• 02/10/2020 00:00

Omar nos liberó de la aristocracia esclavista feudal y del lumpenato

Iniciar unas cortas reflexiones sobre el yugo colonial que vivió Panamá en los siglos 19 y 20, pasando por España, Colombia y la usurpación de nuestro territorio por parte del imperio yanqui, nos trae a la memoria lo grande que es Omar, un soldado humilde, de corazón gigante y con una inteligencia natural y privilegiada.

Iniciar unas cortas reflexiones sobre el yugo colonial que vivió Panamá en los siglos 19 y 20, pasando por España, Colombia y la usurpación de nuestro territorio por parte del imperio yanqui, nos trae a la memoria lo grande que es Omar, un soldado humilde, de corazón gigante y con una inteligencia natural y privilegiada. Para muchos sectores de nuestra sociedad y de América Latina, ha sido una de las figuras más notables en Panamá y además de una figura trascendental a nivel mundial.

Al cumplirse los 43 años de la firma de los tratados, representa un hecho histórico y al mismo tiempo, una conquista latinoamericana y mundial. Los tratados canaleros, no solo abolieron la repugnante y deleznable Convención Ístmica de 1903, afianzada en el concepto de perpetuidad sobre la presencia militar en el suelo panameño. Además de reconocer la soberanía de Panamá sobre su territorio, se agendó un calendario de descolonización y la salida de las bases de la mal llamada Zona del Canal.

Es importante señalar que Torrijos no estaba satisfecho con lo alcanzado, porque reconoció que aún Panamá seguiría bajo el paraguas del Pentágono, que es sujeto a la Enmienda de Concini, que habla de intervención militar ante un peligro de seguridad para EUA, que emana de la Doctrina Monroe. Torrijos comprendió que había que cumplir con el pueblo que pedía a gritos soberanía y hacer valer la gesta patriótica del 9 de Enero de 1964.

El valor histórico para las presentes y futuras generaciones es que Torrijos culminó una tarea histórica y social, combatir la aristocracia esclavista y feudal que reinaba en el país y el lumpenato colectivo.

Hoy por hoy, sin temor a equívocos, el presidente Cortizo se encuentra en primera fila enfrentando la desigualdad social de que habló Omar, que es combatir la pobreza y la extrema pobreza (sexta frontera), derribarla, es un compromiso de todos los torrijistas, que significa atender la patria doméstica.

Exhortamos a que, para enfrentar este reto, al igual que lo hizo Torrijos, el presidente Cortizo necesita de la unidad nacional, del partido y sus mejores hombres. En la gestión pública, en estos momentos, no caben las divisiones ni las quintas columnas.

Periodista, profesor de Periodismo, UP.
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