• 21/08/2021 00:00

Panamá: pandemia y 'gap' en la educación

“[…] debemos pensar en un sistema híbrido que contemple en alguna forma lo presencial con lo virtual, sustentado en una infraestructura tecnológica que implique una red que conecte todas las regiones […]”

INTRODUCCIÓN: A un año y meses de la declaración de la pandemia COVID-19, que ha trastocado la vida de la sociedad y la de cada país en particular; consecuentemente ha saturado y en casos llevado al colapso los servicios de salud que obligó a la suspensión de actividades económicas y educativas y otras que implicaban movilidad y contacto social.

A esta pandemia se le ha hecho culpable de la débil capacidad del Estado para enfrentarla y con respuestas limitadas, que han hecho visible y generalizado el conocimiento de los déficits que el Estado tiene con la población de satisfacer mínimamente las necesidades básicas de la misma.

Con respecto a la educación panameña, podemos señalar que, ante la suspensión de las clases presenciales y la adopción de la modalidad a distancia en sus versiones que denominaron virtual, digital, semipresencial, con módulos, etc., se observó que se carecía de una infraestructura tecnológica que integrara a todo el país, que la mayoría de la población no contaba con equipos ni instrumentos necesarios, ni siquiera donde operaba esta estructura. La mayoría de los docentes no domina la metodología correspondiente; los currículos no están adaptados a las modalidades adoptadas; las direcciones regionales no cuentan con personal, recursos financieros ni autoridad para enfrentar la crisis; la comunidad educativa parece inoperante.

Esto no es consecuencia de la pandemia, es el resultado de la acumulación de las correcciones, ajustes e innovaciones que debieron incorporarse y no se hicieron a su debido tiempo.

Las acciones, programas y proyectos ejecutados no se hicieron con la debida profundidad y alcance y en los mejores casos, no pasaron del período de gobierno del proponente. La experiencia que mayor proyección tuvo fue la Política de Reforma Educativa (1974-1979), que se sustentó en el marco de la Estrategia para el Desarrollo Nacional (1970-1980) que contemplaba al Sistema Educativo en su conjunto, integralmente y en relación con el país. Como ejemplos sustantivos podemos mencionar: la creación de los bachilleratos profesionales y técnicos; la inclusión en los programas de estudio de las áreas científicas, humanistas y tecnológicas; las actividades extracurriculares y los ciclos básicos con internados en las áreas rurales (distritos con mayor pobreza).

Con la derogatoria de la Reforma Educativa (1979) se regresó a los programas vigentes en la década del 60 del siglo pasado, considerados en su tiempo como obsoletos. El compromiso de formular una nueva propuesta todavía está en espera.

El hecho de que no estemos satisfechos con los resultados de nuestro Sistema Educativo, no nos impide reconocer y valorar que nos ha permitido llegar al sitial en que nos encontramos y formando ciudadanos y profesionales que nos dan la esperanza de que, si nos dedicamos con empeño, saldremos rápidamente de las situaciones deficitarias y superaremos el “gap” tecnológico en que estamos sumidos.

CONCLUSIONES: Estamos inmersos en un “gap” educativo con características científicas, tecnológicas, administrativas, financieras, que nos ahogan y solo nos permite ver y dar respuestas paliativas a lo inmediato; lo cual está muy bien, pero queda corto para construir el futuro, simultáneamente. Debemos precisar nuestra situación, actual y diseñar lo que debemos hacer para superar el “gap”, cómo hacerlo progresivamente, habida cuenta de las diferencias socioeconómicas-étnicas, entre otras, existentes entre las diferentes regiones educativas.

Esto implica formular un plan estratégico, que, dejando de lado apreciados prejuicios y experiencias, nos permita ver, pensar y actuar con nuevos paradigmas y viendo en perspectivas el futuro de los problemas que queremos resolver.

El Sistema de Educación Superior y la Universidad de Panamá no escapan a este “gap”, pues contribuyen a formar a los docentes de todos los niveles de educación y profesionales que el país requiere, para lo cual tienen que estar actualizados. Al respecto, la Universidad de Panamá cuenta con un sistema de planificación, gestión y evaluación académica curricular y programas de formación en tutoría virtual, que no están aprovechados a su máxima expresión.

En general, debemos pensar en un sistema híbrido que contemple en alguna forma lo presencial con lo virtual, sustentado en una infraestructura tecnológica que implique una red que conecte todas las regiones y en la dotación a los estudiantes de los equipos o facilidades para conectarse. Esto requerirá igualmente una reconceptualización del modelo organizativo, los perfiles de los integrantes y rediseño de las ofertas educativas, entre otras; e imprescindible, la correspondiente Política Educativa.

(*) El autor es magister en Administración de la Educación, Universidad de Nuevo México, Albuquerque, EUA; magister en Desarrollo de Sistemas Educativos con “Administración y Supervisión de la Educación (Icase), Universidad de Panamá.

Fue catedrático universitario en el área de Administración Educativa; ha ocupado cargos directivos de alta jerarquía en la Universidad de Panamá: fue director del Instituto Centroamericano de Administración y Supervisión de la Educación (Icase).

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