• 24/12/2013 01:00

Treinta monedas, lentejas o un pavo

La Biblia tiene cantidad de casos donde derechos se han vendido, o bien información. El hombre, pareciera, siempre ha tenido un espíritu...

La Biblia tiene cantidad de casos donde derechos se han vendido, o bien información. El hombre, pareciera, siempre ha tenido un espíritu fenicio, donde su ambición o necesidad parece privar sobre su razonamiento. A mí en particular me fascina analizar cómo llegaron algunos a los valores de venta que aceptaron. Por ejemplo, Judas entrego al Mesías, por 30 monedas de oro, mientras Esaú vendió a Jacob sus derechos como primogénito por un plato de lentejas. En la historia podríamos seguir corriéndola cronológicamente y veríamos tantos otros ejemplos, hasta llegar a la edad moderna y en pleno siglo 21, donde algunos diputados y políticos creen que están comprando un voto con un pavo.

¿Será que su percepción del electorado es tan pobre? Yo les doy un pavo en diciembre y ellos me regalan una curul donde ganaré $120,000 al año por cinco años. Negocio redondo. Pero, ¿es tan tonto mi electorado? El diputado es el responsable de las leyes de la República, revisa y aprueba los Tratados Internacionales, es fiscalizador de la gestión del Ejecutivo, nombra al contralor general de la nación, tiene un miembro en la Junta Directiva del Canal, aprueba todos los nombramientos importantes del Ejecutivo, entre otras funciones. Para mostrarme su capacidad en cumplir esas funciones, yo voto por ¿el que me dio un pavo?, ¿un jamón?

En un país de contradicciones, mientras la calificación del desempeño de la Asamblea Nacional de Diputados es pobre, las posibilidades de reelección de los actuales llega a un 35 %, donde por méritos quizás no debería reelegirse ni el 10 %. Hoy, el electorado celebra un diputado que canta, desentonado, pero canta, mientras otras cuatro se prestan para un programa de sátira televisivo y cantan igualmente. Ninguno parece interesado en dar un ejemplo de la seriedad del cargo, sino que miden cuántos votos entre una juventud irresponsable logran haciendo el ridículo.

Una Asamblea donde dejó de tener importancia el cuerpo del Órgano Legislativo y han aceptado someterlo al Ejecutivo, donde ya no hay iniciativa legislativa ni criterios sobre leyes si vienen del Ejecutivo. Los diputados votan sin medir consecuencias. Los hoy panameñistas votaron en la Asamblea derogando la Carrera Administrativa, aprobando el Código Minero, aprobando la Ley Chorizo, aprobando el transfuguismo y dos años después denunciaban las mismas leyes que aprobaron cuando era alianza oficial. Son los mismos que aprobaron a los magistrados que hoy buscan que renuncien. Hoy buscan reelegirse, no regalan pavos, porque a ningún diputado se le ha ocurrido regalar nada que les cueste, solo regalan si el gobierno se lo suministra y, siendo oposición, ahora no hay para regalos. En fin, más pavos y jamones para los oficialistas.

El pavo, el símbolo de la abundancia en USA, la comida de Acción de Gracias, en Panamá es el símbolo de la corrupción electoral. Es la cena que nos regalan los diputados de gobierno, como nuestra participación en su mal uso del erario público. Mientras miles esperan que les arreglen las escuelas, los caminos, los doten de agua, los diputados prefieren usar 30, si 30 millones de balboas en regalar pavos y jamones, electrodomésticos a sus potenciales electores. Hoy, el panameño sabe aprovechar la ocasión, acepta todo lo que le regalen, pero, ¿votará por el donante del pavo? Lo dudo, sabe que la donación no le costó nada, no salió ni de su bolsillo ni de su corazón. Me imagino que el mundo debe estar sorprendido de la cantidad de pavos que Panamá importa y consume, definitivamente a nivel de primer mundo.

Yo siento que estas elecciones tendrán un elemento que no teníamos antes. La publicidad dirigida a evitar el voto hacia algunos candidatos. Creo que ya hay una fuerza real entre los panameños decentes y responsables de pagar anuncios y cuñas pidiendo que no se reelijan a x o y diputados, que ya hartaron a la comunidad consciente y consecuente del electorado. En lo breve hasta ahora de la campaña es sorprendente lo que algunos de estos padres de la patria proyectan como sus logros. Hay uno que es ‘el diputado del béisbol’, válgame Dios. ¿Para eso lo eligió su circuito? Bueno, quizás es mejor que decir que voto a favor del Código Minero, a favor de la Ley Chorizo, a favor de derogar la Carrera Administrativa.

En el 2014 será importante que todos los electores comprendan la importancia de enviar a la Asamblea a aquellos candidatos más preparados, más capacitados para analizar y proponer leyes, que no tengan su consciencia al mejor postor, que no vendan su independencia ni por las 30 monedas, ni por el plato de lentejas, ni por los pavos para regalar. Si no entendemos que para garantizar una verdadera democracia, se requieren tres poderes fuertes del Estado, donde el electorado es quien decide sobre dos de ellos, Ejecutivo y Legislativo, donde adicionalmente toca al electorado fiscalizar la conducta de sus elegidos y exigirle cuentas. Una reacción popular fuerte lograría la revocatoria de mandato de aquellos que traicionen a sus bases electorales.

Lo triste es que el ejemplo de los actuales deja al descubierto el poco respeto que los diputados hoy tienen de los electores, con un pavo y un jamón creen que garantizan su lealtad electoral. No importa lo grosero que haya sido el diputado, no importa lo mal que haya votado, no importa lo ridículo de sus actuar, lo chabacano de su conducta, si en diciembre te regala un pavo y un jamón, todo perdonado. Yo, lo dudo.

INGENIERO INDUSTRIAL Y ANALISTA POLÍTICO.

Lo Nuevo