• 25/05/2009 02:00

De transición y funcionarios

¿Por qué llama tanto la atención la personalidad de Barack Obama? Tan sorprendente es la figura que obedece, creo, a su estilo y carisma...

¿Por qué llama tanto la atención la personalidad de Barack Obama? Tan sorprendente es la figura que obedece, creo, a su estilo y carisma, que a sus títulos brillantes de Harvard. Que lo aplaudan a rabiar en Alemania, tan segregacionista, es una revolución. ¿Los factores de su “look”? Negro, brillante, carismático, educado, respetuoso, sencillo, de dialéctica suave, no agresivo, etc. Me viene esto a la mente al observar las reacciones mediáticas criollas ante el actual panorama político.

Los medios se constituyen hoy, como en otras partes, en el primer poder del Estado. Pero no hacen docencia ni tienen decencia, pobres, mediocres, groseros, en un país de expresiones sociales vulgares en promedio, teniendo tan buena gente, la mayoría; no hay estímulos culturales. Los medios no son de la mayoría, lamentablemente, para serlo tendrían que abrirse a servir a todos. Tienen dueños accionarios, docenas de periodistas y quien los compra o domina accionariamente impondrá una línea, punto. Su orientación dependerá de su cultura académica y política. Los periodistas tienen que pasar por “una mesa” para publicar lo suyo, pero esa mesa tiene quien la dirige. Si el “dueño accionario” es culto políticamente dejará que predomine un sentido democrático y pluralista como la mejor arma de crecimiento. Eso pasa raramente. Vemos un medio local, crecido en oposición (buen negocio) reconocido y rico en facturación. Es enemigo irremediable de un amplísimo sector político, no hay que decir el nombre. Pedirle neutralidad informativa es pérdida de tiempo.

La manera de entenderse del gobierno saliente y el por entrar no se había visto en nuestra historia (¿me desmiente alguien con argumentos?). En política somos caníbales, todos, nos devoramos mutuamente. Los dos presidentes, el actual y el electo, pese a sus discrepancias, están dando una lección de civismo inigualable. Pero, ¿cómo lo expresan los medios?; con profundas críticas, ácidas. A alguien del mundo de la comunicación lo hacen ministro, sin violación de la Ley. ¿Cómo lo toman sus colegas? Con una saña voraz increpándole como pecado mortal no tener título universitario. Si bien habría sido excelente que tuviera preparación universitaria y más, su falta no incapacita la voluntad y comprobación de querer trabajar; para lo demás estarán los asesores. De lo contrario habría que cambiar la norma constitucional, que para la Presidencia sólo exige requisitos mínimos, edad, no tener historial penal contra el Estado, etc.

Recordemos, quien mandó todo, Mireya Moscoso, no fue tan vorazmente criticada como Ferrufino, por su propio gremio. Ni lo conozco de vista y, como estoy fuera, nunca vi sus programas. No digo que hay que aplaudir el no estudiar, pero tampoco condenar por la falta de esa oportunidad. En todo caso, debemos reformular las leyes electorales. Y definirlas bien. “Para ser presidente, ministro, diputado, tendrá que tenerse título universitario válido. No suena mal, pero no hay la norma. Habría que implantar en las escuelas y universidades nuevos cursos: “Cultura Política”. En ese pensum curricular cabrían materias como: ¿Qué es política? ¿Qué es gobernar? ¿Qué es un comunicador social? ¿Qué hace capaz o incapaz a un funcionario del Estado? ¿Qué espera la gente de un gobernante, un ministro, un gobernador, un alcalde, un representante? Tal vez nos sorprendamos mucho de las respuestas.

-El autor es embajador de Panamá en Perú.homiliadiaz@gmail.com

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