• 30/09/2015 02:00

Riesgos del quehacer periodístico

‘Ninguna democracia puede sustentarse sobre cortapisas al ejercicio periodístico'

Quien haya pensado que el clima democrático que se vive en Latinoamérica, es condición para reducir las posibilidades de los atentados al quehacer periodístico y que aquellos que ejercen esa profesión no experimentan riesgos en sus tareas cotidianas, está equivocado. Múltiples son las contingencias y amenazas que se ciernen en la actualidad sobre el ejercicio de reconstruir la realidad a través de la información en cualquiera de sus medios.

Esta preocupación fue el referente tratado por el escritor Sergio Ramírez Mercado en un reciente congreso de comunicación, celebrado en la ciudad de San José, capital costarricense. Su conferencia magistral dirigida a la audiencia de este encuentro, convocado por el Colegio de Periodistas de ese país, versó sobre Libertad de expresión vs el interés público y en ella hizo un panorama de la situación de ese oficio en el continente y sus perspectivas.

Después de padecer largas dictaduras militares a lo largo del siglo XX en América Latina y apartadas las polarizaciones ideológicas en la región, dijo el novelista Ramírez Mercado, ‘recuperar el Estado de derecho, fue la meta a conseguir como la salvaguarda de un futuro en que democracia y desarrollo pudieran caminar juntos'. Una tarea no alcanzada desde la independencia de estos países, desde ‘el siglo XIX para poder tener siglo XXI'.

Alcanzado un nuevo escenario, ‘se empezaron a probar la eficacia de las instituciones —dijo el autor de Margarita, está linda la mar—, para evitar el temido regreso a la concentración viciosa del poder'. Cuenta que Somoza, en Nicaragua, decía que la democracia era como un ‘tamal indigesto que no se le podía dar a un niño de pecho porque lo mataba' y él se reservaba el arbitrio para saber cuándo estaba adulto el pueblo para probar tal condición.

La institucionalidad democrática era posible que resucitara de las cenizas de la dictadura solo cuando ella ‘había prosperado antes, como en Chile o siguió funcionando en Costa Rica'. Pero donde había sido débil, habría sido difícil reinventarla, como en la mayoría de los países centroamericanos.

Se refirió en su revisión del Estado de derecho a los enemigos más cercanos, como la centralización absoluta del poder, cercenamiento de la libertad de expresión; además el miedo de los ciudadanos ante la autoridad, el populismo, ‘no es más que un celofán en que se envuelve el regalo envenenado'. Otro enemigo es la corrupción, estimulada por la debilidad de las instituciones, la falta de transparencia y los carteles del narcotráfico.

De acuerdo al autor, estos son los más arteros enemigos del periodismo. Describió los sangrientos y deshumanizados escenarios en que se mueven estos hilos para victimizar a los profesionales de la comunicación; están entre sus objetivos amenazantes y resaltó con estadísticas los casos de México, Guatemala, Honduras, Colombia, Paraguay, Brasil ‘por la osadía de meterse en las entrañas de la verdad'.

‘Los crímenes contra periodistas no son resueltos casi nunca', dice un informe de un comité internacional. La negligencia, incompetencia y corrupción están ligadas a estos fallidos resultados, precisó Ramírez Mercado. Esta realidad ha ocasionado incluso el cierre de varios medios de comunicación. De una larga lista, pocos son los culpables ante los tribunales en varios países.

Se pregunta el novelista si puede una ley proteger la vida de los periodistas, cuando la impunidad caracteriza el sistema. En Honduras dicen ‘o agarrás plata o agarrás plomo', ironiza.

La exposición del exvicepresidente de Nicaragua en el Gobierno sandinista, deja una clara visión sobre la condición que en la región trata de intimidar a quienes reconstruyen los hechos y devuelven el acontecer a través del relato noticioso y la opinión. Ninguna democracia puede sustentarse sobre cortapisas al ejercicio periodístico. Hay que alcanzar una firme unión del sector para enfrentar tales acosos.

PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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