• 09/08/2023 00:00

Reflexiones sobre el Dr. Justo Arosemena (1817-2023)

“Hoy, el pensamiento de Justo Arosemena sigue activo, ante una República que, en este cuarto de siglo, refleja una división, una República que cada día se aleja de sus principios, de sus valores, [...]”

Al conmemorarse un año más del natalicio del patriota Justo Arosemena, debemos considerar esta fecha dentro del calendario de nuestra nacionalidad, como un día no solo para recordar y rendir honores al panameño más sobresaliente del siglo XIX, sino también como un momento para reflexionar sobre el rol de los abogados de nuestra República.

Justo Arosemena nace en una época de cambios (1817), cuando el Istmo de Panamá transitaba de ser una colonia española para formar parte de una República; una República que brotaba inspirada en el sueño de Simón Bolívar.

Crece viendo la inestabilidad política, la ruptura de la Gran Colombia, los intentos de separación del Istmo, para luego ante la falta de oportunidades y las debilidades de la educación en Panamá, emprende el emigrar para prepararse, formarse e inspirar a un pueblo a definir y fraguar su propia identidad, lo que Arosemena llamó “nuestra identidad histórica”.

En el desarrollo de la formación jurídica, Justo Arosemena tuvo como profesores a los liberales Ezequiel Rojas y Vicente Azuero, y además estuvo muy influenciado por la filosofía de Jeremías Bentham y John Stuart Mill, exponentes del utilitarismo.

Una personalidad como Arosemena, dice Rafael E. Moscote, es reflejo del diplomático, el político, el economista, el filósofo y el moralista enraizado en su contexto histórico, como actor de primer orden. Es un demócrata, sin duda alguna, tal cual señalan sus discursos y su correspondencia, con un “acentuado sentido liberal respetuoso del humano disentir”.

Justo Arosemena representa al ciudadano modelo, que ama, sin esperar nada, a su Patria, el hombre y político que es cónsono en su pensamiento y actuaciones, el ciudadano responsable y comprometido, quien pone primero a la Patria que a los intereses individuales. Hoy, esa condición se traduce en que todos debemos ser responsables, que debemos rendir cuentas, ser transparentes, para así evitar caer en la imprudencia, la incompetencia, el abuso de poder.

El día de su sepelio, el Dr. Belisario Porras dijo estas palabras sobre el Dr. Justo Arosemena: “Cuando con sus ideas, que esparcía como diminutas semillas, en leyes y constituciones, en libros, en folletos y periódicos, hacia surgir veneros de riqueza, nunca pensó en aprovecharse de ellos en ninguna forma. Por eso sobrevivirá como una enseña hoy más que nunca cuando la fe se apague y los caracteres se pierdan, sobre todo para las generaciones venideras que han de inspirarse en sus acciones y en sus doctrinas, y que han de relatar su vida múltiple de gran diplomática, de sabio político, de publicista eminente, de jurisconsulto y particularmente, de hombre sincero que rindió siempre convencido y fervoroso, culto a la verdad y a la justicia”.

Las palabras del Dr. Porras, son válidas, las reafirma el Dr. Carlos Guevara Mann en un escrito sobre Arosemena: “un repaso a nuestra historia republicana ofrece algunos indicios de continuidad en el pensamiento y aptitudes de Justo Arosemena”. Ciertamente, su ejemplo de patriotismo, moralidad, preparación, lucidez, y probidad ha continuado en generaciones posteriores, como lo demuestra la trayectoria de grandes intelectuales y estadistas como Belisario Porras, Guillermo Andreve, Ricardo J. Alfaro, Harmodio Arias Madrid, Octavio Méndez Pereira y Carlos Iván Zúñiga.

Hoy, el pensamiento de Justo Arosemena sigue activo, ante una República que, en este cuarto de siglo, refleja una división, una República que cada día se aleja de sus principios, de sus valores, sin norte, como un barco a la deriva, sin dirección.

Ante una sociedad de cambios, ante una sociedad en crisis, en una obra dirigida a jóvenes abogados, María De la Válgoma nos llama a reflexionar que “como ciudadanos de una sociedad libre tenemos el deber de mirar críticamente nuestro mundo e intentar siempre, con los instrumentos que el Derecho nos proporciona, transformarlo. Es una tarea de todos, pero en la cual el Derecho, un Derecho más justo y pleno, tiene un papel primordial para lograr un mundo más decente y humano.

La República nos llama hoy a reflexionar, a hacer contrición, si en el siglo XX, nuestra lucha por la soberanía nos unió, en lo que resta del siglo XXI, sin más dilación, como panameños en unirnos en un solo propósito de fijarnos como meta el de refundar la República, inspirada en los valores de nuestro héroes y próceres como don Justo Arosemena, de engrandecer la República, con el fortalecimiento del Estado de derecho, de nuestra Democracia, para que así se esparza la semilla de libertad, igual y oportunidades en todos los rincones de la geografía nacional.

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