• 26/04/2021 00:00

Otros retos para salvar el futuro

“Celebrar el idioma, el libro y a nuestros escritores debe ser con la intención de cimentar y salvar parte fundamental de nuestra cultura multicultural. Debe ser para salvar el futuro”

Cada día desalienta más el rumbo que toman los asuntos relacionados con la corrupción y la justicia. Por ejemplo: existe una gran posibilidad de que el caso New Business (blanqueo de capitales), prescriba y que muchos de los involucrados, sino todos, se queden con los millones que se alega han estafado del erario. Así estamos. Mientras esperamos la burla y la risa de los acusados, veamos otros temas que vale la pena exponer.

El viernes pasado celebramos en Día Mundial del Libro y del Idioma. Ayer, domingo 25 de abril, se celebró el Día del Escritor Panameño. Estos temas son importantes para el desarrollo sociocultural de nuestra población, en particular, de las generaciones en formación.

El idioma, el empeño por siglos y siglos de la especie por diseñar y procurar códigos comprensibles y compartidos que faciliten la comunicación entre todos, en el camino a perfeccionar nuestro espacio y edificar nuestro tiempo en el universo, se ve amenazado desordenadamente y sin elementos lógicos de sustitución. La palabra está siendo asaltada sin misericordia, sin piedad ni indulgencia. El nivel cultural por el dominio del alfabeto (dominio artístico e imaginativo en la presentación vivencial e inteligente de imágenes y escenas del ser, del antes y del ahora), no es una preocupación de esta generación.

Debo (o debemos) ser reflexivos en el análisis. Si tenemos una leve idea sobre los procesos milenarios de evolución, es necesario que veamos el fenómeno del “deterioro” idiomático como una trasformación evolutiva hacia nuevas formas de comunicación. Con eso no quiero decir que apoyo lo que está ocurriendo y estoy seguro de que somos muchos a los que no nos satisface en lo absoluto el rumbo que va tomando a los que, enamorados por el desarrollo del idioma, sentimos necesario proteger al máximo su pureza o trasformación científicamente ordenada. Pero, apoyados por las tecnologías modernas, repito, puede ser que vivimos el inicio hacia nuevas formas, igual ocurre en otros idiomas y lenguajes.

Los cambios en los planes educativos, enfocados en formar técnicos y tecnócratas, han sido un factor crucial en la población influenciados por las nuevas tecnologías (edades de 10 a 50 años). Los que toman decisiones en ese sentido, que no ven como importante proteger el idioma, igual no atienden el problema ante los resultados después de un par de décadas, solo hay que explorar las redes sociales para ver las consecuencias.

La necesidad de expresar ideas y conceptos más elaborados; de presentar un entendimiento sobre los temas; de cuestionar con duda o razón, de plantear alternativas viables o a considerar por las otras partes, va quedando en entredicho ante el uso limitado del idioma. Los ha llevado a hablar en monosílabos, a tratar de simplificar situaciones que, en muchos casos, merecen de un ejercicio cerebro-intelectual y de razonamiento; así fue como la humanidad llegó a donde estamos.

Cualquier pensador antiguo hubiera lanzado la premisa de que, a mayor población, más grandilocuencia al momento de comunicarse; pero no solo eso: a mayor población, un más amplio abanico de ideas; más y mejores conceptualizaciones filosóficas, más reflexión sobre las cuestiones, más alternativas de desarrollo y mejoramiento humano. Pero, el efecto ha sido lo contrario. La codificación de los mensajes en la actualidad ha minimizado la cantidad de palabras para usar, pero ha ampliado notablemente el significado de cada una de ellas en reemplazo de códigos y palabras que son dueños de sus propios significados y por consiguiente afectando dramáticamente la cadena de oportunidades mencionadas.

Filosofar o reducir una idea a la limitada capacidad de atención de la generación de hoy, es el dilema para el futuro de la especie. El diccionario Pequeño Larousse, será una pesada pieza de museo reemplazado por una guía de bolsillo de las “100 o menos palabras” necesarias y suficientes para comunicarse. Un colega manifestó alguna vez que: “… más que una conciencia clara sobre la utilidad de las nuevas tecnologías, lo que representan es una moda que muchos creen necesaria para poder sobrevivir en sociedad” y los centros estratégicos de dominación continuarán redefiniendo la tecnología que, seducidos, continuará utilizando cada nueva generación en contra de su propia independencia intelectual.

Celebrar el idioma, el libro y a nuestros escritores debe ser con la intención de cimentar y salvar parte fundamental de nuestra cultura multicultural. Debe ser para salvar el futuro.

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