• 11/03/2021 00:00

¿Regresar a clases debe ser una opción?

“El desafío es no confundir una buena respuesta de emergencia con un modelo educativo funcional y entender que enseñar y aprender en pospandemia, va a requerir una pedagogía distinta a la que teníamos”

En el segundo año de pandemia por la COVID-19, es importante realizar esfuerzos para analizar el regreso a la educación presencial, si las condiciones lo permiten. Los organismos internacionales han recomendado que las escuelas sean lo último en cerrar y lo primero en abrir cuando se eliminen las restricciones. Los países han adoptado algunas de las tres modalidades académicas: presencial, no presencial y semipresencial. Uno de los problemas es que se perdió la continuidad del aprendizaje y no se realizaron refuerzos académicos.

Las nuevas vacunas contra la COVID-19 están dando esperanza para que los estudiantes retornen a clases presenciales. Los estudios indican que el aprendizaje bajo la modalidad presencial no ha aumentado significativamente la transmisión del virus en la comunidad. La presencialidad no parece ser el principal promotor de los incrementos de la infección; los estudiantes no están expuestos a mayores riesgos en comparación con el hecho de no asistir a la escuela cuando se aplican medidas de mitigación (Unesco-Unicef 2020).

La evaluación del riesgo de transmisión a nivel local, debería ser un factor determinante para la toma de decisiones en el funcionamiento de las escuelas. Se deben fortalecer las condiciones para asegurar la continuidad de los aprendizajes y el seguimiento, en los que residen en contextos de mayor vulnerabilidad, aislamiento o que tengan necesidades particulares.

Las escuelas deben tener como meta el aprendizaje presencial, que es la forma como han aprendido mejor. Esto requiere colaboración con los funcionarios de salud pública para evitar la propagación del virus. Al tomar la decisión de abrir las escuelas en lo presencial, hay que cumplir con las normas. Lo recomendable sería iniciar el proceso gradualmente, para mantener la seguridad.

Los estudiantes no solo aprenden en las escuelas bajo la rigurosidad académica. Aprenden habilidades sociales y emocionales, hacen ejercicio y tienen acceso a servicios de ayuda para la salud mental, alimentos saludables, tienen acceso a la internet y otros servicios que no se pueden acceder por medio del aprendizaje virtual.

Uno de cada cinco adolescentes no puede estudiar en casa, debido a que no tiene un computador o conexión a internet. Para lograr aprendizaje en la presencialidad o virtualidad, las escuelas necesitan que se dote de financiamiento para obtener una educación de calidad.

No existe una manera única de reabrir las escuelas durante pandemia. Las políticas de países que han tenido éxito con la reapertura señalan un retorno parcial y la implementación de protocolos de salud con una asistencia de carácter voluntaria.

El desafío es no confundir una buena respuesta de emergencia con un modelo educativo funcional y entender que enseñar y aprender en pospandemia, va a requerir una pedagogía distinta a la que teníamos.

Una decisión que se debe considerar es realizar una discusión pública, con todos los actores, para consensuar los criterios para el inicio de clases.

Panamá es uno de los países que tiene menos días de clases. Estamos entre los 14 países que cierran más de 165 días y ocupamos el primer lugar al mantener cerradas las escuelas 211 días al año (Unicef, 2021).

Tres de cada cinco niños perdieron el año escolar a nivel mundial durante la pandemia y viven en nuestra región.

Para el éxito en la reapertura, tenemos que empoderar a la población en el autocuidado y la prevención. Hay que iniciar con el proceso de la alfabetización en salud en la población.

La alfabetización en salud está asociada a las habilidades cognitivas, como la atención, comprensión, memorización, elaboración y velocidad de procesamiento. Estos procesos básicos del pensamiento ayudan a implementar programas que impacten a las comunidades de mayor índice de contagiados. Debe ir acompañado de un sistema de mercadeo estratégico que incluya la educación en salud y promoción a nivel primario. Es importante involucrar a los educadores de todos los niveles del sistema educativo.

(*) Director de Investigación y Posgrado. Facultad de Psicología. Universidad de Panamá. Miembro de la Academia Panameña de Psicología.
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