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- 05/03/2022 00:00
Putin desafía a la OTAN, a EE. UU. y a la UE
La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se desintegró hace 31 años, y muchos de los países que conformaron esa unión se convirtieron luego en países libres, independientes, soberanos y democráticos.
Varios de esos países, con todo el derecho soberano que les asiste de decidir libremente su propio futuro, a que alianzas adherirse y a solicitar armamentos para su propia defensa territorial, han decidido formar parte de la OTAN y/o la Unión Europea.
Todo aquel que cree en el principio de autodeterminación de los pueblos, estará de acuerdo en que Rusia no puede dictar a países libres, democráticos y soberanos, quienes han decidido no seguir bajo su zona de influencia de dominación totalitaria, con quienes pueden aliarse ni cómo deben comportarse, e imponer sobre ellos su voluntad imperialista.
Putin se envalentonó a atacar y doblegar a Ucrania, un país libre e independiente, para impedir su afiliación a la Unión Europea y su posible entrada a la OTAN, al percibir ciertas debilidades y vulnerabilidades de la OTAN y de la Unión Europea, quienes le impusieron a Rusia sanciones irrisorias después de haber invadido y anexado parte de Georgia en el 2008, e invadir y quitarle a Ucrania la provincia de Crimea en el 2014.
Putin, ese mismo año orquestó un conflicto militar al este de Ucrania que terminó con la creación de dos regiones separatistas prorusas en el área conocida como Dónbass (Donetsk y Lugansk), que no han sido reconocidas por la comunidad mundial, aunque Rusia proclamó su independencia de Ucrania recientemente. El mismo Putin alabó la participación de militares rusos disfrazados de disidentes prorusos en el complot de Crimea y Dónbass.
Es obvio que Putin ha movido sus fichas y ha engañado a Occidente con su postura de diálogos, cese de hostilidades y esfuerzos diplomáticos insinceros, ya que estaba dispuesto a avanzar en sus objetivos geoestratégicos, y ha concluido que puede utilizar sus fuerzas armadas para invadir a Ucrania, al razonar que no habrá una respuesta realmente contundente de parte de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, lo que igualmente sucedió en su primera invasión a Georgia y Crimea, que no fueron castigados con dureza.
Putin, al parecer, piensa que el momento es el adecuado para actuar, ya que las fuerzas occidentales parecen estar debilitadas, con grandes vulnerabilidades y resquebrajándose, al ver cómo Gran Bretaña, el eje más poderoso de la UE, salió de la alianza mediante el “brexit” en el año 2017. Igualmente, el presidente francés puede perder su poder de negociación al tener que participar en las elecciones presidenciales próximamente y sin seguridades de poder mantener ese poder. En Alemania hubo cambio de Gobierno recientemente y sus gobernantes serán nuevos en la mesa de diálogo, y tanto Alemania como la Unión Europea dependen del gas y petróleo rusos para su industria energética.
En tanto, el presidente estadounidense Joe Biden, es percibido por los mismos ciudadanos norteamericanos como un comandante débil, frágil e incompetente, que tiene completamente apagados los gaseoductos y la producción energética de su país con el argumento del cambio climático, que ayuda en nada a la situación energética de sus aliados, permitiendo de tal forma que sea Rusia quien supla de energía a Europa y Estados Unidos, que ha dado a Rusia un margen para el chantaje y lo que ha enriquecido a Rusia, que ha utilizado esos ingresos, según los expertos, para modernizar su ejército, su armada, su marina y fuerza aérea, mas no así para el desarrollo económico de su población.
El peligro que encaran la OTAN y la Unión Europea, al no implementar y defender esa línea roja trazada para disuadir el avance de Putin, es que China está observando con detenimiento a ver si Putin logra su propósito imperialista y se salga con la suya sin que Occidente logre frenarlo, entonces, nada impediría a China invadir a Taiwán.
Putin ha acusado a Estados Unidos, a la OTAN y a la Unión Europea de fraguar un complot geoestratégico para cercar militarmente y estratégicamente a Rusia.
Pero creo que con esfuerzos diplomáticos serios y confiables y no con bravuconadas, y mucho menos con actos de guerra, Putin hubiera podido lograr muchos más acuerdos políticos favorables.
En fin, Putin necesita a Ucrania, país soberano e independiente, en su eje de influencia totalitaria, para aspirar a ser reconocido nuevamente como la superpotencia mundial que una vez fue la URSS, y la OTAN, por su parte, no puede permitir que Putin le dicte qué países puede acoger en su seno.
Según algunos analistas políticos, Putin tiene miedo a una revolución democrática en su propio país, luego de ver que Ucrania y varios países nor-atlánticos, como Lituania, Estonia, Latvia, etc., que antes pertenecían a la extinta Unión Soviética, han abrazado modelos democráticos de Occidente.