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- 18/10/2013 02:00
Transparencia en el rescate del patrimonio religioso
El 2009 se estrenó con una inusitada noticia, la imagen del Jesús Nazareno de Atalaya fue reemplazada por una copia. El fake apareció en la iglesia el día 24 de noviembre del 2008. La comunidad soliviantada reclamó ante la Iglesia Católica y el obispo fue retenido por la comunidad.
Casimiro García Rodríguez, artista empírico con 28 años de experiencia, se atribuyó la autoría de la réplica por encargo y patrocinio ‘privado’ de comerciantes de Santiago de Veraguas. La talla fue realizada sobre una sola pieza de madera de caobo traída desde el Darién. García Rodríguez realizó el trabajo, pero le fue vedado ponerle color, detalle que desató la suspicacia del pueblo sobre la autenticidad de la imagen.
El reemplazo fue admitido por el obispo de Santiago, Oscar Brown, a la vez que justificó el hecho aludiendo el estado avanzado de deterioro: luz, humo, agua y polvo fustigaron por siglos al santo. El obispo fue retenido en la casa cural desde la cinco de la tarde hasta las ocho de la noche del día 10 de enero, desde donde fue escoltado por antimotines. Ese día los atalayeros advirtieron que las protestas continuarán hasta que fuera devuelta la imagen original, cosa que ocurrió el 13 de enero del 2009, ... ‘repiqueteo de campanas, fuegos artificiales, cantos, gritos y aplausos invadieron el lugar cuando los policías cargaban a Jesús Nazareno hacia el templo y lo colocaron en el nicho de cristal’.
En la primera diócesis americana de Tierra Firme, en el mes de agosto de 2013, se anunció la existencia del Comité Amigos Iglesias del Casco Antiguo, organización integrada por un grupo de personas que persigue el propósito de restaurar cinco iglesias del Casco Viejo.
Al patrimonio inmueble de la iglesia le pesan sus quinientos años de evangelización y se encuentra en estado ruinoso. En el caso de la Iglesia de San Francisco de Asís, intervenida meses atrás se dijo ‘... cuando se abrieron sus puertas en junio, parecía un edificio sacado de una cinta de terror’. ¿Qué encontró el Comité que les pareció terrorífico? ¿Cuál fue el criterio aplicado para evaluar el ‘terror’? ¿Quién y bajo cuáles criterios técnicos fue evaluada la intervenida la iglesia de San Francisco? ¿Cuál fue el rol de la Dirección Nacional de Patrimonio Histórico? ¿A quiénes rinde cuenta el Comité de los ‘horrores’ encontrados y enmendados? ¿Dónde están los informes?
Traté de investigar sobre el Comité para conocer sobre los integrantes, planes de acción, presupuestos, idoneidad de quienes intervienen altares, coros, techos e imágenes y no encontré nada. Encontré sí noticias de periódicos sobre las próximas intervenciones en La Merced, Iglesia de San José (Altar de Oro), San Felipe Neri y de visitas guiadas e horarios especiales. Encontré imágenes de las campanas de la Merced que serían reemplazadas por otras nuevas. ¿Y la vieja chatarra de bronce colonial dónde quedó?
El presupuesto del Comité se origina de fondos privados sin fiscalización ni aparente participación del INAC. La Dirección de Patrimonio Histórico, bien gracias.
Lo que sí es obvio es que a las iglesias del Casco Viejo les pasó la celebración del quinto centenario por arriba, sin tener el ‘pep’ de la escultura brasileña destinada a ser erigida en millonario terrenito en Amador. La imagen de la Virgen de Amador va, aunque dejen de sonar las campanas de La Merced, se caiga la Catedral o se desmorone el Altar de Oro.
La conformación del Comité es una buena iniciativa; pero, ¿por buena no puede mejorar? Las iniciativas de conservación patrimonial en Panamá —desde la perspectiva mixta y privada— tienen antecedentes relativamente exitosos con relación a la participación de la sociedad civil, pero falta transparencia en su gestión.
En el caso de algunos patronatos para la administración patrimonial, no ha habido rotación de sus miembros ni de sus directores. Los directores y ejecutivos parecen ser ‘dioses’ perpetuos, circunstancia que debilita la gestión patrimonial desde la perspectiva de transparencia, asunto de responsabilidad de la institucionalidad oficial.
Al INAC no le interesa la administración patrimonial, sino vean el estado del Hotel Central, la Estación del Ferrocarril en la Cinco de Mayo, el PH Independencia y la forma en que se expropian y se restituyen propiedades en el Casco Viejo. Pronostico que el destino de las iglesias no será diferente.
Bajo los conjuntos monumentales que las contienen, tanto las iglesias del Casco Viejo como las intervenciones en Panamá Viejo esperan que el Estado y las organizaciones involucradas cuenten a la ciudadanía qué objetos y materiales se han encontrado en altares y bajo los pavimentos que justificaron los proyectos de intervención.
El trabajo del Comité es loable, desde el plano de la participación social para la conservación patrimonial, pero no suficiente. Urge revestirlo y fortalecerlo de transparencia, para que la gestión de conservación sea garantía para el interés colectivo, sentido y carácter del bien patrimonial.
HUBERT HUMPHREY FELLOW.