• 26/09/2011 02:00

De las motivaciones políticas

ACADÉMICO NUMERARIO DE LA ACADEMIA PANAMEÑA DE LA LENGUA.. El hecho de calificar un delito de ‘Delito Político’ (que casi siempre será ...

ACADÉMICO NUMERARIO DE LA ACADEMIA PANAMEÑA DE LA LENGUA.

El hecho de calificar un delito de ‘Delito Político’ (que casi siempre será transgresión de la Ley, de la Constitución o de la Norma Jurídica) no lo convierte, automáticamente, en un delito menor forzosamente exculpable.

En el concepto de ‘Delito Político’, el adjetivo Político no conlleva ninguna valoración previa: no significa, de ninguna manera, delito natural y definitivamente exculpable.

Es que la causa que mueve al individuo, al político, al militar, al policía, al ciudadano, a actuar irregularmente ‘de manera política’ (es decir, desde la llamada Motivación Política), puede ser tanto buena como mala, y tanto noble como perversa... Pero casi siempre es anormal; sobre todo en nuestro tiempo y circunstancia de improbidad, de improvidencia. Y de inmoralidad.

En tales casos, el adjetivo ‘Político’ no es un sinónimo de grandeza, ni de probidad, ni de Verdad, ni de Justicia Distributiva, ni de búsqueda del Bien Común, ni de legalidad... No califica legalmente, ni jurídicamente, ni moralmente ninguna acción.

Es ya clarísimo imperativo, en los países con profunda tradición jurídica (aún en medio del delito), la necesidad de hacer, en materia de delitos políticos, una elemental, pero imperiosa separación: Se debe distinguir claramente y separar ‘el enjuiciar o el perseguir (sin causa real) por motivos políticos’, de ‘el enjuiciar por actos criminales cometidos por motivos políticos’; es decir, actos criminales, cometidos pensando en que, desde el poder, podían permanecer eternamente ocultos; o que no serían castigados una vez descubiertos. La existencia de un clima de impunidad (venida desde el poder político sin autoridad) es la motivación real, en estos casos.

Definitivamente, son dos cosas distintas que, en todo tiempo y circunstancia y lugar verdaderamente humanos, deberán permanecer como dos cosas distintas irreconciliables, inconfundibles; para la salud, y para la sanidad de la Vida Jurídica y de la alta vida social. Legalidad y Legitimidad han de ir juntas siempre...

El confundir y hacer semejantes estas dos realidades de tan distinta índole y naturaleza, llevará, necesariamente, a una situación de ilegalidad, y dará nacimiento a la impunidad del delito... Porque se falsea grotescamente la Verdad Jurídica. Porque se hiere profundamente el Vivir Democrático.

El homicidio, el robo, el fraude, y, en general, todo acto ilegal y toda acción sórdidamente anticonstitucional, ‘cometidos por motivos políticos’, podrán, sin duda alguna, ser explicados políticamente, pero no podrán, ni deberán, de ninguna manera, ser exculpados legalmente. Rompen inmoralmente el más alto Ordenamiento Jurídico.

El Partido Político, sobre todo si está en función de poder, podrá explicar, y hasta justificar, los asesinatos, fraudes y peculados cometidos por sus miembros, por sus ‘copartidarios’, pero no podrá nunca exculparlos violentando las Leyes y la Constitución, mediante indultos y ‘amnistías’ acomodaticios y oscuramente crematísticos, dirigidos a impedir la muy justa condena del delincuente, y el necesario cumplimiento de la pena merecida.

Siempre debemos separar ‘el enjuiciamiento sin causa justificada, por motivos políticos’, y ‘el enjuiciamiento por homicidios, robos, peculados y otros delitos, cometidos por motivos (o desde motivaciones) políticos’... De no ocurrir así, habría que exculpar, también, crímenes y delitos cometidos por motivaciones económicas, científicas, culturales, y hasta personales... El absurdo jurídico. Negación de la Justicia. Debemos cuidar la salud de la Justicia, y del vivir en Democracia del ciudadano. Separemos definitivamente motivaciones políticas y delitos políticos... Es que, en nuestro tiempo, casi siempre, el adjetivo Político, usado en la denominación Delito Político, oculta, o pretende ocultar, el crimen, la ilegalidad, el fraude; el delito.

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