• 13/03/2023 00:00

Obstáculos hacia una sociedad superior

“Con tantas faltas en el mundo, creo que debemos visitar los conceptos básicos cada cierto tiempo, ahora más que nunca”

Hace 10 años, en un año preelectoral como este, publiqué el artículo titulado: “Noticias en tiempos electoreros”. Decía que: “... no hay que ser un genio para tener claro el papel manipulador de los medios de comunicación, más claro aún en manos privadas. Más allá de la propaganda común y aceptada como parte del rejuego, lo que debiera ser noticia e información pura, sobre hechos relevantes a los diversos segmentos de la población, se ha convertido en propuestas comunicacionales que muy poco validez, en la mayoría de los casos, se les puede atribuir”.

En todo caso, desde los que de alguna manera intentan darnos información sobre el acontecer político y electorero desde ahora hasta el día de las elecciones el 5 de mayo de 2024, deben hacer lo posible por cumplir con los parámetros esenciales de presentación de los hechos, fundamentados en la verdad. Comparto nuevamente algunos párrafos del escrito en mención.

El periodista, escritor y filósofo del siglo pasado, Walter Lippmann (1889-1974) señaló que “la versión de un periodista sobre la verdad está sujeta y limitada a cómo ese periodista construye su realidad. De allí, la noticia, es grabada con imperfección (“imperfectly recorded”) y muy frágil para llevar la ponderación de órgano de democracia directa”. Algunas de las teorías de Lippmann sobre el periodismo, y en particular el rol del periodista, aún tienen cabida en estos tiempos de Twitter.

Desde su época en la primera mitad del siglo XX, él sugirió que “las personas, incluyendo los periodistas, son más dados a creer 'la imagen en sus mentes' que llegar a un juicio mediante el pensamiento crítico (“critical thinking”)”. Expertos han definido las limitaciones cognitivas del ser humano, en cuanto a que tiene dificultades en comprender, asimilar y llegar a conclusiones sensatamente y valederas sobre la diversidad de eventos que ocurren en su medio y en las esferas alrededor de ese medio. Yo agregaría que esferas interminables, por el sencillo hecho de que un evento puede estar ligado otro; y si no lo está, influenciado por otros, y otros, y otros, y así sucesivamente.

No hay ser humano que pueda desmenuzar (ni en los tiempos de Lippmann y mucho menos ahora) la inmensa cantidad de información que le va y le llega por diversos canales. Discernir entre los que están a favor, en contra, o los que andan pescando en río revuelto, con sus opiniones y desviaciones en los programas de opinión que nos agobian todos los días, en todos los medios; asesinando la razón y atentando contra el futuro. Con lo que se da en los medios hoy, pocos pueden darle sentido para su uso práctico y para el beneficio de los suyos. Es allí en donde los medios y el periodismo están llamados y jugar un papel determinante en la construcción del marco social; un marco social de oportunidades y beneficios para todos.

Con tantas faltas en el mundo, creo que debemos visitar los conceptos básicos cada cierto tiempo, ahora más que nunca. Primero: cualquier actividad que realiza el ser humano debe ser con el fin de garantizar el avance positivo de la especie. Segundo: la tecnología, y en particular la tecnología para la comunicación humana, debe —igualmente— ser para el mejoramiento de las condiciones de vida de todos. Superando las señales de humo, las palomas mensajeras, los mensajeros corredores, etc., se han creado y masificado suficientes elementos tecnológicos para garantizar que, en cuestión de segundos, un lado del planeta pueda comunicarse con alguien del otro lado. ¿Cuál es el afán de utilizarlo para el engaño?

Lippmann, según su biografía, “nunca asumió que la noticia y la verdad fuesen sinónimos. La función de la noticia es para resaltar un evento; la función de la verdad es para traer a la luz los hechos ocultos y colocarlos en relación, el uno con el otro, y crear una imagen de la realidad sobre la cual podemos actuar”.

A 10 años del primer escrito el escenario pinta más enredado. Hay que aceptar que además de lo expuesto, el asunto de los “call centers”, dedicados a desvirtuar la realidad y a enredar a la población con sus “fake news”, se ha convertido en parte significativa del escenario “informativo” y por consiguiente, no se puede creer con certeza en ninguna información. Difícil será trascender a una sociedad superior.

Comunicador social.
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