• 09/06/2023 00:00

Recordemos al INAC y la Digedecom

“[...] y nos volvemos a preguntar: ¿dónde quedó la dignidad del panameño? La empeñaron, vendieron o esta de vacaciones”

El instituto Nacional de Cultura (INAC) y la Dirección General para el Desarrollo de la Comunidad (Digedecom), instituciones gubernamentales, cumplían el mismo día, 3 de junio.

De la Digedecom tenemos y debemos recordar con aprecio y distinción al Dr. César Rodríguez Maylín, un calobreño distinguido que reunió a una gama de profesionales de las ciencias sociales para darle forma al proyecto que debía, en toda la República, conocer la problemática social de las comunidades y apoyarlas para sacarlas de una situación infrahumana hacia un verdadero desarrollo integral.

Planificadamente, se captaron personas de todo el país y se fueron preparando para hacer un trabajo coordinado y efectivo. Había arquitectos, como Grisolía, Espósito, Bossano; sociólogos, tales como Julio Arosemena, Carmen Núñez, Generoso Simón Nicolás, Pedro Martíz Lee, Petra Bendinburg, Vicente Mosquera, Mario Muñoz, Aquilino Velásquez, Juanita Algandona y el nunca olvidado Guillermo Medina, maestro por excelencia y quien estuvo a cargo del mayor peso, como lo fue organizar y trabajar con los trabajadores comunales.

En esta primera etapa de formación y organización salimos gente de todas las provincias que, con agua, sol, luna y brisa, caminamos por toda la geografía nacional reconociendo problemas, líderes, buscando soluciones a muchos problemas comunales.

En auto, chalupas, caballos o a pie, se anduvo por lugares que ni se conocían, como Ánimas de Boro, en Veraguas, El Chungal, por Caimitillo centro o tal vez Cacique en Colón.

Muchos salíamos sólo con el desayuno y no la volvíamos a ver hasta entrada la tarde o noche. de esas vivencias recuerdo una visita hecha a una comunidad próxima al lago Madden. La vivienda construida sobre pilotes, albergaba a varios miembros y al entrar vi a uno de los niños chupando un corozo, yo, con ánimo de no ofender, pregunté, “¿qué come?”, y me respondió, “venga pa' que vea”, la seguí hasta el fogón y dentro de una olla había cientos de corocitos, con sal a los que llamaban trupa, que, entre la piel y el carozo, tenía como un milímetro de pulpa. Eso lo sacaban de una palma que abundaba por el entorno y era la comida diaria en varios hogares.

Un diez ruedas del Comando Sur inspeccionaba, les daba comida enlatada y medicinas de última generación, para anemia, parásitos, resfríos y vitaminas, algunas eran botadas en el monte o en servicios de hueco. Cuando la Digedecom tuvo presencia física en esa comunidad, usamos los diez ruedas para acarrear materiales para, conjuntamente, con la gente, hacer la casa comunal y el acueducto. De esos convites, me hicieron uno a comer macarrón con sal, que era lo que había, sin presa y sin salsa, y hubo que, con dignidad y, sin irrespetar a los oferentes, comérselos.

Esa era la realidad de quienes viven lejos del desarrollo citadino y de la danza de millones. Luego de conocer los corregimientos, líderes y necesidades, surgen los 505 corregimientos, pero había que sacar por elección democrática a los representantes de corregimiento, o sea, el verdadero Poder Popular, sale el Dr. Rodríguez Maylín y entra el profesor y político Ángel Riera Pinilla, mejor conocido como Angueto.

Se trabajó parejo, se hicieron censos de liderazgos nacionales, se fortalecieron programas comunales, se hicieron estudios de las comunidades y además, se trabajó en la consolidación del Movimiento Nuevo Panamá, que agrupa gente de diversos estratos económicos, políticos, intelectuales, sociales, con el objetivo de aportar para hacer eso, un Nuevo Panamá. Hubo toneladas de dignidad y de trabajo arduo y por la Patria.

Sus pioneros, Gerardo González, Marcelino Jaén, Ricardo Alonso Rodríguez, Juan Materno Vásquez, Rómulo Escobar Bethancourt, Picard Ami. Paralelo, surge el Movimiento Femenino Nuevo Panamá, ambos movimientos ocupaban el edificio de la marina, frente a la Presidencia de la República, hoy instalación del SPI.

Lilia Rosa Jaén de Mata, Viola de Jaén, Bertha Torrijos de Arosemena, Elvia de Sandoval, conjuntamente con Juanita Algandona, Leovigila Ramos, Jilma Miranda, Leonor Ramos, Yovira Archibol, Enna Lima y quien suscribe tuvimos las tareas de entrenar, asesorar, dirigir y motivar grupos femeninos de las comunidades para que mejoraran sus condiciones humanas, sociales e intelectuales. Cursos iban y cursos venían, eran dictados bajo o sin techo.

Posteriormente, hubo otros directores, Angueto casi fue presidente de Panamá, pero fue Demetrio Basilio Lakas quien comisionó a Roberto Díaz Herrera, cuñado de Angueto a supervisar la salida pacífica de éste, y nombró a Manuel Ruiz, del G-2, como director encargado, otrora nos metió miedo con toda la gente del G-3 que custodiaba la Digedecom.

Hubo otro cambio con Miguel Ángel Remón Barletta, luego Rigoberto Paredes, después, con el mayor Domingo Ocalagán, Humberto López Tirone y Benjamín Colamarco anduvieron por allí.

Lo que sí sé, es que un día se quemaron los archivos de la Digedecom, se creó el Ministerio de la Juventud la Familia y el Menor, al que particularmente le llamaban el ministerio de la Familia y Parentela hoy Ministerio de Desarrollo Social.

Recordamos hoy, a la par del INAC, el aporte que dimos a Panamá y a muchas comunidades y hogares panameños que tendrán que recordar con respeto a un hombre uniformado, como OMAR TORRIJOS HERRERA, quien puso su empeño, acompañado de muchos panameños, para que viviéramos y tuviéramos más oportunidades para crecer y nos volvemos a preguntar: ¿dónde quedó la dignidad del panameño? La empeñaron, vendieron o esta de vacaciones.

Periodista
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