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- 26/08/2021 00:00
La nueva escuela
En las últimas décadas del siglo XX, los ecólogos definieron la naturaleza como una red de la cual la humanidad forma parte y advirtieron que si una hebra se rompe, corre peligro la red entera. En los últimos años del siglo, pedagogos y psicólogos educativos insistieron en la necesidad de cambios profundos en el sistema educativo mundial, de modo que los principios de interdependencia, diversidad y cooperación propios de la naturaleza se aplicaran en la formación de las nuevas generaciones. Para ello se precisa cambiar el autoritarismo en la relación alumno-docente, relacionarse estrechamente con padres de familia y eliminar la subvaloración de la educación pública frente a la privada.
El siglo XXI es liderado por la tecnología, cuya influencia es determinante en la sociedad, la economía, la política y el medio ambiente. Con el deshielo polar, los incendios forestales y hasta con el coronavirus, el planeta está mostrando que la extracción abusiva de los recursos naturales, para sostener una economía de consumismo y despilfarro, destruye la flora, extingue la fauna y pone en peligro la existencia humana.
La pandemia ha visibilizado las tremendas carencias que impone la pobreza, los deficientes sistemas de salud y sanidad, la poca solidaridad entre los países y la profunda fragilidad humana. Es el momento en que la Escuela debe asumir su función socializadora y democratizadora, formando con énfasis en igualdad de derechos, recalcando la gran importancia de lo público y que lo público somos todos los ciudadanos, no el Estado y mucho menos solo el Gobierno.
Para el filósofo francés Edgar Morin, el rol del docente es “problematizar”, es decir, poner a pensar y fomentar la curiosidad crítica; mientras que educar es “facilitar la construcción de proyectos de vida en interacción con otros seres y con la naturaleza”. El maestro debe cuestionarse los currículos centralizados, métodos autoritarios y aprendizajes “bancarios”; definir fines educativos que fomenten el pensamiento crítico, capacidad para aprender a aprender y hábitos sociales de igualdad, equidad y ética para la convivencia. Una vía es una enseñanza práctica basada en el análisis de problemas que comporten trabajo en equipo y la cooperación, promoviendo habilidades colectivas y la aceptación respetuosa de las diferencias, para que la escuela enseñe a vivir en una futura comunidad solidaria.
Los proyectos pueden surgir de situaciones reales, como:
¿Qué es el coronavirus? Estudiarlo con apoyo de padres y comunidad, relacionándose con instituciones y organizaciones sociales. Determinar cuáles son sus causas, quiénes son los más vulnerables, cómo puede cooperar el alumnado, qué son las vacunas, por qué es necesario vacunar a la mayoría de la población mundial, etc.
¿Qué es el medio ambiente? ¿Qué daños le inflige la humanidad? ¿Cuáles situaciones indican que la tierra está sufriendo? ¿Cómo los problemas medioambientales inciden en la vida? ¿Qué puede hacer la escuela para ayudar a sanar el ambiente?
¿Por qué y cuándo surgieron organizaciones internacionales como Organización de Naciones Unidas (ONU), Organización mundial de Salud (OMS) y organizaciones de derechos humanos? ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Cómo funcionan? ¿Por qué son necesarias?
La nueva escuela debe ser una comunidad de aprendizaje presencial-tecnológico en que maestro y estudiantes se apoyen en la tecnología y rescaten técnicas antiguas exitosas, como los juegos didácticos, guías de estudio, manuales, tradiciones, costumbres comunitarias y más.
La nueva escuela también debe ser una red, tejida en igualdad por hombres y mujeres, en que todos participen en las decisiones, basados en el respeto a la vida -y no solo la humana- en pos de una sociedad justa, respetuosa de las características de la Tierra, que es el hogar de todos.