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- 27/08/2024 00:00
Una familia disfuncional llamada política
La política funciona como una familia con varios problemas domésticos y recurrentes. Digamos que el Órgano Ejecutivo viene a ser el papá. De corte clásico autoritario y regañón, a quién nadie obedece. Él sabe que tiene sus fallas y debilidades, pero hace ver que “manda en la casa”. Proyecta la imagen de ser el ente rector y protector, quien dirige ... Sin embargo, su moral tibia le merma autoridad considerablemente. Aunque se encargue de conseguir dinero para el hogar, no pocas veces lo malbarata con vicios, amigotes (círculo cero) y querida (poder económico).
La esposa de esta familia disfuncional que llamamos “política”, la encarna la Asamblea Legislativa. Ella es quien dicta las pautas, porque está más en contacto con los hijos (el pueblo). Esta dama reconoce, de boca, la autoridad del marido, pero la adversa y socava a cada rato. Aunque grita menos fuerte, por alguna razón su voz se oye más. También trabaja y provee. Pero, igual que el esposo, eventualmente malbarata el dinero de la casa. Unas veces con ella misma (excesos) sus amigas (círculo cero) y otras con su amante (el poder económico). De cualquier forma, y aunque su bonita familia sea solo de fachada (democracia fallida), hará ver que todo anda bien en casa.
El hijo mayor de esta relación, lo constituyen ciertos ciudadanos con algo de poder (económico, político, mediático, social, gremial etc.). Recibe más dinero, atención y reconocimientos de los padres, por ser mayor, y porque eventualmente les conoce sus “movidas”. Los manipula a discreción, y viceversa.
Los otros hermanos, el del medio (clase media) y el más pequeño (que suele ser el más grande paradójicamente, la clase popular) viven entre la desatención y regaños de sus padres. Ignorados casi completamente, por el favoritismo que le dan al hermano mayor. Sobreviven del poco apoyo de los padres (clientelismo). Y, algunas veces, utilizando al hermano mayor para llamar la atención como sea (noticias, movimientos gremiales, cierres de calle etc.) Sobra decir, que son los dos hermanos que más unidos deberían estar, pero que, en la práctica se repelen visceralmente.
La suegra, mamá de la esposa, es el órgano judicial. Por la edad y experiencia de vida, deberíamos esperar que fuera imparcial y ecuánime. Digamos, un punto de sabiduría y compensación sistémica. Sin embargo, muchas veces favorece a su hija. Es mala abuela, porque le interesan muy poco sus nietos (el pueblo en general). Para omitirse o postergarse en cualquier conflicto, siempre se escuda en “no desafiar la autoridad parental” (institucionalidad). A veces funge como alcahueta de su hija y el amante. De hecho, se especula que entre los tres omiten al esposo y manejan el hogar entre ellos. Las veces que el marido ha tratado de dirigir de facto, sin la manipulación de ese triunvirato, le acusan de violencia doméstica (dictadores)
Finalmente, la amante del esposo y el amante de la esposa, según juegue el papel que le convenga ..., representan al poder económico. Esa fuerza prohibida que seduce, corrompe y compromete.
Así pues, queda formalmente constituida, la política criolla como otra de tantas familias disfuncionales. E igual a ellas, sin importar que cada cierto tiempo se renueven votos matrimoniales (elecciones) siempre habrá lo mismo: Alianzas, coaliciones, muchas mentiras, manipulación, coacciones por doquier, lucha de poder, tráfico de influencias, traiciones, divisiones, explotación reiterada, y sobre todo, muy poco amor (solidaridad) entre sus integrantes.