• 31/01/2016 01:00

Entre la sequía y el carnaval

El déficit del agua viene de arrastre desde el 2014 que terminó con una escasez lluviosa del 25 %

Al fin escuché una voz sensata cuando los curas de la provincia de Herrera se pronunciaron en torno al uso del agua en las fiestas del carnaval venidero. Fueron contundentes. Cancelen los carnavales en la región de Azuero, fue la propuesta de la Diócesis de Chitré, debido a la crisis del agua que afecta esa región.

El obispo de la diócesis, Rafael Valdivieso, reconoció que aunque la Iglesia Católica no tiene injerencia en esas decisiones, es su deber tocar la conciencia de la población y autoridades sobre la importancia de cuidar uno de los recursos más valiosos de la vida humana. La solicitud, dijo el obispo, no es un tema religioso, sino una preocupación por lo que puede suceder por la agobiante sequía que sufre desde hace varios años, agudizada por el fenómeno de El Niño.

Ya en el 2010 el diputado azuerense Manuel Cohen había presentado el proyecto de Ley 220 para dar incentivos a los que reforestaran y a los agricultores que apoyaran la conservación del medio ambiente. Iniciativa que misteriosamente fue archivada, por lo que el diputado la volverá a presentar próximamente con un amplio respaldo de Gobierno y oposición.

En América Latina, Panamá ocupa la posición número 1 en mayor consumo de agua. El gasto por persona es de unos 376 litros por día, le sigue México con 360 litros y Ecuador con 186 litros por persona.

El déficit del agua viene de arrastre desde el 2014 que terminó con una escasez lluviosa del 25 %. Para el 2015, el panorama fue similar y, para el 2016, se podría acentuar debido al fenómeno de El Niño que produce irregularidades en el tiempo, que termine lloviendo bastante en lugares donde no se necesita, o prolongando la sequía en otras partes como en la región central del país que ha generado la pérdida de 2000 cabezas de ganado.

En Azuero habitan aproximadamente 213 240 personas. De estas, una tercera parte depende del agua que genera el río La Villa y el resto se abastece de pozos comunales o del IDAAN. El año pasado la crisis por falta del agua fue demoledora, tanto para la población como para el desarrollo de las actividades agropecuarias por la que clamaron la ayuda del Gobierno central.

‘Hacemos un llamado a las autoridades para que antepongan la salud y el bienestar de la población sobre los intereses económicos de minorías sociales y asuman la responsabilidad que les compete al velar por el bienestar común', dice el comunicado de los clérigos.

El documento, firmado por el obispo Rafael Valdivieso y miembros de la Comisión de Justicia y Paz, indica que ‘la realización de los carnavales atenta contra el medio ambiente, afecta las fuentes de agua y agudiza la crisis moral ya existente'. Allí quedamos; entre la sequía y los carnavales.

PERIODISTA

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