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- 09/01/2012 01:00
¿Y la traición a los mártires, qué?
E stados Unidos invocó la cláusula de intervención, firmada por Omar Efraín Torrijos Herrera, para invadir Panamá, en 1989. Después de la misma, se han sucedido los gobiernos de Endara, Pérez, Moscoso, Torrijos hijo, el actual, y a la fecha ningún gobierno ha planteado a Estados Unidos, la necesidad de abolir dicha cláusula. De este tema se han olvidado, pero a muchos no.
La Constitución panameña de 1904 en el artículo 136, autorizaba la intervención de Estados Unidos. Harmodio Arias lo abolió y los panameños mantuvieron esa lucha para poner fin al tratado de perpetuidad, en la cual se culpaba a Philippe Jean Bunau Varrila de ser un traidor. Se traiciona a la patria de uno, y él era Francés. Mal pudo traicionar a Panamá. Omar Torrijos y los negociadores eran panameños.
Y es esa lucha, que desembocó en los hechos del 9 de enero de 1964, que logró que Panamá sentara a Estados Unidos a iniciar conversaciones, ‘donde no se reanudarían las relaciones hasta que se solucionaran las causas de conflicto’, tal cual le dijo Chiari a Lyndon B. Jonson; después de atender su llamada, una vez que se rompieron las relaciones, cuando Chiari recibió la bandera rota y ensangrentada, entregada por los estudiantes. Y esas causas de conflicto era la Zona del Canal. Bajo el gobierno de Roberto Chiari, se iniciaron los nuevos tratados conocidos como tres en uno.
Estados Unidos buscaba la firma de una cláusula de intervención. Con Robles no se cristalizó por el rechazo de la misma por parte de la Asamblea Nacional y el rechazo del pueblo panameño. Con Arnulfo Arias, Estados Unidos no lo intentaría por su nacionalismo. Un telegrama de fecha 18 de octubre de 1968 remitido a la embajada de los Estados Unidos en Panamá, señala en parte que ‘not to challenge his ‘dignidad’’ (no desafiar su dignidad).
Leopoldo Aragón denunció un documento anterior al 11 de octubre de 1968, de la inteligencia norteamericana, que había registrado en su archivos, que en una democracia no podrían aprobar unos tratados que garantizaran sus intereses de intervención en Panamá, y según la cual los norteamericanos decían en ese documento que quien les garantizaría la firma de un tratado con ese derecho de intervención era su aliado Omar Torrijos, al cual apoyaron iniciándose la dictadura que les garantizó poner a Panamá bajo el paraguas del Pentágono, y del cual la noche del 7 de septiembre de 1977, Torrijos no dejo de mencionarlo en su discurso.
Y es ahí donde el Proceso Revolucionario aprovechó hábilmente para vender el tema del nacionalismo, sobre la sangre de los mártires de enero, que a la fecha, los seguidores de Omar Torrijos mantienen el estribillo, que ‘gracias al general, tenemos el canal’. La cláusula de intervención lesiona la dignidad del panameño. Son los mártires del 9 de enero, a los que le debemos la devolución de la Zona del Canal.
Se hace necesaria una nueva revisión a este tema, donde se plantee a Estados Unidos la eliminación de esa cláusula que es una espada de Damocles, que nos dejó a perpetuidad Omar Torrijos. Igualmente, un juicio histórico, donde se aclare quién es el traidor más grande que ha dado la República de Panamá, si Bunau Varrilla u Omar Torrijos.
Quizás ese sería el mejor homenaje a estos valientes panameños que se enfrentaron a la metralla del ‘buen vecino’, como dice la canción, para que las futuras generaciones, no se pregunten ¿Y la traición a los mártires que?
CPA Y EXINVESTIGADOR DE LA COMISIÓN DE LA VERDAD