• 04/05/2021 00:00

Odebrecht: una investigación viciada e incompleta… y las autoridades lo saben

“En Colombia, Ecuador y Perú fueron más responsables que nosotros, condenaron la corrupción con cárcel y hay varios expresidentes enfrentados a juicio y prisión”

Cuando a Marcelo Odebrecht le preguntaron sobre por qué había llegado a Panamá a corromper a sus autoridades, lacónicamente respondió: “Ellos ya eran corruptos; no había que enseñarles nada”.

Odebrecht llegó de la mano del presidente Lula da Silva a Colombia, Ecuador, México, Perú, Venezuela y Panamá. En otros países los ignoraron. En nuestro país las relaciones fueron muy especiales por la vinculación entre Lula y Martín Torrijos, quien llegó a la Presidencia en el 2004, perteneciente a la Internacional Socialista y al Foro de São Paulo, donde el expresidente brasileño era considerado una superestrella.

Su partido, el de los Trabajadores, tenía las mismas conexiones internacionales que el PRD. Es de imaginar que se conocían desde antes. Fueron esas mismas conexiones las que ayudaron a relacionarlo con Chávez y Maduro. Martín ha sido el dirigente del PRD que más se ha vinculado a esos círculos, porque le da visibilidad internacional. Antes lo fue Humberto López Tirone, cuando solo estaban en la Internacional Socialista.

Al llegar a Panamá, Odebrecht asumió el contrato para concluir la ampliación de la autopista a Colón que la mexicana Pycsa dejó incompleta por falta de fondos. Se dieron varias adendas para el recién llegado del Brasil. Siguió el proyecto de riego Remigio Rojas, concluyendo en 2008 con la Cinta Costera I, bautizada como Cinta Coimera, por el rumor de que en su construcción se produjeron varios millones de dólares a punta de salpiques. Aunque esa obra, de $190 millones, originalmente $150, no estaba presupuestada, era necesaria, porque se acercaba el año electoral, importando poco si se violentaba el límite permitido del déficit fiscal.

En diferentes ocasiones, he escuchado de la supuesta reunión entre Martín y el presidente electo Martinelli para explicarle cómo funcionaba la realidad con la constructora brasileña. Jamás sabremos los detalles de ese encuentro. Ya para esos días, Odebrecht había ayudado a los panameñistas a pagar los gastos de su convención, según explicó su tesorero Carlos Duboy, no investigado, porque según la fiscal Zuleyka Moore su confesión no constituía suficiente prueba. Como si el asesino hubiera confesado el crimen, pero, como el arma no aparece, ni siquiera lo indagan. De repente lo que conocía Martinelli de su antecesor Torrijos tenía que ver con Odebrecht: “Entran limpios y salen millonarios”.

Panamá fue tierra fértil y muy fértil para el magnate de Brasil, cuya familia se ha cambiado el apellido por vergüenza, para que no la relacionen con corrupción. Durante las investigaciones de la procuradora Porcell, todo apuntaba a que Martinelli era el único en Panamá que recibió coimas o “donaciones” de Odebrecht. A su candidato en 2014, José Domingo “Mimito” Arias, hasta le pagaron $20 millones en asesoría para la campaña. Llegaron tan lejos que hasta le permitían preparar los pliegos de cargo de los proyectos que ganaban.

Varela, después de decir que no había recibido nada de coimas, como aseguró Ramón Fonseca, terminó aceptando que los más de $10 millones que le dieron solo eran “donaciones” (nunca reportadas al Tribunal Electoral) y fue artífice del bloqueo de información solicitada por las autoridades brasileñas, quizás para ayudar a su compadre André Ravelo, jefe de Odebrecht en Panamá.

En estos días conoceremos a los que el Ministerio Público acusa en este gigantesco robo, donde solo un funcionario del MOP ha estado preso, el ingeniero Ho González, y varios testaferros pasaron algunos días en El Renacer. Aunque durante una de las conferencias de prensa del Ministerio Público, a cargo de la fiscal Moore, se mencionó al Gobierno de Torrijos y se habló de $4.2 millones de posibles coimas, solo se supo que habían indagado a Rod Díaz Paredes, vinculado al grupo de la extinta Aseguradora Mundial. Aunque se supo de varios bancos que lavaron mucha coima, los acuerdos de pena sepultarán para siempre sus beneficiosas diabluras de lavado.

La única condena que le quedaba a los que intervinieron en este horrible robo era la moral. Hasta esa se la han quitado. Ahora es posible ver columnas de opinión en diarios de circulación nacional firmadas por figuras como Jimmy Papadimitriu y Frank de Lima, vinculadas a Odebrecht. De repente les patrocinan un libro para explicarnos cómo se hicieron amigos de los pillos de Brasil.

La lista incompleta de los implicados saldrá publicada. Pero no pasará absolutamente nada, como en México y Venezuela, donde se licitaron obras que no se construyeron. En Colombia, Ecuador y Perú fueron más responsables que nosotros, condenaron la corrupción con cárcel y hay varios expresidentes enfrentados a juicio y prisión.

No debemos quejarnos, entonces, cuando nos ponen en listas internacionales multicolores. Menos, cuando nos dicen que somos de los países más corruptos y menos transparentes del mundo. Y eso que solo estamos hablando de Odebrecht. Habría que sumar, entre otros, los FCC, Blue Apple, SAP, Epasa y todos los que han pasado por debajo de la mesa durante los Gobiernos corruptos. Es necesario hacer justicia para que Panamá avance.

Analista político.
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