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- 05/05/2016 02:00
Capellanía, la tierra de las carretas
Uno de los corregimientos más hermosos de Natá lo es, sin lugar a dudas, Capellanía, me di cuenta este 30 de abril; extensa llanura de 102.3 km cuadrados perfumada con miel de caña. Y cuya entrada por su majestuosidad debiese ser la casa de los Chan Méndez. A la tierra de las carretas se llega por la vía Interamericana, 200 metros antes del ingenio Santa Rosa. Allá fuimos a dar entusiasmados por el tercer encuentro de tambores a nivel regional que se celebra en la casa del pueblo. A este evento cultural nos convido el tradicional conjunto capellanés del tamborito: Proyecciones y raíces de capellanía, dirigido por Rolando Fong, quien, con su junta directiva, cuida celosamente lo aprendido de Elida Vargas, creadora del grupo folclórico que este año cumple el decimosegundo aniversario de fundación.
Como era de esperar, ninguno de los miembros del equipo organizador tenía sosiego, pues el tiempo se lo dedicaron a atender a los conjuntos y delegaciones invitadas como: El tamborito de San Pedro apóstol de Aguadulce, al numeroso grupo de Monagrillo, al san Miguel Arcángel de Puerto Limón de Parita y a varios conjuntos folclóricos de Natá de los Caballeros.
Como no tenía a quien preguntarle algo de la historia de Capellanía, me atreví a entrevistar a la niña Juanita Vargas de nueve años, quien, por su carísima pollera, deduje que se trataba de una jovencita estudiosa y conocedora de su pueblo. De la entrevista salió que Capellanía fue el lugar de los capellanes en los tiempos de la colonia española, pues los principales sacerdotes estaban en la ciudadela de Natá de Los caballeros. Que después de 1912 las carretas del poblado de Capellanía se convirtieron en los principales cargadores de la caña de azúcar hacia la molienda del Ingenio Santa Rosa y como el transporte se modernizó con el tiempo, las carretas fueron desapareciendo. Se calcula que había cerca de 300, pero que hoy día solo quedan unas cuarenta que son utilizadas para las fiestas patronales y alquiladas a otros pueblos.
Luego hablamos con el señor Walter Barragán, representante del corregimiento, quien, al igual que la tonada que cantaban en ese momento, ‘Quién dijo que los hombres no lloran ', se lo pasó llorando durante toda la entrevista; pues, con lo poco que le toca a su junta comunal, le es muy difícil atender las necesidades de los casi 4000 habitantes de Capellanía. No obstante, habló muy positivamente sobre su labor como autoridad política y declaró que pronto se agrandará el escenario de La casa del Pueblo, para que los de su pueblo e invitados estén cómodos cuando se celebran eventos culturales; y hace bien, porque imagínense ustedes que el techo del local es un pie más bajo que las casas de Cerro Viento.
ESCRITOR COSTUMBRISTA.