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- 25/08/2009 02:00
Estrategia de prevención de riesgos
Varios informes alertan que la lucha contra la gripe A (H1N1) se está perdiendo. Hay motivos claros para preocuparse, a tenor de la opinión de expertos y estudios científicos. Cada día crece de forma exponencial el número de muertes registrados y más en concreto el de contagios, que ya supone su presencia en todos los rincones del planeta. Se entrevé que en los próximos meses el virus pudiera acaparar un tercio de la población mundial y, para entonces, puede ser demasiado tarde para muchos países.
La Organización Mundial de Salud (OMS) ha lanzado avisos sobre la pandemia. El Ministerio de Salud también ha dado toques de atención. Pero la mayoría de la gente, e incluso instancias gubernamentales y organizaciones privadas, han hecho caso omiso de las advertencias. Es evidente que, de continuar esta situación, el resultado será trágico.
Por tanto, el Gobierno tiene que crear una estrategia para enfrentar de manera efectiva la gripe A. Hasta ahora los intentos no han sido suficientes; es necesario hacer más. Se requiere desarrollar un plan de prevención de urgente y obligatorio cumplimiento que culturice a los panameños sobre lo que deben y no deben hacer. Por ejemplo, hay que minimizar la frecuencia y el encuentro personal de la gente, evitar el apretón de manos, sustituir las reuniones cara a cara por teleconferencias, facilitar el trabajo desde casa, prohibir conciertos musicales y declarar un “toque de queda” a las conglomeraciones innecesarias. Simplemente, el Gobierno tendrá que elaborar una Guía de Emergencia con el objetivo de controlar y evaluar la pandemia, y estar políticamente dispuesto a activar el mecanismo de cuarentena para restringir el movimiento de personas expuestas al agente infeccioso o que han desarrollado la enfermedad.
Por otro lado, la empresa privada tiene también su cuota de prevención. Los departamentos de Personal o Recursos Humanos deberán comenzar a vigilar la salud en sus respectivos planteles y crear un registro para cada una de las incapacidades. El propósito es aislar a las personas con una determinada enfermedad infecciosa en sus hogares o en hospitales. Igualmente, es recomendable distanciar a los trabajadores de las personas ajenas a la empresa, llámense clientes o suplidores.
El abanico de opciones preventivas es muy amplio. Incluso, se puede recurrir a establecer turnos escalonados, horarios flexibles, redistribuir las mesas en las oficinas, difundir programas y material de información básica sobre la infección, y realizar charlas educativas. Lo fundamental es evitar situaciones de ansiedad y temor entre los trabajadores, y de contrarrestar los rumores y la información errónea.
Con respecto a esto último, hasta ahora no existe evidencia científica sobre la efectividad de las mascarillas, porque proporcionan una falsa sensación de seguridad y se abandonan otras medidas de higiene recomendadas. Para los expertos en materia sanitaria, la principal arma de prevención es lavarse las manos, frotándose con jabón al menos 15 segundos, secarse con una toalla desechable y cerrar el grifo con la propia toalla. Además, hay que evitar tocarse los ojos, la nariz o la boca, porque los gérmenes pueden sobrevivir sobre objetos durante dos o más horas. No está de más recordar que al toser o estornudar hay que usar un pañuelo, y si no se tiene uno a mano, utilizar la manga de la camisa para no contaminar las manos. Por tanto, resulta importante poner a disposición de la población material para el control de la infección, como pañuelos desechables, líquidos desinfectantes y tinacos para desecharlos en cada uno de los lugares de trabajo, hogares o sitios públicos.
La gripe A ya ha causado más de 1,300 muertos y ha afectado a 250 mil personas en 170 países, según los últimos datos de la OMS. Nuestro continente y, después, el asiático son las zonas más afectadas. La amenaza de la llegada del invierno al Hemisferio Norte, y con ella de un pico en los contagios por el virus, es preocupante. Hay quienes pretenden acelerar el proceso de desarrollo de una vacuna y, aunque ya se ha advertido sobre los riesgos de comprometer la seguridad de la población, las farmacéuticas trabajan contra reloj. Se debe recordar que una vacuna no es la solución definitiva y que todos los años muere gente por la gripe común, a pesar de que existe inmunización. Lo más importante es tener en cuenta las medidas de higiene y prevención que recomiendan las autoridades.
En consecuencia, la idea de una estrategia nacional contra la pandemia obliga la designación inmediata de un coordinador (o por qué no, de un secretario con rango de ministro, ahora que el título está de moda y ya abundan en el Gabinete), de manera que los esfuerzos se encaminen, programen y coordinen desde arriba hacia abajo. Por supuesto, debido a la naturaleza de la enfermedad, hay que ir actualizando la estrategia a medida que el virus impacta sobre la población. Al hacerlo, daríamos un gran paso, y de no hacerlo —o tardarnos o postergarlo— estaríamos cometiendo un acto de total irresponsabilidad y ayudando al crimen de la humanidad.
*Empresario.lifeblends@cableonda.net