• 31/07/2010 02:00

Quo Vadis

Cuando vivimos las tragedias y contradicciones del mundo actual, cobra vigencia el pensamiento panameñista del rol de un pequeño país en...

Cuando vivimos las tragedias y contradicciones del mundo actual, cobra vigencia el pensamiento panameñista del rol de un pequeño país en medio de los intereses globalizados. Interiorizarnos en nuestros propios valores, enriquecer nuestras capacidades. superar nuestra gente, defendernos frente a las vorágines de soberbia y codicia internacional, que atentan contra nuestra libertad, independencia y progreso.

Hoy, el planeta se debate entre grandes fuerzas económicas y militares que pretenden monopolizar los poderes para el beneficio egoísta de sus potencias. Los G-8, G-20, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, OTAN, Nuevo Orden Mundial Sionismo. Fundamentalista Islámicos, Francmasonería, Militarismo, Terrorismo, Grandes consorcios empresariales y bancarios, OMC, OCDE, Foro Social Mundial. Y como comparsas utilizadas, los grupos económicos de los países emergentes y el coro de países en vías de desarrollo.

Las guerras frías, las guerras limitadas, los conflictos regionales, las luchas monetarias económicas, son las evidencias de la lucha por los mercados, las materias primas, la energía, la verdad, las creencias. El negocio criminal del narcotráfico y del tráfico de armas, la destrucción del ambiente es la otra patética versión de la codicia y la soberbia. Con sus secuelas de muerte, vicios y deterioro de la seguridad y calidad de vida de los pueblos.

Bajo la forma evolutiva de diferentes formas de materialismo, pragmatismo capitalismo distorsionado o estatal o salvaje, racismo, autoritarismo que amenazan la existencia humana, la civilización, las culturas e inclusive la sobrevivencia del planeta.

Como marionetas nos mueven en la historia confundiéndonos, nos desvían del rumbo natural, nos injertan el militarismo, nos desvían contra enemigos artificiales, nos imponen dictadores, nos enseñan a consumistas, a sus vicios, a sus corrupciones, compran funcionarios y políticos, y publicistas; entrenan a nuestros uniformados en las guerras sucias, las torturas, las perfidias, el cinismo, las traiciones. Envenenan a nuestra juventud con una subcultura cine-televisiva superficial, intrascendente alienante que les aleje de otros elevados objetivos. Que les deterioran su autoestima conduciéndolos a dependencias que los orientan a adicciones tontas, pero que les arruinan sus vidas.

¿Pero a dónde vamos? Nos seguimos guiando por la OCDE, e l Pentágono, el fracasado libertinaje económico globalizado salvaje, hoy en vías de ser regulado y domesticado, la explotación antieconómica del ambiente natural, el paternalismo ingenuo de distraer a las masas, a la confrontación social infecunda, al autoritarismo como fórmula de imponer criterios, al juegavivo corruptor, a la adulación como instrumento político, a la compra de conciencias ‘o cambiamos’ al desarrollo económico con función social, a una inmediata y científica reforma educativa y universitaria, a promocionar prioritariamente los valores humanos sobre solo la tecnología, a un revolucionario y transparente estilo de justicia que recupere la credibilidad, a permitir las orientadoras críticas constructiva, a una acción real ejecutiva superando la solo teoría programática y la publicidad mediática, a un entendimiento solidario e inteligente sin explotación a ningún sector entre las empresarios y trabajadores, a una consulta real y efectiva con la ciudadanía y sindicatos, a lograr a una armónica distribución con justicia social de la riquezas nacionales producidas por todos.

Aquí es donde el panameñismo tiene que hacer valer sus principios sociales y nacionalista.

Para generar nuestra propia estrategia y fórmulas de desarrollo, obteniendo lo bueno que pueda aportar la inversión privada local y extranjera para elevar la calidad de vida de la ciudadanía. No solo en lo físico sino también en lo cultural, cívico y aún político. En la historia ha habido dirigentes que salieron de la clases rica, pero siempre actuaron como ciudadanos comprometidos con los intereses de los más humildes, que son los que realmente lo necesitan. Estos deben ser gobiernos que se orienten no a beneficiar a su clase, sino a que el capital ahora regulado cumpla con su función social real y práctica, concretadas en el empleo y la producción a precios locales accesibles. Que la inversión internacional beneficie al país sin deteriorar su ambiente. Que se respeten los derechos democráticos ciudadanos y sus opiniones. Que no se repita el autoritarismo ni los vicios de la dictadura. Que se elimine el tratado de neutralidad que condiciona a perpetuidad nuestra soberanía. Como corolario. ‘Hay que ayudar a los pobres porque los ricos se cuidan solos’, Dr. Arnulfo Arias Madrid, solo así podremos lograr un Panamá Mejor.

*MÉDICO Y EX MINISTRO DE ESTADO.

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