• 10/05/2025 00:00

Panamá y el reto de integrar el talento sin barreras

La Ley 15 de 31 de mayo de 2016 establece que las empresas privadas con más de 50 empleados deben incluir al menos un 2 % de personas con discapacidad en su fuerza laboral. Sin embargo, como profesional con discapacidad visual, aspiro a que las contrataciones no se realicen únicamente por cumplir con una normativa, sino por reconocer el valor y las capacidades que aportamos

En el marco del Día Internacional del Trabajo, es propicio reflexionar sobre la inclusión laboral en Panamá.

Aunque existen leyes que promueven la contratación de personas con discapacidad, aún enfrentamos desafíos significativos para lograr una verdadera equidad en el ámbito laboral.

La Ley 15 de 31 de mayo de 2016 establece que las empresas privadas con más de 50 empleados deben incluir al menos 2 % de personas con discapacidad en su fuerza laboral. Sin embargo, como profesional con discapacidad visual, aspiro a que las contrataciones no se realicen únicamente por cumplir con una normativa, sino por reconocer el valor y las capacidades que aportamos.

Conozco a muchas personas con discapacidad, tituladas y altamente capacitadas, que continúan buscando oportunidades en empresas que no solo se declaren inclusivas, sino que lo demuestren con acciones concretas. La verdadera inclusión va más allá de cumplir cuotas; implica crear entornos accesibles y valorar las habilidades de cada individuo.

Durante mi búsqueda de empleo, he notado que muchas empresas se autodenominan inclusivas, pero sus prácticas no reflejan este compromiso. La inclusión no se trata solo de lenguaje o de cumplir con una cuota; se trata de valorar las capacidades antes que las discapacidades y de estar dispuestos a apoyar y facilitar la integración de todos los colaboradores.

No es necesario ser un experto en discapacidad para fomentar la inclusión. Basta con tener la disposición y apertura para contratar a personas que, aunque puedan tener una condición, ofrecen habilidades, conocimientos y experiencias valiosas. La Secretaría Nacional de Discapacidad (Senadis) y la Oficina de Equiparación de Oportunidades del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel) ofrecen asesoría y capacitación para facilitar este proceso.

Es preocupante que, en pleno siglo XXI, persistan prejuicios y desconocimiento sobre las capacidades de las personas con discapacidad. Estos se superan cuando las empresas se comprometen a educarse y a crear espacios de aprendizaje con el apoyo de las instituciones mencionadas.

Además, si una empresa considera que no cuenta con los elementos necesarios para garantizar entornos accesibles, puede solicitar una evaluación y asesoría por parte del personal idóneo de Senadis para hacer una correcta contratación según la condición que tiene la persona, sus capacidades y el puesto que puede desarrollar. Lo importante es estar abiertos y dispuestos a generar oportunidades de empleo para quienes las necesitan y merecen.

En la búsqueda de empleo, muchas personas con discapacidad enfrentan una realidad poco alentadora: las vacantes disponibles son escasas y, en su mayoría, se limitan a cargos como ayudante general, cajero o mensajero. No se trata de desmeritar estos oficios —todo trabajo dignifica—, pero surge una pregunta legítima: ¿por qué resulta tan difícil encontrar oportunidades para profesionales con discapacidad en puestos como gerentes, abogados, comunicadores o ejecutivos?

La falta de inclusión real en los procesos de reclutamiento evidencia un rezago en la visión que muchas empresas aún mantienen. No se trata solo de cumplir con una cuota legal, sino de valorar verdaderamente las competencias, talentos y formación de cada individuo, más allá de su condición. Mientras no se abran espacios para una participación laboral plena y diversa, seguiremos limitando el potencial humano y profesional de miles de personas que tienen mucho que aportar al desarrollo del país.

*El periodista y coach con discapacidad visual
Lo Nuevo