• 27/02/2023 00:00

Torrijismo entumecido o perredismo oligarquizado (II)

“Los escasos “Torrijistas” que aún quedan en dicho partido -esos que procuran la utopía de rehacer desde el PRD la lógica del Estado de bienestar y soberano que impulsó el general Torrijos- se revelan desarticulados, [...]”

Tal como lo indicamos en la primera parte de estas notas, desde la muerte del general Torrijos se inició el proceso de hacer añicos la organización que podía representar la principal herramienta política de un proceso de culminación -y sostenimiento- de la independencia nacional y de liberación social (o “estado de bienestar”), que, algún día, en un pasado cada vez más lejano, fue parte de los programas de los partidos socialdemócratas a cuyos postulados (paz, solidaridad y justicia social, entre otros) se apegó Omar Torrijos. Ciertamente, quienes hoy apelan a estos documentos vaciados en contenido por los que hegemonizan esta agrupación, parecen olvidar una regla de política, que nos la recuerda J. Monedero, en su obra 14 veces, reimpresa a nivel internacional: “No vayas a las palabras del pasado creyendo que ayer significaban lo mismo que hoy, las palabras permanecen, los conceptos cambian” (Monedero, 2013).

Lo que cualquier observador acucioso constata es algo alejado de tales postulados. En sus inicios, existía una participación garantizada de los representantes de clases trabajadoras (campesinas y obreras). Una vez fenecido Torrijos, se fueron modificando sus estatutos de tal forma que, en este aspecto, se pulverizó la participación de la representación de estas clases en los principales organismos de dirección partidaria. Su participación fue relegada a “frentes de masas” sin mayor decisión en esta organización, peor aún, emergió una alergia a tales representaciones de bases populares que, por ejemplo, se modificó el término de campesinos por el de agropecuario… lo que correspondió a poblar este sector con medianos y grandes empresarios agrarios, desplazando a los representantes de las mayorías del campo… los campesinos. En el ámbito de los trabajadores asalariados, su cuota en la comisión política y directorio fue esfumada totalmente. Este proceso, habla de la metamorfosis que preparaba el camino hacia la oligarquización de dicho partido, con más claridad, desde los cambios de 1983; acercando su esquema cada vez más al de los partidos conservadores del “statu quo”, predominantes desde la aniquilación de la modalidad de organización caudillista liberal y el nacimiento de la modalidad clientelista en 1924-1925.

El hecho que anunció que este partido ya estaba en vías de su oligarquización total se ubica en el torneo electoral interno (primarias) y luego externo del 2009. Internamente, las fuerzas más claramente oligarquizadas y más rabiosamente neoliberales representadas por Juan Carlos Navarro, perdieron ante una alianza de “aspirantes a nuevos ricos” y conglomerados sociales de clases populares, representados en la figura de Balbina Herrera. En el ámbito general, al enfrentarse al ungido de la embajada norteamericana, las fuerzas oligarquizadas le dieron la espalda a la candidata Herrera. De acuerdo con estudio que hicimos, los corregimientos donde Navarro ganó las primarias para escoger al candidato del partido, en las generales se volcaron masivamente a votar con el candidato Martinelli (Pinnock, 2009). Muestra fehaciente de que el movimiento de las élites oligarquizadas no tiene un partido único bajo su control y ya ni el PRD, se escapaba de su hegemonía, lo que parece consumarse totalmente en la actual gestión gubernamental, donde ya no hay expresión popular alguna con la fuerza suficiente para disputarle la dirección de esta entidad política a sus controladores actuales donde aparecen en mancuerna los “nuevos aspirantes a ricos”, los aspirantes a ricos que ya son connotados empresarios medianos y las expresiones políticas de las élites oligárquicas, cuales de todos más dispuestos a entregarles el país entero a las depredadoras transnacionales mineras, oligopolios económicos y élites financieras mundiales, por un escuálido puñado de dólares.

Los escasos “Torrijistas” que aún quedan en dicho partido -esos que procuran la utopía de rehacer desde el PRD la lógica del Estado de bienestar y soberano que impulsó el general Torrijos- se revelan desarticulados, conceptual y organizativamente. Fragmentados por los agentes internos del neoliberalismo. Prácticamente, condenados a administrar clientelismo cada vez que asumen la función de gobierno.

Hoy por hoy, estas expresiones “torrijistas” están ante la disyuntiva de impulsar una estrategia electoral -poco promisoria- para acceder a puestos de elección del Estado y burocráticos, para desde allí “acumular” poder para su proyecto de “rescate” de la organización o, por lo contrario, fortalecer un movimiento que trascienda tiempos electorales y se distancie de esa estructura partidaria, en el entendido de que hay muchos más torrijistas fuera del PRD que dentro de este. Lo históricamente viable para evitar la desaparición total del “torrijismo” parece ser esta última estrategia.

Sociólogo y catedrático investigador, UP.
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