• 12/06/2022 00:00

“Populismo”

En Panamá el populismo ha llevado a los gobiernos destinar millones de dólares en subsidios, cuando esos dineros podrían estar focalizados en otros sectores o actividades

Hace algunos meses escribí un artículo sobre el populismo. Lo titulé “Populismo: pan para hoy, hambre para mañana”. En ese artículo manifesté lo que tanto la derecha como la izquierda con sus políticas “populistas” logran popularidad. En muy poco tiempo fracasarán en sus estrategias por quedarse sin dinero.

El primer “populista” fue Lenin. Apeló a la persecución y al crimen, para imponer en Rusia el comunismo.

Muchos brillantes escritores como Mario Vargas Llosa, Carlos Montaner y Andrés Oppenheimer, entre otros, han criticado ampliamente al populismo sobre los efectos negativos en sus países.

Además de Nicolás Maduro en Venezuela, Díaz Canel en Cuba y Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua, existen muchos populistas o socialistas como Evo Morales, Rafael Correa, Cristina Fernández de Kirchner, Pedro Castillo, el mismo López Obrador y Petro en Colombia, entre otros. Aunque en el fondo son en realidad comunistas esto no lo mencionan, intuyo yo, que no lo hacen porque los relacionen con los millones de muertos que fueron asesinados por Stalin en Rusia y otras naciones.

También hay populistas y socialistas de derecha, como lo fue Adolfo Hitler. El Dr. Arnulfo Arias estudió con gran esmero las políticas socialistas del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (nazis); fueron algunas de ellas aplicadas en Panamá, cuando fue presidente. Esas medidas le dieron gran popularidad a Hitler: voto a la mujer, jubilación, atención médica gratuita y medidas de gran alcance social.

Hitler posteriormente comenzó con su carrera armamentista, que concluyó con la guerra mundial que causó tantos muertos y horrores en el mundo entero.

En Panamá todo está subvencionado. No hay ninguna actividad que no lo está. El panameño ha ido perdiendo su creatividad y, lamentablemente, se ha convertido, por las leyes, en un parásito.

Si los gobiernos dedicaran esas cuantiosas sumas que emplean en los subsidios, las utilizaran a darle al ciudadano una mejor educación y trabajo, con esas medidas se beneficiaría el fisco y las comunidades en las que se pueden desarrollar las obras que tanto necesitan.

La nueva política, además, de los beneficios se logra poner fin a los subsidios.

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