Polifonía caribeña para disfrutar

El canto grupal o coral está ligado a la cultura humana desde tiempos inmemoriales. Si bien se desarrolló con mayor fuerza durante la Edad Media, su existencia se remonta a civilizaciones antiguas, que por conducto de la religión legaron esa forma de manifestación; que en un principio fue litúrgica, de la que se derivan el canto Ambrosiano, el Hispano, el Gregoriano y también variantes como la polifonía primitiva, el órganum y el discanto.

Los cantos polifónicos tuvieron dos grandes escenarios: el religioso, promovido por la Iglesia, que supo articular a través de ellos la literatura bíblica y el profano, que se escuchaba en las cortes y también en los carnavales. Este se ocupó de llevar a la composición escenas de la vida cotidiana, del trabajo, así como las creencias populares y sus mitos vinculados a las experiencias en las urbes y los campos.

Aunque la música de temática religiosa tuvo gran desarrollo tanto en la Edad Media como en el Renacimiento y el Romanticismo, hay que destacar que también los motivos callejeros, dieron origen a historias que constituyeron el tema de óperas, operetas, zarzuelas y todo un conjunto de expresiones en que se exponían narraciones y hechos de la población.

El desarrollo de la música coral europea tuvo también sus repercusiones en América y hacia mediados del siglo XVIII aparecen las primeras experiencias en Santiago de Cuba. Se expandió vinculada a la enseñanza, el fortalecimiento de la fe y se expuso en villancicos, cantatas y pastorelas. El desempeño y papel que había logrado a través del tiempo, fue un factor determinante para que se reconociera su importancia al triunfo de la Revolución.

El experto José Palomares plantea que “El canto coral establece una relación directa con la música debido a la inmediatez en la relación sonido-individuo, haciéndola independiente de cualquier otro artificio y permitiendo, por tanto, una mayor visión global de los elementos que lo conforman”.

La música popular cubana logró una extensa influencia a lo largo de la isla. Al actuar en las festividades diversas, se emplearon grupos en que varios atendían los aspectos vocales y la integración de las segundas voces promovió un formato de polifonía enriquecido y fortalecido por la idea de proyectar la voz desde fuentes plurales, en especial los cuartetos.

Durante los años cuarenta, diferentes cuartetos estadounidenses visitaron la isla cubana e influyeron en este tipo de agrupaciones. Así empezaron a hacerse públicos nombres como el Cuarteto Siboney, el de Facundo Rivero, el de Orlando de la Rosa, de Mario Fernández Porta, de Bobby Collazo, Los Faxas, Los Ruffino, Las D' Aida (con Omara y Haydee Portuondo, Moraima Secada y Elena Burke), Los Bucaneros, Los Meme y Los Century.

Según el Diario de las Américas, ellos impusieron durante tres décadas sus estilos e impulsaron nuevos proyectos. Años después decrecieron por diversos problemas en la producción. Sin embargo, han surgido nuevas opciones; entre ellas Vocal Sampling y Vocalité, que utilizan las onomatopeyas como principal característica en sus contenidos. Esta modalidad les ha dado fama en los escenarios internacionales y difusión a sus discos.

Vocalité se originó en La Habana en 1998 y se orientó a realizar fusiones desde la trayectoria cubana para mezclarse con la variedad de géneros internacionales, a través de armonizar las voces y entonces imitar diferentes instrumentos musicales. Su inventiva enfrenta retos de componer melodías que guardan la rítmica popular y con la transformación polifónica, adquiere nuevas dimensiones sonoras.

Ellos se presentan en Panamá esta noche, como parte de la temporada 2023 de World Music Panamá y brindarán un amplio repertorio de sus discos. Su composición está a cargo de jóvenes que han egresado de las escuelas e institutos superiores de Arte de Cuba. Ellos fusionan lo autóctono con todo lo que sea creativo para producir entretenimiento.

Vocalité es una agrupación que merece verla para divertirse un rato.