• 15/08/2021 00:00

Una vida dedicada a una empresa (2)

“En lo personal, me sentí muy contento por haber recibido una invitación de los empleados de la empresa para ir a su fiesta de un Primero de Mayo”

Aprendí mucho de las acciones que llevaron a cabo mis distinguidos predecesores. Eso constituyó para mí un valioso acopio de informaciones, que significaron una gran experiencia y facilitó mi labor.

Instalé, en la sala especial de la Cervecería Nacional, una “línea rápida” para envasar sus productos en muy poco tiempo. Esa línea permitiría que la CN sacara al mercado la cerveza Atlas en su nuevo envase de LATA, la primera en el mercado nacional. La publicidad la hizo el cantautor Rubén Blades.

Me dediqué entonces a hacer realidad mis inquietudes de responsabilidad social, que formaban parte de mi personalidad:

La creación de la “trabajadora social”.

El “banco de sangre”.

La modernización del restaurante y comedor para los empleados.

La clínica médico-dental, entre otras cosas.

La “trabajadora social”, que tenía como funciones iniciales el determinar el estatus familiar de los empleados, muy especialmente, determinar la edad de los hijos que ellos tenían. Anualmente, la Cervecería Nacional llevaba a cabo una fiesta navideña para sus niños, para darles a cada uno de ellos unos juguetes y esto facilitaba que el regalo se adecuara a sus edades.

El “banco de sangre” facilitaba ayuda a sus empleados y a sus familias y en ocasiones a algunas personas ajenas a la Cervecería Nacional, que acudían en busca de un tipo de sangre que con urgencia necesitaban para salvarle la vida a quien la requería.

Con la idea de apoyar la educación llevamos a cabo una gran campaña de uno de nuestros productos “Malta Vigor”, que logró ser muy ilustrativa y que facilitaba a los niños el conocer mejor a Panamá; este álbum, con la colección de sus figuras, se llamó “Esta es mi Patria”, que fue un total éxito y logramos nuestro objetivo.

Llegamos a un acuerdo con la Caja de Seguro Social para la creación en la CN de una clínica médico-dental que les prestara sus servicios a nuestros trabajadores y a sus familias, y a todos los que laboraban en otras empresas que estaban cercanas a la Cervecería Nacional.

Con la colaboración de la trabajadora social y el sindicato de empleados, llevamos a cabo un estudio integral del estatus familiar de los empleados, se les facilitó, a quienes querían hacerlo, un matrimonio, que se llevó a cabo en el “Salón de Los Platillos”. Cerca de doscientos se casaron en el acto religioso; creo que es el único en su época.

El gerente al cual reemplacé decidió actuar personalmente, cuando el sindicato le presentaba su pliego de peticiones para su convención colectiva. Esto, siento que fue un error de su parte, pues, al producirse un “tranque”, no había a quien acudir en busca de una solución. Esta actitud creó una gran disputa del alto ejecutivo de la empresa con el sindicato; y, desembocó, por supuesto, en una huelga. Aprendí la lección.

Pocos días después de asumir el puesto de gerente general, llamé a la dirigencia del sindicato y le manifesté que “yo, con mucho gusto, recibiría sus solicitudes, pero no actuaría en la negociación directamente, sino que nombraría una comisión especial para atender todos los detalles. Si se presentaran diferencias, entonces, yo participaría para buscarle una solución al problema”. Fue una decisión efectiva de mi parte. Tuve éxito con mi política; pude llevar a cabo cinco convenciones colectivas de trabajo, con algunos problemas lógicos, pero pudimos llevarlas a cabo en forma exitosa. En lo personal, me sentí muy contento por haber recibido una invitación de los empleados de la empresa para ir a su fiesta de un Primero de Mayo. Asistí a la misma y les agradecí el amable gesto que tuvieron conmigo.

En otros artículos detallaré el papel de la CN en la política criolla. Siempre ha sido el interés de la empresa ser parte del sentimiento del panameño. En una ocasión, Edmundo Vargas, prestigioso periodista y relacionista público, dijo de la Cervecería Nacional, con gran elocuencia, que ella representaba el “alma del panameño”. La empresa trató siempre de merecer este justo calificativo.

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