• 15/03/2010 01:00

Es ahora o nunca

Por primera vez en muchos años, observo a la sociedad panameña, casi en su conjunto, ponerse del lado de las autoridades de Educación en...

Por primera vez en muchos años, observo a la sociedad panameña, casi en su conjunto, ponerse del lado de las autoridades de Educación en su intención de aplicar correctivos que permitan a corto y mediano plazo encauzar, modernizar y aplicar las técnicas modernas que la educación requiere.

El atraso que tiene la educación nacional es de más de 30 años. Cuando otros países han centrado esfuerzos en aplicar modelos modernos, en Panamá nos hemos quedado en las luchas de gremios con el gobierno, para defender sobresueldos, tiempos compensatorios, vacaciones, menos horas de trabajo, menos estudiantes por salón, más canonjías, bonos extraordinarios, puntajes, escalafones, menos capacitación y aumentos salariales.

Qué lejos estamos de verdaderos dirigentes magisteriales como Clarence Beecher, Marcos Alarcón Palomino y otros, que en su bregar mantuvieron el equilibrio, pero, sobre todo, la convicción que es mediante el diálogo franco y respetuoso que se pueden lograr objetivos que beneficien a todos. Eran dirigentes comprometidos con sus bases y con los padres de familia y principalmente con los estudiantes.

La diferencia entre esos dirigentes con los actuales, es que ahora son verdaderos “ tirapiedras ”, soldados de primera fila de grupos extremistas, que juegan a llegar al poder por medio de una sublevación popular. Su único norte es desestabilizar el país, afectar al trabajador común, que tiene el compromiso diario de cumplir sus responsabilidades y mantener sus fuentes de trabajo.

Ya la comunidad está cansada del chantaje acostumbrado, con aquello de los llamados a huelgas y a afectar aún más la calidad de la enseñanza. Ahora, como un todo, sectores de la vida nacional han mostrado su respaldo a la gestión de Lucy Molinar, en lo de aplicar el plan piloto de la transformación curricular.

Estoy seguro que dentro del propio movimiento de educadores, un elevado porcentaje desea el mejoramiento de la educación. Ellos son conscientes de que cada fracaso o deserción escolar, es un fracaso a la gestión que llevan a cabo. Ellos son conocedores de que mucho del llamado apostolado docente se perdió en el tiempo, para darle paso a las ambiciones salariales y ventajas particulares de una dirigencia, a la que solo le interesa eso, para seguirse manteniendo al frente de un gremio.

Panamá lucha a diario para salir del subdesarrollo, para entrar de lleno a la globalización y no puede hacerlo con una educación de tan mala calidad como la que tenemos.

Por eso, le damos el respaldo a la ministra Lucy Molinar, para que actúe en consecuencia a favor de los jóvenes que responden al esfuerzo de sus padres y asisten a las aulas de clases para ser mejores y más productivos ciudadanos.

*Periodista.erluga@cwpanama.net

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