• 25/03/2021 00:00

Urgente: políticas de Estado en materia educativa… ya

“Vetar esta Ley (508), por presión de los empresarios utilitarios de este negocio, sería ponerse del lado de los que usufructúan de este servicio […]”

La valiosa generación de los años 40 del pasado siglo 20, que ayudaron estructuralmente a consolidar el Estado-Nación, que había nacido traumatizado en 1903, cuando la nefasta oligarquía colombo-panameña entregó al imperialismo norteamericano nuestra valiosa posición geográfica y que de manera prepotente Teodoro Roosevelt pronunció el 18 de noviembre de 1903 cuando se firmó en la capital norteamericana el oprobioso Tratado Hay-Bunau Varilla, que, según el ilustre dolegueño Domingo H. Turner, ningún panameño firmó.

A partir de ese momento, la antipatria, no solo colaboró con sus amos, los rubios blancos, sino que avaló en todo momento y aplaudió frenéticamente las diversas intervenciones en nuestro país por parte de EE. UU. Ignoró por completo los ideales de patriotas como Mariano y Justo Arosemena, Urracá, Victoriano Lorenzo, Prestán, Felipillo, Mateo Iturralde y otra pléyade de istmeños que jamás se doblegaron a los macabros intereses del Tío Sam.

En el ámbito educativo sobresalen: Manuel J. Hurtado, Domingo F. Sarmiento y los reformistas de Córdoba (Argentina), dirigidos por la benemérita orden jesuitas, quienes abanderaron una educación liberadora, democrática científica y sobre todo como sustento de un auténtico proceso de liberación nacional en las jóvenes repúblicas de América Latina. Recordamos, con emoción, que los primeros colegios de la República de Panamá fueron públicos, cómo no recordar el Glorioso Nido de Águilas, donde, de acuerdo con su glorioso himno, se formaron las cariátides de bronce de nuestra gloriosa nación. Además, fueron los normalistas, olivaristas, artesanos, nodoistas, profesionales como Isabel Herrera, Pedro Pablo Sánchez, Moisés Castillo, Instituto Urracá, etcétera, los grandes colegios de la República, donde se formaron los jóvenes panameños que ayudaron a reconstruir y resanar la República impulsada por Belisario Porras, Harmodio Arias M., Omar Torrijos H., y paremos de contar.

Hoy, tenemos en el Palacio de las Garzas, en su mayoría, caricaturas de estadistas que con sus actitudes genuflexas continúan doblegándose ante el poder transnacional y grupos económicos que históricamente toman las decisiones estructurales, que priman actualmente en el controversial Estado-Nación en crisis ascendente.

A finales de marzo, en plena etapa del declive de la tragedia sanitaria que afecta sustancialmente al mundo terrenal, la ocasión es propicia para hacer un llamado patriótico al ciudadano presidente de la República, Nito Cortizo, para que tome una decisión responsable y justiciera a la hora de tomar la responsabilidad ejecutiva de demostrar con hechos que en verdad la educación, en todos los niveles, es la estrella de su Gobierno en funciones, sancionando la Ley 508 que fue aprobada unánimemente por los 71 diputados de la República, que regulan y ponen el orden a las empresas mercantiles que ofrecen la educación privada en nuestro país. Especialmente en estos momentos, cuando la pandemia mantiene a miles de estudiantes y padres de familia llevando a cabo las llamadas clases virtuales y no presenciales, como tradicionalmente estamos acostumbrados.

Vetar esta Ley, por presión de los empresarios utilitarios de este negocio, sería ponerse del lado de los que usufructúan de este servicio que, en los países desarrollados del mundo, es público, democrático, científico, de excelencia académica, formando parte de un desarrollo sostenible de los países del llamado primer mundo.

Señor presidente, no deje que la opacidad y oscuridad opaquen su lema de promoción electoral, la educación es la estrella de su controversial Gobierno. Estaremos pendientes y vigilantes de su accionar en este importante tema, para la salud cívica, social, económica de nuestro querido Panamá.

Educador por siempre.
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