• 21/04/2023 00:00

Problemas sociales y demagogia electoral

“[...] el sistema electoral panameño se caracteriza por la existencia de partidos políticos y seudoindependientes sin plataforma ideológica, que basan su accionar en el clientelismo [...]”

En nuestro país es común que se resalte el crecimiento económico, entre otras cosas, porque constituye el criterio que los Gobiernos toman como referencia para propagandizar su “buena gestión”.

Para los panameños de a pie, el crecimiento no dice nada. El crecimiento económico no ha sido garantía de bienestar humano; por el contrario, en medio del crecimiento, los problemas sociales de gran parte de la población se han incrementado. Los problemas sociales son aquellos que aquejan a diversos sectores de la población y tienen que ver con las condiciones objetivas y subjetivas de vida.

La desigualdad económica y de oportunidades suele ser consecuencia de la construcción histórica de una sociedad de ricos muy ricos y pobres muy pobres, producto de la desigual distribución de la riqueza. La Cepal en los años sesenta habló de “crecimiento sin desarrollo” o “crecimiento con pobreza”, para caracterizar lo que sucedía en América Latina. Panamá, es un ejemplo de ello, mientras que destaca en la región por su crecimiento, por el otro lado ocupa el sexto lugar a nivel mundial con peor distribución.

Como muchas otras naciones, la sociedad panameña se ve aquejada por problemas sociales, algunos sumamente críticos, como lo evidencian las estadísticas del país. Los principales de ellos son: pobreza, desempleo e informalidad, bajos salarios, alto precios de alimentos y medicamentos, problemas de acceso a agua potable, problemas vinculados a la educación y salud, el déficit habitacional, discriminación, feminicidios, corrupción, inseguridad ciudadana, problemas ambientales, el desmantelamiento neoliberal de derechos humanos.

Estos problemas, además de recurrentes, se han profundizado, a ninguno de los Gobiernos les ha interesado dar respuestas reales y oportunas, por el contrario, su accionar está dirigido a que el crecimiento económico favorezca a los 115 ultramillonarios del país.

Para los Gobiernos y su partidocracia, esta desigualdad se constituye en insumo de su demagogia politiquera en los procesos electorales “los pobres en el discurso electoral”. Las promesas que suelen realizar los políticos durante las campañas electorales son habitualmente calificadas como demagógicas, en la medida en que todos los partidos tradicionales han sido Gobierno, ninguno ha resuelto los problemas; por el contrario, la pauperización de las condiciones de vida del pueblo humilde y trabajador es cada vez mayor, no se resuelve la pobreza, pero cada cinco años utilizan a los pobres, a los mismos que han reprimido cuando exigen el respeto de sus derechos. La supuesta democracia ha sido reiteradamente cuestionada, atribuyéndoles la condición de sistemas demagógicos, debido a la utilización intensiva de técnicas publicitarias características del “marketing”, a la personalización de las candidaturas, la manipulación de los medios de comunicación de masas y al clientelismo que promueven, postergando el análisis político real de la solución de los problemas sociales.

Para lograr que Panamá se convierta en una sociedad equitativa con justicia social, deben reconocerse los derechos de la población en todos sus órdenes (económico, social, político, ambiental, cultural), no solo en el ámbito normativo, sino en la elaboración y ejecución de las políticas públicas. Ello requiere de la definición de acciones concretas con asignaciones presupuestarias. Es la ejecución de las estrategias planificadas con visión integral, alejadas del individualismo neoliberal. Se requiere su monitoreo para verificar su impacto. Es necesario abordar los problemas sociales, atendiendo las causas que los originan. Es decir, plena participación de la población en la toma de decisiones para su resolución.

En fin, el sistema electoral panameño se caracteriza por la existencia de partidos políticos y seudoindependientes sin plataforma ideológica, que basan su accionar en el clientelismo, controlados por pequeños grupos elitistas y cúpulas oligarquizadas con claros intereses económicos y financieros, alejados de un proyecto de desarrollo nacional incluyente que se plantee, como objetivo fundamental, la transformación de la sociedad, que elimine las condiciones de vida deplorables que afectan a una gran parte de la sociedad panameña.

Conusi-Frenadeso.
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