El Festival de Debutantes se realizó el 5 de julio en el Club Unión de Panamá. Es organizado por las Damas Guadalupanas y se realiza cada año para recaudar...
- 28/11/2022 00:00
'La vida es mar donde el deber faro es...' (*)
Con motivo de las efemérides Patrias de este año y aprovechando el asueto decidí, sumergirme en las páginas de la historia de nuestro país, así como en los cimientos de la conformación de un grupo de estudiantes del Colegio De La Salle, que al son de pasos marciales se hacen llamar Batallón Santa Juana de Arco (BSJA).
El motivo principal de este escrito surge de la curiosidad histórica por conocer del porqué algunos planteles educativos y particularmente el BSJA, portan armas de guerra usadas en otras épocas, engalanan las rutas del desfile con ataviados uniformes de corte militar y despliegan “manuales” al estilo castrense durante los eventos patrios.
Repasé leyes de la República de Panamá, así como libros de autores que conscientes en dejar por escrito el legado patrio a las futuras generaciones han narrado las hazañas de algunos de nuestros héroes. Asimismo, no puedo dejar de mencionar que consulté con egresados del plantel, el origen de este grupo, tradición y deferencias otorgadas. Con gran satisfacción puedo decir que no hubo uno solo de ellos que al mencionarle mi intención no me brindará su aporte; irradiando alegría y enérgica emoción al abordar el tema del Batallón. Por otra parte, debo hacer énfasis al importante papel que juegan los historiadores, pues sin su talento investigativo y avidez ilustrativa podríamos quedar huérfanos de valiosos datos de nuestra memoria patria.
Con la investigación, me remonté, aproximadamente cien años atrás, a la “absurda” Guerra de Coto. Esta tuvo lugar en un pueblo chiricano cercano al área de Alanje, que fue objeto de disputa entre el hermano pueblo de Costa Rica y Panamá, pues luego de la independencia de España, no quedaron bien definidos algunos límites geográficos. Dos naciones que siempre se han visto como hermanas disputaron un área de tierra que dio origen a un conflicto bélico produciendo sensibles bajas.
Entre los antecedentes de esta acción militar indagué que Panamá, participaría para salvaguardar su territorio, pero no contaba con una policía armada y las autoridades de turno convocaron la conformación de un ejército de voluntarios que coadyuvara a defender los intereses nacionales en el área de Coto. Ese ejército de voluntarios fue conformado, entre otros, por un grupo de jóvenes estudiantes del Colegio De La Salle, que se preparó para participar en la guerra, pero a la postre, no tuvieron que ir al campo de batalla por diversas circunstancias en el campo diplomático.
Ese grupo de jóvenes fue bautizado como Compañía Juana de Arco, en honor a una joven francesa que a los diecinueve años ayudó a su pueblo para liberarlo de la ocupación inglesa en la guerra de los Cien Años.
Posteriormente, el Batallón se mantuvo como cuerpo de reserva durante la Segunda Guerra Mundial y se denominó Compañía C del Primer Batallón del Istmo, junto con otros planteles educativos. De allí que se les reconoce el honor de usar rangos militares durante los desfiles patrios y el uso de armas de orden militar.
Nuestros hijos rememoran año tras año la valentía y nobleza de ese grupo de jóvenes voluntarios deseosos de luchar por nuestro país, así como lo hizo una vez Juana De Arco, en Francia.
Nuestros jóvenes no tienen que ir a la guerra y tampoco defender un espacio de terreno con otra nación, pero sí libran sus propias batallas. Ellos se enfrentan a las vicisitudes y presiones de este mar llamado vida, pero gozan de un espíritu luchador que gracias a la buena educación de sus padres y maestros les guían en su travesía como verdaderos faros.
Sus ideales son su estandarte, su ímpetu sus armas y sus logros las batallas ganadas. A ellos les toca encarar los retos y exigencias actuales, que no dejan de tener un gran peso y valor, pero que con la colaboración de todos aquellos que participamos en su formación forjamos jóvenes que mañana serán adultos íntegros y con solidez humana.
El BSJA tiene escolta, compañía de rifles, compañía de sables, batuteras y guaripolas, quienes marchan con vocación mística al compás de la banda de guerra. Su amor por “estas herramientas” enmarcan el compromiso, disciplina y respeto por honrar su Patria, su colegio, su familia y sus sueños.
Su preparación es ardua, durante cada sábado del año previo a noviembre, son convocados a practicar bajo lluvia y sol para deleitarnos con sus saludos, pasos marciales y tonadas en el mes de noviembre. Lo hacen con verdadero entusiasmo y pasión bajo la supervisión de consagrados instructores, todos egresados del prestigioso plantel De La Salle, comparten con ellos sus ideales y principios manifestándose entre ellos una gran camaradería y complicidad que yo llamó “sentido de tribu”, formando un gran equipo.
Juntos enaltecen los sustantivos valentía y nobleza, pues navegan en este mar con aptitudes que denotan determinación para enfrentarse a situaciones difíciles con ahínco y buena fe.
Desfilan con orgullo por las calles de nuestro país, tanto en la ciudad como en el interior, vistiendo regios atuendos que recuerdan la instrucción y hazaña de jóvenes valientes en 1921. Las calles se hacen cortas y el cansancio imperceptible por el orgullo de lucir su estandarte. Como fiel espectadora de este panorama y testigo de ese sentimiento, que eriza la piel, cantan con pasión Marcha La Salle, luego de concluir cualquier presentación.
La historia de este prestigioso grupo es parte de la historia Patria y es nuestro deber que todo panameño conozca nuestros héroes, por lo que es preciso promover la conservación y custodia de documentos que narren lo que somos, de dónde venimos para saber a dónde vamos como nación.
Felicidades a los que hacen posible que estos jóvenes se distingan durante la Fiesta de Panamá.
(*)Extracto Marcha La Salle.