• 15/08/2020 00:00

Panamá La Vieja en sus 501, cinco siglos de su historia colonial

El propósito principal de este ensayo consiste en resaltar el gran valor que cumplió la fundación de la ciudad de Panamá La Vieja, asentada por un conquistador de sevillano, rindiéndole homenaje en sus 501 años de existencia y a la vez marcar el lugar preferencial donde circuló abundante oro, plata y las perlas que fueron materiales que jugaron un papel crucial para que los españoles cambiaran su ruta de las especies por la nueva vía en el continente americano, por tanto modificaron sus rutas de exploración y asentamientos de los peninsulares.

El propósito principal de este ensayo consiste en resaltar el gran valor que cumplió la fundación de la ciudad de Panamá La Vieja, asentada por un conquistador de sevillano, rindiéndole homenaje en sus 501 años de existencia y a la vez marcar el lugar preferencial donde circuló abundante oro, plata y las perlas que fueron materiales que jugaron un papel crucial para que los españoles cambiaran su ruta de las especies por la nueva vía en el continente americano, por tanto modificaron sus rutas de exploración y asentamientos de los peninsulares.

Pero fue el cronista Oviedo quien marcó la importancia del río Chagres, una ruta transitista[ CITATION Mol17 \l 6154 ], recomendada por Gonzalo Fernández de Oviedo, en 1521, en sus recomendaciones a la Corona española, detalló el recorrido de cuatro leguas entre Panamá y el río Chagres, lo cual contribuyó para que se realizarán rectificaciones y se optará por escoger otro camino, jugará un papel mercantil para España, ahorrará tiempo, distancia y obstáculos geográficos en Tierra Firme.

En ese sentido, fue el gobernador Pedrarias Dávila quien escogió fundar la ciudad de Panamá La Vieja el 15 de agosto de 1519, para la expansión española hacia los distintos lugares que conquistaron y desarrollar su proceso comercial interoceánico mercantilista, entre la metrópoli y la sede virreinal del Perú, según nos describe el historiador Molina-Castillo.

Es importante señalar que los conquistadores, siguiendo las directrices y permisos (cédulas reales) de la Corona española, implementaron una ruta por donde circulaba todo tipo de mercaderías, desde libros, obras de arte, productos, recursos humanos (esclavos) traídos de las costas de África, para que sirvieran a los servicios de la élite y de los criollos nacidos en América.

Entre tanto, es relevante indicar que las edificaciones para el siglo XVII, es decir los principales edificios públicos, fueron construidos de madera y posteriormente ocho construidos de piedra. Según Molina Castillo, además existía el llamado arrabal, en donde se establecía la gente pobre, quienes vivían en casas construidas de paja, otras de quincha. Sin embargo, en las construcciones coloniales prevalecía el arte religioso en las iglesias y parroquias del pueblo, heredados en la actualidad como Patrimonio de la Humanidad.

Plantea el autor Molina que, para mediados del siglo XVII, la población en Panamá La Vieja estaba compuesta por una mayoría de negros esclavos, negros libres y afromestizos. En menor cantidad, españoles que procedían de Sevilla, de Castilla, del País Vasco, de Extremadura y de Lima, entre otros, que formaron la élite blanca y criolla. En consecuencia, podemos deducir que la población en la ciudad de Panamá, Nombre de Dios y luego Portobelo, se incrementaba con las ferias, debido al tránsito de personas, era temporal y una vez que disminuían las mismas se reducía la población.

Ciertamente, las actividades económicas en la ciudad de Panamá La Vieja se concentraron en el comercio y servicios de los mercaderes de la armada del mar del Sur, aquellos que procedían de España y en definitiva fue ventajoso el mercantilismo para la Corona española, quienes transportaban los metales preciosos y productos en recuas de mulas desde la ciudad de Panamá por el Camino Real hacia Nombre Dios, hasta que fue destruida en 1596 por el corsario Francis Drake.

En conclusión, los españoles idearon sus estrategias para transitar y construyen el camino de cruces (mano de obra barata -los esclavos) para circular los metales, abordo de las recuas de mulas por tierra y luego navegaban por el río Chagres, hasta ingresar a la zona costeña de Portobelo y seguir con el comercio, en donde imperaba el monopolio entre la metrópoli y los circuitos coloniales. Ciertamente, desde la época colonial Panamá es un país de tránsito y de servicio, en el cual surgió el asentamiento que vislumbramos actualmente en las costas del sur de la moderna urbe capitalina.

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