• 27/05/2021 00:00

Del panóptico a los algoritmos: la sociedad hipervigilada

“El mundo es víctima de la propaganda y la manipulación algorítmica de las grandes corporaciones tecnológicas”

Vivimos épocas complejas convulsionadas por el escepticismo y el pánico colectivo, provocando estados de ansiedad impredecibles en las sociedades hipervigiladas, como consecuencia del avance exponencial de la tecnología convertida en fetiche y que en el contexto de la pandemia se ha hecho aún más evidente.

Esta situación no es nueva, para finales de siglo XVIII, el filósofo utilitarista de origen inglés Jeremy Bentham había delineado el panóptico como un prototipo de diseño arquitectónico con fines carcelarios, que tenía como objetivo estratégico facilitar a su carcelero ocultarse en una torre central y vigilar a todos los reclusos desde la torre, de tal manera que estos no puedan saber si son vigilados. El poder representado en el panóptico altera la conducta de los reclusos sin recurrir a la fuerza, ya que este es omnisciente, es la mirada que todo lo vigila, induciendo en el prisionero la autodisciplina. En el siglo pasado, Michel Foucault examina esta figura arquitectónica y nota en ella una técnica moderna de vigilancia omnipresente, es una fabricación de control social que está presente en el diseño de cárceles, hospitales y fábricas. Estas construcciones permiten la existencia de una mirada permanente, es el organigrama de la sociedad disciplinada.

“El panóptico puede incluso constituir un aparato de control sobre sus propios mecanismos. Desde su torre central, el director puede espiar a todos los empleados que tiene a sus órdenes: enfermeros, médicos, contramaestres, maestros, guardianes; podrá juzgarlos continuamente, modificar su conducta, imponerles los métodos que estime los mejores; y él mismo a su vez podrá ser fácilmente observado”. (Vigilar y castigar nacimiento de la prisión). Para Foucault, el panóptico puede ser una máquina de hacer experiencias, de modificar y reeducar la conducta humana, el panóptico es el ojo protector de Horus que garantiza la ordenanza y la disciplina, es “el campamento perfecto, todo el poder se ejercería por el único juego de una vigilancia exacta, y cada mirada sería una pieza en el fundamento global del poder” (Ibidem). Todo esto por una simple idea arquitectónica.

Sin embargo, en las postrimerías del siglo XX, el panóptico está siendo sustituido por los algoritmos; concepto desarrollado por el gran matemático en el Siglo IX, Al Juarismi, más conocido por aparecer en la portada del libro Algebra de Baldor. Su obra Al jabr no solo dio nombre a lo que conocemos como álgebra, sino que, posteriormente, ideó un método para operar con números decimales, que conocemos hoy día como algoritmos. Ese tránsito del panóptico a los algoritmos nos configura un mundo bizarro (en su acepción inglesa) con el surgimiento de Estados totalitarios que pretenden, so pretexto de razones de Estado y salvaguardar la seguridad nacional, desarrollar todo un sistema de tecnovigilancia por medio de inteligencia artificial que atenta contra la privacidad personal y las libertades públicas. Altos sistemas de reconocimiento facial y de identificación biométrica están en todos lados, en una hipervigilancia escandalosa.

China tenía planificado instalar más de 600 millones de cámaras para el 2020, esta medida también es adoptada por Estados Unidos, Alemania e Inglaterra cuya capital Londres es la ciudad más vigilada del mundo. Los algoritmos también se utilizan, para vigilar utilizando sistemas biométricos de vigilancia para darle seguimiento a las personas con coronavirus, ellos tienen toda nuestra información, es como si tuvieran tu ADN o tu huella dactilar donde saben todo lo relacionado con tu persona, la privacidad es solo una remembranza del pasado.

Como si fuera poco, también se están utilizando los algoritmos para controlar nuestros gustos, emociones, sentimientos, inclinaciones políticas, orientación sexual, etc. Grandes empresas tecnológicas de redes sociales, ubicadas la mayoría en Silicon Valley, (Facebook, Google, Amazon, Yahoo, etc.) controlan complejos sistemas de algoritmos que se apropian de información personal para utilizarla en su Big Data, para vendernos productos y publicidad de acuerdo con la información que obtienen a través de los “like”. El mundo es víctima de la propaganda y la manipulación algorítmica de las grandes corporaciones tecnológicas. Recientemente ha surgido una red gigante de vigilancia, utilizando inteligencia artificial y reconocimiento facial, llamada la Coalición para la Procedencia y la Autenticidad del Contenido (C2PA), la cual analiza información engañosa en línea, mediante el desarrollo de estándares técnicos para certificar la fuente donde se origina y el historial o procedencia del contenido de los medios.

El C2 PA es un proyecto de vigilancia de Join Development Foundation, compuesto estratégicamente por una alianza entre el New York Times, BBC de Londres, Adobe, Arm, Intel, Microsoft y Truepic”. Es la nueva hegemonía del totalitarismo con tecnología de alto poder algorítmico, el panóptico de Bentham solo fue el preludio de las sociedades hipervigiladas por algoritmos. ¿Qué hacer, ahí el dilema?

Filósofo e historiador.
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