Desarrollo económico sobre rieles

Frecuentemente le pregunto a amigos y conocidos: ‘¿Cuánto pagarías tu por poder viajar a Chiriquí en tres horas y media, ir cómodamente sentado, sin manejar y evitar la peligrosa carretera? ¿Cuánto por poder ir a Las Tablas en dos horas con las mismas condiciones?’.

Las respuestas que recibo a éstas preguntas tienden a estar en un rango de 50 a 80 USD; sin embargo, en todos los casos la propuesta viene acompañada de ojos impresionados, quijadas caídas y sonrisas de revelación. ¿Son estos escenarios una fantasía?

Con la Ciudad de David, a unos 370 km (viajando por la costa sur, sin entrar a la península de Azuero) y Las Tablas, a unos 220 km de nuestra ciudad capital, lo único fantástico de éstas preguntas es que lo que describen todavía no sea una realidad. Muchos a éste punto ya sabrán a lo que me refiero: A un sistema de trenes interprovincial.

Al igual que la Expedición de Lewis y Clarke en 1804 para explorar el territorio occidental americano o el Programa Apolo que logró colocar al primer hombre en la Luna durante 1969, algunos proyectos son demasiado costosos (y/o riesgosos) para ser desarrollados por empresas privadas. Un sistema de rieles panameño quizá no sea la excepción, considerando que el país no cuenta con una herramienta tan valiosa como esta a sus más de 110 años de autonomía.

Si está claro que a los panameños/as nos encantaría una forma tan conveniente de movilizarnos por el país, la pregunta rápidamente se convierte en, ¿valdría la pena que tal proyecto saliera de fondos del Estado?

Podemos pensar de cada provincia (y comarca) panameña como un miembro de una unión monetaria mayor: La República.

Los economistas estudiamos la teoría de las Áreas Monetarias Óptimas (Mundell, 1961) y cuales son sus requerimientos. Por más que podamos disputar cuáles son las características más importantes de tales uniones, todas rotan alrededor de que debe existir convergencia económica y libre movimiento de capital. En el caso de Panamá, no existe un buen grado de convergencia económica entre provincias, lo que limita severamente el movimiento de capital humano por el país.

¿Y qué tiene que ver esto con un tren? Un sistema de rieles interprovincial brinda una gran oportunidad de desarrollo. No solo facilitaría el movimiento de bienes y servicios a lo largo y ancho del territorio nacional, sino que incentivaría la migración a través del país. No argumento que un sistema de rieles es en sí la solución al problema de falta de convergencia económica, pero ciertamente es el primer paso. ¿Debería el Gobierno hacer tal inversión? En base al potencial retorno social (y económico) de tal proyecto no creo que hay lugar a dudas.

ECONOMISTA