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- 05/09/2022 00:00
Religión, creencias e intolerancia religiosa
El mundo de hoy es un poco desalentador, pues, a través de las noticias experimentamos que hay una negación por el respeto de los demás, de los derechos humanos y de la dignidad humana.
Así, desde este año a nivel mundial algunos somos espectadores, quizás impávidos o indiferentes de los ataques armados y devastadores en Ucrania por parte de Rusia, que como indica el Consejo de Derecho Humanos, es una “pesadilla que soportan miles de civiles, que parece no tener fin”.
Y, desde otra línea, otros temores se han activado, pues ha habido un recrudecimiento de la intolerancia religiosa, durante la pandemia de la covid-19, contra grupos religiosos, cristianos, judíos y musulmanes, como chivos expiatorios por la propagación del virus según el Relator Especial sobre la libertad de religión o creencias, Ahmed Shaheed, de las Naciones Unidas (2020).
En la Declaración sobre la Eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación basadas en la religión o las creencias (1981), y en otros documentos previos de derechos humanos, se consagra la libertad de pensamiento, conciencia y religión, que comprende: derecho a nuestras propias creencias, a tener o no tener una religión, o a cambiarla, libertad a manifestarla tanto en público como privado de manera individual o colectiva (libertad de culto), el derecho de las organizaciones religiosas, seculares y aconfesionales a una personalidad jurídica reconocida.
Por tanto, todos tenemos derecho a que se respete la libertad religiosa y nuestras creencias, pero el Informe del Parlamento Europeo (2022), explica que su consagración como derecho humano no ha impedido actos de discriminación o persecución a las comunidades religiosas, y en concreto de las minorías por motivos de creencias o religión que “las llevan a cabo diferentes agentes –ya sean estatales o no estatales o una combinación de ambos”, por lo que plantea la necesidad de exigir una responsabilidad para los autores de tales hechos.
¿Se trata de nuevas prácticas? Hay que hacer memoria, puesto que la historia se repite, aunque se ha acelerado según el Informe sobre Libertad Religiosa en el Mundo (2018) porque en ocasiones los ataques provienen de los gobiernos, y en el caso de América Latina han aumentado a lugares de culto e iglesias (Fernández Alonso, 2021).
En efecto, en fecha reciente la Organización de los Estados Americanos (OEA) condenó a Nicaragua por el hostigamiento y las restricciones arbitrarias de organizaciones religiosas de parte del régimen de Daniel Ortega, que de acuerdo con CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño), los actos han comprendido el asedio, la expulsión no solo a miembros de comunidades religiosas, sino la profanación de templos y el cierre de radios.
¿Es la religión tóxica y la gente religiosa peligrosa? Para algunos la religión es mala para la humanidad, promueve la guerra, la violencia y los conflictos entre las personas, esclaviza a las personas, aunque tales tesis han sido rebatidas porque se indica: “a) que numerosos científicos fueron cristianos, b) la religión ha sido fuente de inspiración de escritores, pintores, músicos, arquitectos y otros artistas, c) en especial el cristianismo, ha sido una significativa impulsora de derechos humanos, y d) la religión aporta satisfacción, felicidad, longevidad y otros beneficios a las personas practicantes” (Ayala Choquee/Esperante, 2020).