• 26/10/2014 03:00

El honorable que saldrá por la misma puerta

Columna de opinión de Ekiécer Rodríguez del 26 de octubre del 2014

Sin duda, por la de atrás. Con fundamento en una vieja historia contada por mi padre durante mi niñez, me opongo rotundamente al ‘show’ montado en la Asamblea Nacional para juzgar al Honorable Magistrado Alejandro Moncada Luna.

Contaba mi difunto padre, que los ganaderos del Amazonas brasileño cuando necesitaban trasladar su ganado de un extremo al otro a través de un río atestado de pirañas, escogían una vaca cenceña, la lanzaban corriente arriba para entretener a los carnívoros peces, mientras el mejor ganado pasaba raudo y veloz a la otra orilla.

Nuestro moralmente enjuto honorable, fue escogido magistrado en un concurso del que ni siquiera participó. Desde la cocina, una peluda mano se extendió, a través de la puerta trasera y lo jaló para que entrara al lugar privilegiado, a cumplir encargos especiales. Como docente, quedé atónito ante esta inusual selección. Hoy puedo ver claramente aquella aciaga estrategia.

Estaba claro su mentor: don Alejandro honraría su segundo apellido. Recordemos que entre mayor la oscuridad, mejor resplandece la Luna. Y qué mejor escenario para apreciar la majestuosidad de este astro, una institución cubierta por un enorme manto de tinieblas. En una larga y oscura noche que ya lleva más de 41 500 horas, la luna Moncada sigue brillando.

Montado el escenario y descorrida la cortina, con la monumental obra, ‘La Luna destrozada’, desde las tablas de la Asamblea, incautos panameños seremos testigos de otra mala novela, aunque más auténtica, porque no tendrá traducción del italiano.

Mientras las pirañas de la Asamblea desguazan al magistrado, las vacas gordas aprenderán nuevos trucos para deslizarse de la justicia, escabulléndose sigilosamente. Ya el gran capo, el autor y regente del clan siniestro, cruzó el río agitado por estos insaciables pececillos; está en la otra orilla, en el Parlacen y con esa inmunidad, más los aprendizajes y destrezas que obtendrá como espectador de la nueva novela, tendrá tiempo de preparar sus escaramuzas procurando salvar el pellejo. Así también harán los demás terroristas de la democracia, aquél mal llamado ‘círculo cero’, porque no podrá haber cero que no sea círculo. Llamémoslo más bien el CC: Círculo de la Corrupción.

En conclusión, nuestro ilustre Moncada Luna, que no tiene un célebre apellido de alcurnia o abolengo, será el conejillo de Indias. Condenándolo, se aplacará la sed de venganza de este pueblo. La Asamblea se lavará las manos, como lo hizo Pilatos y los nuevos romanos seguirán disfrutando del imperio de la corrupción.

Y los otros magistrados, quizás iguales o peores que Moncada Luna, no todos por supuesto, principalmente el presidente de este odiado órgano, podrán exhalar sus contaminados aires y seguir disfrutando sus ricos manjares y exquisitas viandas. Y aquí no habrá pasado nada. Borrón y cuenta nueva.

*DOCENTE DE LA FACULTAD DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA, UNIVERSIDAD DE PANAMÁ.

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