiento estudiantil de mayo de 1958 de la ciudad de Panamá. La gesta del Cerro Tute de abril de 1959, encabezada por estudiantes normalistas. Los actos de enero de 1964, por la recuperación de la soberanía panameña en la Antigua Zona del Canal. De allí que en el panorama de la cultura panameña de los últimos decenios, esté presente un notable contingente de egresados de la Escuela Normal quienes se han destacado en distintas áreas del saber, ocupando posiciones cimeras en el sector público y privado a nivel nacional e internacional.

Sin lugar a dudas la Normal Augusta llamada por su majestuosidad El Escorial de América, ha dejado huellas imborrables en su historia, ya que en su espectacular “Frontis”, de su imponente vestíbulo y en su solemne aula máxima, se han realizado acontecimientos relevantes de carácter estudiantil, cultural y político. Asimismo, sus instalaciones deportivas han sido escenario de competencias de índole nacional e internacional las cuales perduran en el recuerdo de los normalistas y del pueblo panameño. En el aspecto pedagógico, en la Escuela Normal, a través de los años constantemente se revisan y actualizan los planes de estudio para adecuarlos a los requerimientos de las situaciones cambiantes de la sociedad panameña y del mundo. Prueba de ello se aprecia en la creación de los bachilleratos en Ciencias y Comercio que existieron en dicha escuela. Vale resaltar que muchos pedagogos panameños han hablado de convertir a la Normal en una Universidad Pedagógica, dicho tema debe ser analizado con profundidad por las autoridades competentes y la comunidad educativa.

Como normalistas todos tenemos el compromiso de honrar, respetar y amar a nuestra alma máter, y en consecuencia debemos estar atentos a la proyección de la escuela, como un gesto de gratitud a la formación que recibimos de parte de ella. En el aspecto del perfeccionamiento de los docentes, para que los mismos sean agentes de cambio calificados en el estudiantado y la comunidad. Aunar esfuerzos para que nuestro monumento histórico nacional sea conservado adecuadamente, razón por la cual es imprescindible la coordinación entre el Ministerio de Educación, la Escuela Normal J.D.A y el Ministerio de Cultura para que a través de Patrimonio Cultural se logre dicho objetivo. Como eternos vigilantes de la misión y visión normalista se destacan: los restos del gran estadista doctor Juan Demóstenes Arosemena, los cuales reposan en el jardín de la Escuela, la escultura del Indomable Indio Urracá, en la Cúpula del Frontis, una alegoría del padre de la nacionalidad panameña, doctor Justo Arosemena, entre otras. Asimismo, custodian la Escuela las esculturas de dos intimidantes leones, resguardando este centro del saber.

¡Felicidades “Normal querida, somos tus hijos; por donde vayamos, irás también”!

Abogado y ex magistrado de la CSJ
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