• 04/11/2010 01:00

Hasta luego, tío Rody

Soy, sin duda alguna, uno de los tantos afortunados de haber conocido al Dr. Roderick Esquivel D.

Soy, sin duda alguna, uno de los tantos afortunados de haber conocido al Dr. Roderick Esquivel D.

Con el tío Rody, como cariñosamente lo llamábamos, no solo me unía un vínculo familiar, sino también un sentimiento de admiración inmenso.

Fue un hombre que le dedicó su vida a traer otras vidas al mundo. Su brillante carrera de ginecólogo obstetra le permitió obtener un sinnúmero de reconocimientos nacionales e internacionales, pero sobre todo, y quizás el más importante, el cariño que le dispensaron sus pacientes a lo largo de su vida profesional.

Fue, además, un gran político. De esos que ya no quedan muchos. De los que participan en política para hacer el bien y servirle a los demás y nunca para servirse de los demás. Siempre fue un convencido de que para meterse en política se necesitaba un sustento ideológico. Algo así como una suerte de principios básicos por los cuales enrumbar el accionar político. Ese pilar se lo dio el liberalismo, al cual se adhirió con absoluta convicción y disciplina.

Pero es en el lado humano donde considero que más se destacó. Fue sencillamente un hombre ejemplar. Excelente padre y esposo, amigo de los amigos y respetuoso de sus enemigos. Nunca tenía malos sentimientos y siempre trabajó para hacer el bien. No le conocí la envidia y mucho menos el rencor.

Fue un grande. Sencillo, brillante y sagaz. Vivió su vida a plenitud. Gozó, viajó y se rió, pero, sobre todo, fue un tipo divertido. Jamás podré olvidar las tertulias familiares con tío Rody. Un gran conocedor de la historia y la filosofía. Sencillamente sabía de todo.

Hombre de principios, de valores y con una profunda convicción cristiana. Fue genuino en todo lo que hizo. Un verdadero panameño ejemplar.

Hasta luego tío Rody, vivirás para siempre en nuestros corazones.

*PERIODISTA.

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