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- 09/02/2023 00:00
Sueños de ayuda humanitaria: no vamos a Turquía
Cada vez que ocurre un desastre en algún lugar del planeta tan distante o cercano, a nuestro país, los medios se vuelcan a la pregunta “¿Estamos preparados?”. Y yo siento ganas de responderles en números. 25 % preparados con los mejores entrenamientos, técnicas, destrezas y líderes con competencias en acciones de socorro, ayuda humanitaria y operaciones de búsqueda y rescate, pero en un 75 % con falta de todo lo demás.
Detallo qué es “todo lo demás”. Los equipos de búsqueda y rescate, según su denominación y especialidad, deben estar organizados (en Panamá lo están), deben contar con capacidad de desplazamiento (en Panamá no la tienen, pues los carros son multiuso, incluyendo para uso personal, dañados, llantas gastadas, etc. De más está decirles que sin gasolina o diésel y algunos sin el permiso de Contraloría para circular después de horas hábiles). El equipo de entrenamiento es el mismo equipo que se usa para hacer rescate, o se compra un equipo costoso y se guarda bajo llave y luego se dañó por no usarlo. Es interesante que en las camillas especializadas se cargan cadáveres y personas vivas, pero se respeta una regla pequeña: en las ambulancias no se cargan cadáveres.
Fondos de operación. ¿Tienen ustedes de idea cuánto toma gestionar fondos con la Contraloría? No lo voy a explicar, porque no me alcanzan palabras, aun cuando el que más manda dé la orden, eso es un proceso que tarda. En Panamá, no hay fondos de operación inmediatos para los pocos grupos de búsqueda y rescate organizados, tanto así que los rescatistas hacen “vacas” (colecta de dinero entre los rescatistas) para comprar insumos de uso rápido, como combustible, baterías, cintas, reparar llantas, comidas, etc.
La Sociedad Nacional de la Cruz Roja Panameña, por mas de 80 años, fue punta de lanza en estas operaciones, no había más nadie que lo hiciera, sin menoscabar al Benemérito Cuerpo de Bomberos, que se dedicaba solo a prevención y extinción de incendios (hoy día abarca otras áreas del rescate). Pero vino el nuevo siglo y con ellos cambios en todo. El más notorio de todos es que el rescate es especializado, la época de los superrescatadores había terminado, surgen nuevas reglas, nuevas normas para las operaciones de ayuda humanitaria y rescate; la más importante: “ningún país va a otro si el país afectado no pide ayuda”, salvo que el equipo de búsqueda y rescate del país sea autosuficiente en todo: recurso humano (en Panamá la mayoría de los rescatistas son voluntarios, al regresar son suspendidos en sus trabajos y hasta despedidos), equipo (solo para búsqueda, rescate y recobro de cadáveres), que tengan un componente logístico y especializado (al llegar al país no necesitan de nadie en ese país, ellos se autoproporcionan desde la comida, hospedaje, transporte, insumos menores, equipo, etc.).
La respuesta a “si estamos preparados”, es, no. No lo estamos, porque los cursos no son el todo de la ayuda humanitaria y acciones de socorro. Hace falta una visión integral de las acciones de socorro, miremos primero nuestro patio trasero, cuando para ir a socorrer de una provincia a otra no haya que hacer vacas o adecuar un vehículo, cuando el equipo de práctica no sea el mismo de rescate, quizás allí empezamos a estar preparados.
Con el nuevo siglo también surgen las ONG de tipo humanitario y de rescate, surgen con entusiasmo y muchas ganas, el primer escollo es obtener una personería jurídica y el segundo que te acepten las ya establecidas, para poder ayudar. Y la Cruz Roja Panameña, que suele extrañársele nacionalmente, pues ocupa su lugar, “auxiliar de los poderes públicos” y desde esa esquina hace lo que puede, pues no es una institución que nada en fondos para poder operar, suelen usar fondos otorgados por la Federación de Sociedades de Cruz Roja como apoyo a determinado asunto.
Resumiendo. Operar y mantener un equipo de búsqueda y rescate es costoso desde el ángulo que lo vean. No tiene que ver con que el director del Sinaproc sea designado por asuntos políticos, eso tiene que ver con la visión de país, de hecho, fueron creados los planes nacionales para el manejo de catástrofes, se aprobó la Ley 120 para el manejo nacional de emergencias, el Benemérito Cuerpo de Bomberos crea la sección de emergencias y calamidades conexas. No importa qué inventemos, qué cursos especializados tomen los rescatadores, eso cuesta dinero en ponerlo a funcionar y es visión de país, primero debemos demostrar que somos capaces de responder a una emergencia en nuestro patio trasero sin hacer una vaca y luego vayamos a operaciones más allá de nuestras fronteras.